Movimiento de los Focolares

El secreto de la paz

Feb 11, 2003

Rosario planetario

Las dificultades que presenta el panorama mundial en este comienzo del nuevo Milenio nos inducen a pensar que sólo una intervención de lo Alto, capaz de orientar los corazones de quienes viven situaciones conflictivas y de quienes dirigen los destinos de las Naciones, puede hacer esperar en un futuro menos oscuro.

El Rosario es una oración orientada por su naturaleza hacia la paz, por el hecho mismo de que contempla a Cristo, Príncipe de la paz y “nuestra paz” (Ef 2, 14). Quien interioriza el misterio de Cristo –y el Rosario tiende precisamente a eso– aprende el secreto de la paz y hace de ello un proyecto de vida. Además, debido a su carácter meditativo, con la serena sucesión del Ave Maria, el Rosario ejerce sobre el orante una acción pacificadora que lo dispone a recibir y experimentar en la profundidad de su ser, y a difundir a su alrededor, paz verdadera, que es un don especial del Resucitado (cf. Jn 14, 27; 20, 21).

Es además oración por la paz por la caridad que promueve. Si se recita bien, como verdadera oración meditativa, el Rosario, favoreciendo el encuentro con Cristo en sus misterios, muestra también el rostro de Cristo en los hermanos, especialmente en los que más sufren. �Cómo se podría considerar, en los misterios gozosos, el misterio del Niño nacido en Belén sin sentir el deseo de acoger, defender y promover la vida, haciéndose cargo del sufrimiento de los niños en todas las partes del mundo? �Cómo podrían seguirse los pasos del Cristo revelador, en los misterios de la luz, sin proponerse el testimonio de sus bienaventuranzas en la vida de cada día? Y �cómo contemplar a Cristo cargado con la cruz y crucificado, sin sentir la necesidad de hacerse sus “cireneos” en cada hermano aquejado por el dolor u oprimido por la desesperación? �Cómo se podría, en fin, contemplar la gloria de Cristo resucitado y a María coronada como Reina, sin sentir el deseo de hacer este mundo más hermoso, más justo, más cercano al proyecto de Dios?

En definitiva, mientras nos hace contemplar a Cristo, el Rosario nos hace también constructores de la paz en el mundo. Por su carácter de petición insistente y comunitaria, en sintonía con la invitación de Cristo a “orar siempre sin desfallecer” (Lc 18,1), nos permite esperar que hoy se pueda vencer también una ’batalla’ tan difícil como la de la paz. De este modo, el Rosario, en vez de ser una huida de los problemas del mundo, nos impulsa a examinarlos de manera responsable y generosa, y nos concede la fuerza de afrontarlos con la certeza de la ayuda de Dios y con el firme propósito de testimoniar en cada circunstancia la caridad, “que es el vínculo de la perfección” (Col 3, 14).

(Parágrafo n. 40)

___

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Suscríbete a la Newsletter

Pensamiento del día

Artículos relacionados

Juntos para reforzar la esperanza

Juntos para reforzar la esperanza

En un mundo desgarrado y polarizado, ¿pueden los Movimientos y las nuevas Comunidades contribuir al camino de la unidad en la Iglesia y en el mundo? La importancia del camino de amistad y colaboración relatado por algunos de los moderadores de diferentes comunidades eclesiales, en vísperas del gran Jubileo de los Movimientos en la Plaza de San Pedro con la participación del Papa León XIV.

Up2Me Niños: una nueva oportunidad de formación

Up2Me Niños: una nueva oportunidad de formación

Un curso de formación sobre afectividad y sexualidad para niños, niñas y familias que ofrece la oportunidad de crecer juntos como núcleo familiar, desarrollando una relación positiva consigo mismos, con los demás, enriqueciéndose de habilidades para la vida relacional intrafamiliar y comunitaria.

Familia: perdonar y ser perdonados

Familia: perdonar y ser perdonados

Publicamos el testimonio que nos han contado Aureliana y Julián de Paraguay durante el Jubileo de las familias, de los niños, de los abuelos y de los ancianos, realizado en Roma el 31 de mayo y el 1 de junio de 2025, y que ha visto la participación de 50.000 personas y la presencia del papa León XIV.