Será una ocasión única para manifestar una vez más la gratitud del Movimiento de los Focolares y rezar con el Papa por el futuro de la Iglesia, junto a miles de personas que acudirán a San Pedro.
“Santidad, el Movimiento de los Focolares se estrecha a su alrededor en un conmovido gran agradecimiento por todo el amor paterno con el que siempre se ha sentido acompañado y sostenido”.
En el gran abrazo planetario que rodea estos últimos días del pontificado del papa Benedicto XVI, también los Focolares han querido “estar” para expresarle al Santo Padre su cercanía y oraciones. En un mensaje escrito inmediatamente después del anuncia difundido el 11 de febrero por la oficina de prensa vaticana, María Voce a nombre de todos los focolarinos del mundo escribió al Papa: “Queremos que nos sienta a su lado, en profunda y continua oración por la nueva fase que ahora se abre en Su vida y en la vida de la Iglesia, con fe segura en el amor de Dios a la que estamos especialmente llamados este año. ¡Lo queremos y lo seguiremos queriendo siempre!”
El anuncio de la dimisión del Papa tomo al mundo de sorpresa. Fueron inmediatas las declaraciones de apoyo y de estima por ese gesto de “coraje y humildad”, como ha sido definido en varias partes. Han tomado la palabra: políticos, diversos responsables de Iglesias cristianas, líderes de las religiones, gente común. Son el signo, por una parte, de un gesto único en la historia y por otra, denotan el afecto y la consideración de las que goza este Papa en el mundo, a todo nivel.
“La primera reacción – confiesa la Presidente del Movimiento de los Focolares- fue casi de turbación y ciertamente de dolor por esa ‘disminución del vigor tanto del cuerpo como del ánimo’ tan sencilla y humildemente confesadas por el Papa, tanto que nos pareció más grande precisamente en esa debilidad”. Y ha sido este sentimiento el que ha empujado a los focolarinos a enviarle un “mensaje de agradecimiento”. Pero también a leer en esta circunstancia “un llamado de Dios a una nueva y mayor medida de unidad”. María Voce explica: “En este momento más que nunca debemos dar testimonio de nuestro carisma, estrechándonos en un renovado pacto planetario, de punta a punta de la tierra, para poner a disposición de toda la Iglesia el tesoro de la presencia del Resucitado en medio nuestro”.
El sitio de Città Nuova dedicó un especial a la dimisión del Papa que ha recibido en estos días muchas reacciones por parte de los lectores, incluso no italianos. “Muchos hacen análisis, apreciaciones críticas, intelectuales, más o menos benévolas: yo quiero expresar todo mi afecto por Benedicto XVI”. “Después de la sorpresa y un momento de desconcierto… he visto en su decisión una confirmación de la ‘grandeza’ de su figura”. Y todavía: “Me impresionó que el Papa en estos meses supo custodiar su decisión, lo imagino en un ‘tú a tú’ continuo con Dios. Siento que esta nueva circunstancia me cuestiona personalmente y tiene mucho que enseñarme”.
Y a propósito de este ‘tú a tú’ también el teólogo Piero Coda, rector del Instituto universitario Sophia, escribe: “Benedicto XVI, desde el inicio de su ministerio, nos ha sorprendido por la sencillez y radicalidad con la que ha hablado de su relación con Jesús, y de la relación que en Jesús estamos llamados a vivir entre nosotros, en los términos más bellos e intensos de nuestra experiencia: la amistad. El gesto inesperado con el que hoy ha anunciado su renuncia al Ministerio de Obispo de Roma y sucesor del apóstol Pedro, es el signo más alto de esta amistad que nos ha regalado. Un gesto alto, que pone un sello extraordinario a su pontificado, pero que se abre a una nueva estación en la forma de entender y administrar el ministerio del papado”.
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