Movimiento de los Focolares

Fiesta del Trabajo

Abr 30, 2018

El 1° de Mayo, Fiesta de los trabajadores, se celebra y se recuerda la lucha de los trabajadores, sin barreras geográficas o sociales, para lograr afirmar sus derechos y mejorar su condición laboral. “Ocho horas de trabajo, ocho horas de pausa, ocho horas para dormir” fue la palabra de orden, acuñada en Australia en el […]

El 1° de Mayo, Fiesta de los trabajadores, se celebra y se recuerda la lucha de los trabajadores, sin barreras geográficas o sociales, para lograr afirmar sus derechos y mejorar su condición laboral. “Ocho horas de trabajo, ocho horas de pausa, ocho horas para dormir” fue la palabra de orden, acuñada en Australia en el 1855 y compartida por la mayoría de los movimientos sindicales a los albores del siglo pasado. Fueron las organizaciones de trabajadores norteamericanos que desarrollaron un gran movimiento de lucha por la cuestión de las ocho horas. El Estado de Illinois, en el 1866, aprobó una ley que introducía ese límite horario a la jornada laboral. La ley entró en vigor el 1° de Mayo de 1867 y en ese día se organizó en Chicago una gran manifestación, con la partecipación de diez mil trabajadores: el corteo más numeroso, hasta entonces, de trabajadores por las calles de esa ciudad. La manifestación fue reprimida con la fuerza. Desde entonces muchos pasos positivos se han dado, aunque en muchas partes del mundo aún hoy los trabajadores no gozan de los mismos derechos y dignidad. Para los cristianos, el trabajo está ligado a la identidad profunda de la persona. El mismo Jesús transcurrió gran parte de su vida trabajando como carpintero junto a su padre.

___

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Suscríbete a la Newsletter

Pensamiento del día

Artículos relacionados

Vivir el Evangelio: hacer nuevas todas las cosas

Vivir el Evangelio: hacer nuevas todas las cosas

La manera en que Dios obra en nuestras vidas nos muestra la manera de cambiar nuestra perspectiva. Es la oportunidad de renovar nuestra visión de las cosas. ¿Nuestra tarea? Confiar en Dios para ver maravillas.