
Foto: Roger Anis
Sami trabaja como gerente de programación en el Centro Cultural de los jesuitas en Alejandría de Egipto. Se vio involucrado en la organización de este importante y audaz viaje del Santo Padre a su país. Una visita que tuvo en suspenso la atención del mundo entero, también por el riesgo de nuevos atentados, como los que habían ocurrido recientemente.
Le pedimos que nos cuente cómo nació este viaje. «
Al Papa le habían llegado tres invitaciones para venir a Egipto en momentos distintos. El primero se lo dirigió el
Patriarca Tawadros II, cuando había ido al Vaticano en su primer viaje al exterior (10/05/2013). Regresando hablaba del “
hermano Francisco” y designo el 10 de mayo como el día de la “
Fiesta de la fraternidad católico-ortodoxa”, de la que me hice cargo junto a un amigo ortodoxo que trabaja con el Patriarca, para la edición 2015/2016. En esa ocasión entendimos el gran deseo del Patriarca de llevar adelante esta relación. El encuentro de oración ecuménico con cinco patriarcas y dos líderes de las iglesias evangélicas, tuvo lugar en la Iglesia donde tuvo lugar uno de los atentados. El Papa en varias ocasiones ha hablado del
“ecumenismo de la sangre” que nos une. En necesario decir que este año, precisamente debido a los atentados, no habíamos celebrado la Pascua, pero la visita del Papa fue una reconciliación, una gran alegría, una verdadera Pascua.
La segunda invitación le había llegado de parte del Presidente
Al-Sisi, cuando había ido al Vaticano (2014). Él está tratando de llevar adelante una cultura de paz, con no pocas dificultades. Pero el Papa fue más allá de la política, más profundamente.
La tercera invitación se la hizo el
Gran Imán de al-Azhar (2016). En esa ocasión el Papa le regaló la encíclica “Laudato sii”, buscando siempre lo que nos une. Desde mi punto de vista el
Gran Imán fue muy valiente al hacer esta invitación, dados los precedentes. El discurso del Papa en la
Universidad al-Azhar ha sido muy importante, quizás un inicio. Ahora creo que se necesitará aún más valor para afrontar los cuestionamientos más delicados, para profundizar también en la historia… Ahora nos toca nosotros egipcios trabajar para seguir adelante».
Además de estos importantes eventos el Papa Francisco se encontró con los y las religiosas, sacerdotes y seminaristas católicos. «A ellos les habló como un pastor lo hace con sus discípulos. La comunidad católica en Egipto es una minoría de la minoría (menos del 1%), sin embargo es un referente importante para el diálogo interreligioso, sobre todo a través de los religiosos: con su forma de ser, siempre abiertos al diálogo. Y después es lo específico nuestro, viviendo el “diálogo de la vida”, ayudados por la
espiritualidad de la unidad. La semana que precedió la visita de Francisco, estuvieron aquí los padres de
Chiara Luce Badano (la joven del
Movimiento de los Focolares, que murió con sólo 19 años debido a un tumor, y que la Iglesia Católica indicó como un ejemplo de santidad para los jóvenes, ndr). Habían hecho un viaje al país dando a conocer la vida de su hija beata. Su visita se concluyó con un encuentro con 1500 jóvenes católicos, provenientes de todo Egipto en preparación a la misa del día siguiente con el Santo Padre. El momento más fuerte de la velada fue conocer la vida de Chiara Luce».
Según tu parecer ¿qué puede cambiar con esta breve pero intensa visita? «Creo que se abrieron tres nuevos caminos que hay que recorrer, especialmente en el diálogo interreligioso y ecuménico. Ahora hay más confianza en el Papa, en la Iglesia. Por lo tanto pienso que será más fácil ir adelante. Es necesario mantenerse abiertos, aunque, pienso que se necesitará tiempo para “digerir” y entender profundamente los varios discursos del Papa. Durante la Misa la homilía sobre los discípulos de Emaús, él mismo subrayó que ellos necesitaron tiempo para entender el evento del Resucitado. También nosotros después de esta visita sentimos, como esos discípulos, que “nos arde el corazón en el pecho” por la gran alegría».
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