Movimiento de los Focolares

Evangelio y fragilidad

Jun 20, 2015

En preparación al Encuentro Mundial de las Familias que se realizará en el próximo mes de septiembre en Filadelfia (USA) y al Sínodo de la familia de octubre, publicamos algunos extractos de la editorial del último número de la Revista de vida eclesial “Gen’s”. Los autores son Hubertus Blaumeiser y Enrique Cambón.

Gen's«Misericordia: es la palabra que revela el misterio de la SS. Trinidad. Misericordia: es el acto último y supremo mediante el cual Dios viene a nuestro encuentro. Misericordia: es la ley fundamental que habita en el corazón de cada persona cuando mira con ojos sinceros al hermano que encuentra en el camino de la vida. Misericordia: es el camino que une a Dios y al hombre, porque abre el corazón a la esperanza de ser amados por siempre no obstante el límite de nuestro pecado» Son palabras del Papa Francisco en la Bula con la que, 11 de abril pasado, convocó a un Año Jubilar de la Misericordia. Dios «no se limita a afirmar su amor, sino que lo hace visible y tangible. El amor, por otro lado, no podría nunca ser una palabra abstracta. Por su misma naturaleza es vida concreta: a través de intenciones, actitudes, comportamientos que se ven en el quehacer cotidiano» El Papa Francisco evidentemente no pretende quitarle importancia a la fidelidad a la verdad y a la claridad de la doctrina, sino que más bien quiere conjugar ambas cosas con la realidad que vive la gente. Y no por ceder ante las componendas, sino por fidelidad a ese Dios cuya Verdad realizada es el Amor. Un mensaje liberador que no deja a nadie en paz. Es el carril por el que se mueve el camino de los dos Sínodos de los obispos sobre la familia. Un camino para vivir – como recuerdan los Lineamenta enviados a las diócesis en vistas de la próxima Asamblea – «en una escucha doble, tanto de los signos de Dios como de la historia de los hombres y en la doble y única fidelidad que surge como consecuencia», poniéndose frente a la familia hoy con realismo y teniendo al mismo tiempo «la mirada fija en Cristo para volver a analizar con renovada frescura y entusiasmo lo que la Revelación, transmitida mediante la fe de la Iglesia, nos dice sobre la belleza, sobre el rol y sobre la dignidad de la familia»: el Evangelio de la familia. Por un lado fidelidad al designio de Dios, que no se debe interpretar «como un “yugo” impuesto a los hombres sino más bien como un “don”», como una “buena noticia” que está al servicio de la realización más profunda y de la felicidad de las personas; por otro lado, fidelidad a las personas en la experiencia que están viviendo y a menudo sufriendo, en una sociedad compleja y con una interioridad – propia y de los otros- no menos compleja, de la cual se derivan múltiples debilidades. La palabra-clave es el arte del acompañamiento. Sobre este punto, el Papa Francisco subraya en la Evangelii gaudium: «Sin disminuir el valor del ideal evangélico, hay que acompañar a las personas con misericordia y paciencia en sus posibles etapas de crecimiento, que se van construyendo en el día a día». Hay que aprender siempre a «quitarse las sandalias delante de la tierra sagrada del otro (cf. Es 3,5). Debemos dar a nuestro camino el ritmo saludable de la proximidad, con una mirada respetuosa y llena de compasión, pero que al mismo tiempo sea capaz de sanar, liberar y animar a madurar en la vida cristiana». De hecho, un auténtico acompañante, «no cede ante el fatalismo ni ante el miedo. Invita siempre a quererse curar, a volverse a levantar, a abrazar la cruz, a dejar todo, a salir siempre de nuevo para anunciar el Evangelio». Es un programa comprometedor que la Iglesia está llamada a realizar- como dicen además los Lineamenta- «con la ternura de una madre y la claridad de una maestra (cf. Ef 4,15)». Y es para toda “la Iglesia”: no sólo para los obispos y los presbíteros, sino para todo el Pueblo de Dios. «Sin el testimonio alegre de los cónyuges y de las familias, iglesias domésticas, el anuncio, aunque sea correcto, corre el riesgo de no ser comprendido o a ahogarse en el mar de palabras que caracteriza nuestra sociedad».   El texto completo en italiano, junto con reflexiones y testimonios se encuentra en: Revista de vida eclesial Gen’s.    

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