Actuar en primera persona y vivificar de nuevo las relaciones heridas en el tejido de la ciudad Paliza Desde cuando en México empezó la lucha contra el narcotráfico ha habido muchas víctimas, y no siempre todas delincuentes. Hace un tiempo volvía de mi trabajo a casa, cuando se me acercó un muchacho para pedirme un cigarrillo. Justo en ese momento llegaron los agentes de la policía y nos registraron. Luego, empezaron a golpear e insultar al joven, dejándolo en la calle herido y ensangrentado. Yo había asistido a la escena impotente. Lo ayudé a levantarse y le di el poco dinero que tenía en ese momento. Él me abrazó y me dijo: “Con este dinero mi familia hoy comerá”. (Abraham – México) Intercambio de cartas Con los chicos del catecismo tratamos el tema de las obras de misericordia. Para ponerlas en práctica se nos ocurrió escribirles a algunas mujeres detenidas. Le expuse el proyecto al director de la cárcel, que enseguida rechazó mi idea. Pero luego, consultándose con otros, se convenció de lo bueno del proyecto, que podría tener efectos positivos en esas mujeres. De ese modo, el intercambio fue aprobado y desde entonces los chicos se pusieron manos a la obra, preparando dibujos y cartas para entregar a las detenidas. (Prisca – Suiza) Bazar Conocía algunas familias pobres y quería ayudarlas. En la oficina, una colega me pregunta si me interesaba algo de ropa usada pero en excelentes condiciones y juguetes de sus hijos ya mayores. Le hablé de mi deseo, y ella misma involucra a los demás. En resumen, recolectamos muchas cosas en un garaje, que entregamos o vendimos en un bazar. Con las ganancias ayudamos a muchas familias en dificultad. Otro colega, generalmente muy gruñón, después de esta experiencia dijo que no podíamos parar. Continuamos mirando alrededor para ver a quién ayudar. (R.A.R. – Brasil)
Recopilado por Chiara Favotti
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