Movimiento de los Focolares

Como discípulos – misioneros

Ene 13, 2024

Dal 26 al 30 dicembre 2023, presso il Centro Mariapoli Internazionale di Castel Gandolfo (Roma) si è svolto il congresso “Dare radici di gioia. La chiamata ad essere discepoli-missionari e la spiritualità di comunione”. Un momento di incontro tra seminaristi, diaconi e giovani sacerdoti che ha messo al centro meditazione, riflessione e condivisione con la partecipazione internazionale di alcuni gruppi collegati via internet da Congo, Argentina e Romania. Ce ne parla Antonio Carozza, seminarista di Sulmona (Italia).

Del 26 al 30 de diciembre de 2023 tuvo lugar en el Centro Mariápolis internacional de Castel Gandolfo (Roma) el congreso “Dar raíces de alegría. La llamada a ser discípulos misioneros y la espiritualidad de comunión”. Un momento de encuentro entre seminaristas, diáconos y jóvenes sacerdotes que se centró en la meditación, la reflexión y el compartir con la participación internacional de algunos grupos conectados vía internet desde Congo, Argentina y Rumania. Nos lo cuenta Antonio Carozza, seminarista de Sulmona (Italia). ¿Cómo podemos convertirnos en raíces de alegría? Esta es la pregunta que el papa Francisco nos hizo en vísperas de la JMJ en Portugal y que también nos interrogó en el encuentro de seminaristas, diáconos y jóvenes sacerdotes que se celebró en Castel Gandolfo (Roma) del 26 al 30 de diciembre de 2023, con la intención de profundizar en la contribución de la espiritualidad de comunión del Movimiento de los Focolares a la sinodalidad y al carácter misionero de la Iglesia. Me encuentro viviendo este acontecimiento navideño por tercer año consecutivo y por tercera vez me dejo sorprender por la belleza de estar juntos; viniendo de lugares lejanos nos encontramos, conocidos y reconocidos, encontrados. Siempre es una experiencia apasionante reconfirmar la belleza de nuestra espiritualidad centrada en la unidad y en la fraternidad entre todos, para que no sea sólo un lema sino una experiencia de vida vivida y encarnada. Un momento vivido con particular emoción fue el encuentro con Margaret Karram, presidente del Movimiento de los Focolares, que quiso escuchar nuestras reacciones sobre el tema que ella propuso este año: “Llamados y enviados”; nos sentimos acogidos y escuchados en nuestras diferentes experiencias. En particular, Margaret compartió su profunda emoción ante la explosión de violencia en Tierra Santa. Su invitación fue fuerte a dar testimonio del amor de Dios haciéndonos cercanos a través de palabras verdaderas que surgen de una profunda vida interior y de la autenticidad de una vida vivida porque sólo puede amar quien ha experimentado el amor, sólo quien ha experimentado el fracaso y el perdón puede convertirse en un testimonio creíble. ​El mismo amor y la misma pasión surgieron de las palabras de Jesús Morán, copresidente del Movimiento de los Focolares. Hemos comprendido que no se puede ser padres si primero no se aprende a ser hijos; la Navidad nos recuerda exactamente esto: toda nuestra vida está llamada a ser Navidad. De hecho, Jesús nos recordó que, en el compromiso pastoral, al que todos estamos llamados de diferentes maneras, debemos dar a luz a Jesús y para ello debemos ante todo llegar a ser como María. La pastoral sólo puede ser mariana. Otro momento fuerte ha sido la intervención de monseñor Brendan Leahy, obispo de Limerick en Irlanda, quien nos refirió su experiencia de participación en el Sínodo, haciéndonos comprender cómo el Sínodo significa ante todo conversión. De hecho, el Sínodo nos invita a seguir un proceso de conversión hecho de escucha mutua y de escucha renovada del Evangelio y del magisterio de la Iglesia. Un momento particular de gracia fue la participación en la Audiencia General del Papa Francisco, quien nos instó a ser guardianes de nuestros corazones. Hemos escuchado resonar las palabras de Chiara Lubich: “si el corazón se centra sólo en Dios, todo lo demás desaparece”. Con nueva conciencia y con el corazón lleno de alegría regresamos a nuestras parroquias y a nuestros seminarios donde, como discípulos-misioneros, estamos llamados a ser cada día raíces de alegría para los demás con el espíritu que Chiara misma nos dejó: “crear la unidad a nuestro alrededor, en el ambiente donde nos encontramos” para ser uno, para ser todos Jesús, porque su amor nos permite entrar profundamente en el corazón de los demás.

Antonio Carozza

 

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