En la “Liverpool Hope University”, en la ciudad de Liverpool, donde se abrió el primer centro de los Focolares de Gran Bretaña, se reunieron 400 personas de varias iglesias y de varias confesiones religiosas así como también personas sin convicciones religiosas, procedentes de Liverpool, Leeds, Newcastle y Gales. Entre los 400 asistentes había personas de todas las edades, que festejaron los 50 años de la presencia del Movimiento en el país.
Un poco de historia: apenas concluido el Concilio Vaticano II al que había asistido como observador, el Canónigo Bernard Pawley, le sugirió al Decano de la Catedral anglicana de Liverpool que invitara a la fundadora del Movimiento de los Focolares, Chiara Lubich, para que hablara en la Catedral a un grupo de sacerdotes anglicanos. Él mismo había previamente mencionado su propuesta al Papa Pablo VI, de quien obtuvo su aprobación.
La reverenda Kirsty Thorpe, moderadora de la Iglesia Reformada Unida, recordó a los presentes que el contexto ecuménico – que recibió a Chiara en noviembre de 1965 en una ciudad conocida por sus diferencias sectarias – , era muy distinto del actual: “Es posible que nosotros,…. no valoremos la auténtica dimensión de aquel insólito acontecimiento. Que una mujer haya hablado a un grupo de hombres, era ya algo más bien raro en aquellos días, en cualquier lugar ocurriera. En 1960 el clero no estaba acostumbrado a sentarse a escuchar a una persona laica como principal expositora…”
Aquél día, el 17 de noviembre, en su diario, Chiara observó el significado del nombre de la calle Hope Street (Calle Esperanza), que une la catedral anglicana con la catedral católica, y expresó una oración que le nacía del corazón: “Que gracias a la fe, las ‘montañas’ de incomprensión entre las iglesias puedan alejarse” (Mt, 17, 20)
También hoy, la palabra “esperanza” (hope) continúa uniendo a los Focolares en Liverpool. En su discurso durante la celebración, el profesor Gerard Pillay, Vice-Canciller de la “Liverpool Hope University”, recordó que el último doctorado honorario fue otorgado a Chiara dos meses antes de su muerte, ocurrida en marzo de 2008. Se le confirió a Chiara un Doctorado en Teología, en su Universidad, en reconocimiento a su trabajo en el área del diálogo ecuménico, interreligioso y con la cultura contemporánea.
Afirmó, además, que el Movimiento: “no es una institución que trabaja por la construcción de un imperio, sino que contribuye a la difusión del bien en todo el mundo. Chiara Lubich, desde el comienzo, siempre tuvo una mirada hacia los de afuera”. Recordó también las palabras del Patriarca ecuménico Bartolomeo: “Existen algunas personas cuya vida incide de modo tan universal en la vida de los demás, que cuando desaparecen dejan una inspiración indeleble de gracia. Un vida así, una vida digna de ser imitada y que vale la pena recordar, es la vida de Chiara Lubich”
Después, Gerard Pillay delineó los fuertes vínculos entre la Hope University y el carisma de los Focolares caracterizados por “nuestro compromiso ecuménico… Es una característica de la Universidad por la cual estamos todos agradecidos… Chiara Lubich creyó en el diálogo que no cae en el sincretismo. El diálogo como camino privilegiado en la promoción de la unidad de la Iglesia, diálogo entre las religiones y entre las personas que no tienen raíces religiosas. No significa que se deba realizar una mezcla de todas las doctrinas y así lograr un tema atrayente. Es una apertura hacia todas las personas permaneciendo fieles a su propia identidad. Esta es la profunda sabiduría de su visión”
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