Movimiento de los Focolares

En Medio Oriente, al servicio de la paz

Sep 2, 2013

La presidente y el copresidente de los Focolares se reunieron en Jordania con 500 miembros del Movimiento de distintos países de Medio Oriente. Cristianos y musulmanes juntos, en sintonía con el llamamiento del Papa.

1° de septiembre: el afligido “grito” del Papa Francisco por la paz en Medio Oriente.

30 y 31 de agosto: en Ammán se reúnen 500 personas entre jóvenes y adultos, laicos y sacerdotes, religiosos y obispos, que representan al Movimiento de los Focolares en esta parte del mundo. Llegaron desde Grecia hasta Argelia (con excepción de Libia y Túnez). Están presentes también representantes de Marruecos, Siria, Irak y de algunos países del Golfo Pérsico y de los Emiratos Árabes. Son momentos para nada fáciles en esta tierra; muchos hicieron hasta lo imposible para estar presentes en la visita de María Voce y Giancarlo Faletti.

Desde Siria llegó una carta acogida con un aplauso estrepitoso: “Saben que vivimos un tiempo difícil (…) en medio de este dolor, a pesar de todo seguimos construyendo puentes de amor y de unidad con los demás (…) sembramos la esperanza en la humanidad que sufre a nuestro alrededor, llenamos los corazones tristes con la presencia de Dios, hacemos todo lo posible para llevar el amor a los demás. (…) Hoy rezamos con ustedes por la paz tan amenazada en el mundo y en el Medio Oriente, sobre todo en Siria, Egipto, Líbano e Irak y para que triunfe el amor de Dios en el mundo”.

Los cristianos de las distintas Iglesias (católicos, copto-ortodoxos, greco-ortodoxos y greco-católicos, maronitas, armenios, caldeos, siro-ortodoxos y siro-católicos) componían un bloque; había una nutrida representación de musulmanes provenientes de Argelia, pero también de Marruecos, Turquía y Jordania. Una muestra que da la idea de que la unidad no es una utopía; como dijo María Voce: «Viéndolos, ¡no es posible dudar del mundo unido!» Por dos días se respiró un clima de auténtica fraternidad.

Chiara Lubich había visitado Ammán en noviembre de 1999; pero ya en el ’69 había afirmado:“en todo Medio Oriente hay focos de guerra, por lo que la paz siempre está en peligro: ¿qué podemos hacer nosotros que tenemos el ideal de la unidad? Tenemos que hacer que estos hermanos se amen, este cuerpo debe sanarse; aquí hay que devolver la salud a la humanidad”,

Las experiencias de los distintos países subrayaron cómo los pasos hechos por los Focolares apuntan en esa dirección: impulsar el diálogo como camino para la paz. Se empezó por Argelia y Turquía.  Algunos participantes contaron cómo se fue desarrollando el diálogo con los musulmanes y el ecuménico con los ortodoxos, hasta llegar a febrero de 2012, cuando durante su visita a Tlemcen, María Voce confirmó que en Argelia está la presencia de los musulmanes que viven la espiritualidad de  los Focolares. No ha sido un camino fácil: ¡todo lo contrario! Quien participa en esta experiencia no tuvo reparo en poner en evidencia los puntos críticos, pero también se subrayó la decisión de seguir adelante.

No menos proféticas fueron las pequeñas grandes historias de cómo el Movimiento empezó en Turquía, Grecia, Chipre, Líbano, Tierra Santa, Jordania, Siria, Irak y Egipto. Se trata de países, devastados de un momento a otro, por la guerra, donde, a pesar de las dificultades, este espíritu ha encontrado caminos para desarrollarse, también a través de actividades de asistencia social, además del compromiso cotidiano de sanar heridas dolorosas. Y como lo hizo notar Mons. Giorgio Lingua, el Nuncio de Jordania e Irak, el diálogo es un riesgo, pero construye relaciones de confianza recíproca que se consolidan con el tiempo. Por su parte, el Prof. Amer Al Hafi, musulmán, vice-director del prestigioso Royal Institute for Inter-faith Study de Ammán, afirmó: “El diálogo es una gracia de Dios para nosotros. Mediante el diálogo, yo entiendo cuán grande es Dios que me permite gustar la diversidad”.

El encuentro con María Voce y Giancarlo Faletti afrontó problemáticas actuales de esta parte del mundo… que tocan a todos de cerca, como las dificultades cotidianas y la muerte. Se habló de los problemas que la guerra crea a las familias y a su futuro. Emergieron también las barreras existentes entre los varios países de la región y se profundizó sobre el diálogo entre musulmanes y cristianos y sobre el papel de los musulmanes dentro de los Focolares.

En la conclusión, María Voce invitó a todos a hacer un momento de silencio para pedir el don de la paz: “pongámonos delante de Dios para ponernos a su servicio, diciéndole que nos use como instrumentos de paz (…) en todos estos países”.

Del enviado Roberto Catalano

Foto: Claude Gamble

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