Movimiento de los Focolares

Comentario de Chiara Lubich de la Palabra de vida del mes de febrero 2005

Feb 1, 2005

«Adorarás al Señor, tu Dios, y a él solo rendirás culto» (Mt 4, 10)

En Cuaresma, la Iglesia nos recuerda que nuestra vida es un camino hacia la Pascua, en la que Jesús, con su muerte y resurrección, nos introduce en la vida verdadera, el encuentro con Dios. Un camino no exento de dificultades y de pruebas, comparable a una travesía por el desierto.
Fue precisamente en el desierto, cuando estaba marchando hacia la tierra prometida, que el pueblo de Israel abandonó por un momento a su Dios y adoró a un becerro de oro.
Jesús también recorre el mismo camino por el desierto y es tentado por Satanás para que adore el éxito y el poder. Pero él corta de raíz con cualquier lisonja del mal y se dirige con decisión al único bien:

«Adorarás al Señor, tu Dios, y a él solo rendirás culto»

Al igual que al pueblo judío y a Jesús, a nosotros tampoco nos faltan tentaciones cotidianas que pretenden desviarnos hacia recorridos más fáciles. Nos invitan a buscar nuestra felicidad y a depositar seguridad en la eficiencia, en la belleza, en la diversión, en la posesión, en el poder…, todas realidades que, de por sí, serían positivas, pero que pueden ser absolutizadas y que a menudo son propuestas por la sociedad como auténticos ídolos.
Pero cuando no se reconoce y no se adora a Dios, es inevitable que comiencen a insinuarse otros “dioses”, y es así como aparece el culto a la astrología, la magia…
Jesús nos recuerda que la plenitud de nuestro ser no consiste en la búsqueda de estas cosas que pasan, sino en ponernos delante de Dios, del cual proviene todo, y en reconocerlo como lo que él es verdaderamente: el creador, el señor de la historia, nuestro todo: ¡Dios!
Si allá en el Cielo, hacia donde nos encaminamos, lo alabaremos incesantemente, ¿por qué no anticiparnos, y alabarlo ya desde ahora? Qué sed sentimos a veces, nosotros también, de adorar, de alabarlo en el fondo de nuestro corazón, vivo en el silencio de los tabernáculos y en la festiva asamblea de la Eucaristía.

«Adorarás al Señor, tu Dios, y a él solo rendirás culto»

Pero, ¿qué significa “adorar” a Dios?
Es una actitud que sólo se puede tener con él. Adorar significa decirle a Dios: “Tú eres todo”, es decir: “Eres el que es”, y yo tengo el privilegio inmenso de la vida para reconocerlo.
Adorar significa también agregar: “Yo soy nada”. Y no decirlo sólo de la boca para afuera. Para adorar a Dios tenemos que anularnos a nosotros mismos y hacer que él triunfe en nosotros y en el mundo. Esto implica una atención constante puesta en derribar esos ídolos falsos que sentimos la tentación de construirnos en la vida.
Pero el camino más seguro para alcanzar la proclamación existencial de la “nada” de nosotros y del “todo” de Dios, es completamente positiva. Para anular nuestro modo de pensar, basta con pensar en Dios y tener sus pensamientos, que nos han sido revelados en el Evangelio. Para anular nuestra voluntad basta con cumplir su voluntad del momento presente. Para anular nuestros afectos desordenados, basta con tener en el corazón el amor a Dios y amar a nuestros prójimos compartiendo sus preocupaciones, sus penas, sus problemas y sus alegrías.
Si somos “amor” siempre, sin darnos cuenta seremos “nada” para nosotros mismos. Por eso, para vivir nuestra “nada”, afirmemos con la vida la superioridad de Dios, su ser todo, abriéndonos a la verdadera adoración.

«Adorarás al Señor, tu Dios, y a él solo rendirás culto»

Cuando, hace ya muchos años, descubrimos que adorar a Dios significaba proclamar el “todo” de él y la “nada” de nosotros, compusimos una canción que decía: “Si en el cielo se apagan las estrellas/ si cada día muere/ si en el mar la ola se anula y no retorna/ es por tu gloria. / Porque a tí la creación te canta: / Todos eres./ Y cada día se dice a sí mismo: / Nada soy”.
La consecuencia de nuestro anularnos por amor era que nuestra “nada” se colmaba del “todo”, Dios, que entraba en nuestro corazón.

Chiara Lubich

___

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Suscríbete a la Newsletter

Pensamiento del día

Artículos relacionados

En la misma barca: un viaje hacia la paz

En la misma barca: un viaje hacia la paz

8 meses de navegación, 30 puertos y 200 jóvenes. Tras zarpar en marzo de 2025 de Barcelona (España), el buque-escuela por la paz “Bel Espoir” prosigue su viaje que terminará en octubre, uniendo las cinco orillas del Mediterráneo. A bordo, se alternarán ocho grupos de veinticinco jóvenes de distintas nacionalidades, culturas y religiones que, animados por el deseo común de construir un mundo mejor, convivirán conociéndose, entre debates y experiencias personales, abordando nuevos temas en cada escala. Entre ellos también una veintena de chicos y chicas, entre jóvenes embajadores de Paz de Living Peace y jóvenes del Movimiento de los Focolares. Berhta (Líbano), implicada en el proyecto MediterraNEW, que trabaja por la educación de los jóvenes del Mediterráneo, principalmente inmigrantes, nos cuenta su experiencia.

Argentina: compromiso con el diálogo intercultural con los pueblos originarios

Argentina: compromiso con el diálogo intercultural con los pueblos originarios

Agustín y Patricia y sus dos hijos son una familia argentina. Tras un curso en Sophia ALC, la sede latinoamericana del Instituto Universitario con sede en la ciudadela internacional de Loppiano (Italia), fueron en busca de sus raíces entre los pueblos originarios y nació un fuerte compromiso por el diálogo intercultural.