
El Dr. Giovanni Caso (a la derecha) recibe el reconocimiento
Comunión y Derecho, es decir identificar aspectos de la espiritualidad de la unidad que surgen del carisma de Chiara Lubich que tienen relación con el mundo de la jurisprudencia de modo que surjan pistas de reflexión y nuevos paradigmas. El Dr. Caso es presidente adjunto honorario de la Corte de Casación italiana. Actualmente trabaja en este ámbito del Movimiento de los Focolares y acaba de concluir un viaje por Guatemala Guatemala y Colombia que le permitió profundizar el conocimiento de estos países. En esta ocasión se le otorgó también un condecoración – conferido por parte del Parlamento Colombiano al Movimiento de los Focolares.
Le pedimos que compartiera sus reflexiones.
¿Qué aporte puede dar la experiencia de Comunión y Derecho a sociedades portadoras de problemáticas tan graves en el plano de la legalidad?
«La tarea de Comunión y Derecho en relación con la realidad social, económica y política de esos países se desarrolla en una doble dirección: en el sentido de cómo trabajar para la transformación de dicha realidad, y el respeto por la cultura dominante y la relación recíproca entre dicha cultura con el orden económico, político y jurídico de la sociedad.
El primero de los aspectos antes mencionados fue evidente en Guatemala: aquí querían saber nuestras ideas sobre cómo trabajar en la creación de un Estado de derecho a través del cual transformar la realidad social absolutamente injusta y que no ofrece ninguna garantía de tutela de los ciudadanos y de la comunidad.
El segundo aspecto se puso manifestó en Colombia, donde es evidente la estrecha relación que se ha instaurado entre la cultura individualista y la organización económica, política y jurídica, en el sentido que la cultura individualista sirve para consolidar una estructura económica basada en el beneficio propio y viceversa, la misma estructura económica fomenta la susodicha cultura individualista. De consecuencia se produce una gran división y desigualdad social, la conformación de una clase de ricos y la exclusión de gran parte de la población de cargos directivos a nivel económico, político y cultural».
Ante un panorama tan difícil y áspero ¿se pueden identificar señales positivas y posibilidades de cambio?
«La impresión más fuerte la tuve confrontando la situación social y cultural de esos países de América Latina y la situación existente en Italia y en general en Europa. Allí es muy fuerte la “cultura de la vida”. Aun en situaciones sociales dificilísimas por la gran desigualdad social, que genera pobreza y la exclusión de gran parte de la población, la gente está animada por las ganas y la alegría de vivir, debidas a la presencia de muchos niños y jóvenes –(por lo general los padres, aunque sean pobres, atienden con gran amor a sus hijos). Aquí en Europa parece que impera una “cultura de la muerte”: pocos hijos, escasa juventud, sociedad envejecida, muchas personas solas, repliegue sobre sí mismos, depresión y falta de impulso vital. Todo esto es evidente para quien visita esos países y después vuelve aquí ».
0 comentarios