«Un atentado no sólo a los cristianos sino al pueblo, a la religión», así perciben los miembros del Movimiento de los Focolares de Egipto las matanzas que tuvieron lugar el Domingo de Ramos. Las comunidades de los Focolares subrayan la solidaridad inmediata demostrada por parte de muchos musulmanes que se ofrecieron a donar sangre en los hospitales. «El pueblo egipcio tiene una profunda religiosidad, por eso tanto los musulmanes como los cristianos se sintieron llamados a reforzar su fe después de los atentados», dijo un miembro del Movimiento. Dos iglesias cristianas coptas fueron el blanco elegido por los terroristas: una en la ciudad de Tanta, en el Delta del Nilo, y la otra en Alejandría, la segunda ciudad del país norafricano. En Tanta fue atacada la Iglesia de San Jorge, provocando 27 víctimas. En Alejandría, la Iglesia que pusieron en la mira fue la de San Marco, donde mataron a 18 personas. El presidente de Egipto Abd al-Fattah al-Sisi declaró el estado de emergencia por tres meses, en los cuales se suspende el derecho a las manifestaciones de todo tipo, entre otras limitaciones. Los atentados coincidieron con la celebración del Domingo de Ramos que marca el inicio de la semana litúrgica más importante para los cristianos. «Fue un verdadero inicio de la Semana Santa», escriben. «Nos venía a la mente, especialmente, el pasaje del Apocalipsis que describe una “multitud inmensa… de toda nación… que llevará palmas en las manos” y había “lavado sus vestidos… en la sangre del Cordero” (cfr. Ap. 7,9.14). El Santo Padre, el domingo en la mañana en la plaza San Pedro, rezó «por las víctimas del atentado», expresando sus condolencias «a mi querido hermano, el papa Teodoro II, a la Iglesia Copta y a toda la querida nación egipcia». Y concluyó: «Que el Señor pueda convertir los corazones de quienes siembran el terror, la violencia y la muerte».
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