El 12 de julio de 2012, en la 66° sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas se proclamó el 20 de marzo como la Jornada internacional de la felicidad. UNRIC Italia decidió llamar la atención del público sobre este tema pidiendo el aporte del Profesor Luigino Bruni, docente de Economía Política de la Universidad Lumsa de Roma y coordinador a nivel mundial del proyecto “Economía de Comunión” – lanzado por Chiara Lubich, en Brasil, en 1991. Alrededor de dicho proyecto giran unas 1000 empresas en el mundo. La Economía de Comunión propone a los empresarios que compartan las utilidades de sus empresas para la realización de proyectos de desarrollo en varias partes del mundo, y pone los cimientos de una cultura económica basada en la reciprocidad y en el don. Usted, Prof. Bruni, es uno de los primeros teóricos que ha propuesto una tradición italiana de la felicidad distinta de la que proviene de los Estados Unidos. ¿Puede explicarnos mejor las raíces de esta visión de la felicidad? «El origen más remoto de esta idea de la felicidad se encuentra en la cultura antigua griega y romana; en especial Aristóteles vinculó la felicidad a la virtud y la desligó del placer. Era un concepto que hoy día podríamos traducir como “florecimiento humano” porque refería a la idea de la felicidad como un estado general de la existencia. Los griegos comprendieron que sólo el hombre virtuoso puede llegar a ser feliz cultivando las virtudes, incluso en adversidad. Es aquí que empieza nuestra responsabilidad, porque se empieza a decir que el principal protagonista de mi felicidad (e infelicidad) soy precisamente yo, y no los eventos externos, que ciertamente pesan en mi bienestar, pero que nunca son decisivos para determinar mi felicidad». ¿Cómo entró esta idea de la felicidad en la Ciencia Económica?
«Los economistas y filósofos italianos del Setecientos haciendo una referencia explícita a la tradición romana y medieval de la felicidad pública y después al bien común, pusieron la felicidad como centro de la reflexión económica y civil. Durante todo el Ochocientos, la escuela italiana de economía siguió caracterizándose por tener la felicidad como principal objeto de estudio. Por lo tanto, no es casualidad que también hoy los economistas italianos sean los protagonistas de este nuevo movimiento de Economía y Felicidad, que se reabrió en los años ’70, enfocándose especialmente en el nexo entre felicidad y relaciones sociales, un eco evidente de la antigua tradición de la felicitas publica». ¿Cuáles son los aspectos más relevantes de la felicidad para la vida económica y civil de nuestro tiempo? «El primer elemento que me parece especialmente relevante por la situación en la que se encuentra nuestra economía y nuestra sociedad, es el nexo profundo que hay entre la felicidad y las virtudes. En una cultura que subraya cada vez más el placer hedonista y la diversión como valores vinculados a la felicidad, la antigua tradición italiana de la felicitas publica nos invita en cambio a tener muy presente que no existe vida individual y social buena si no se cultiva la excelencia y por lo tanto, sin el compromiso y el sacrificio. En segundo lugar, en un período en el que el narcisismo se ha convertido en Occidente en una auténtica pandemia, la tradición de la felicitas publica nos recuerda el nexo imprescindible entre una buena vida y las relaciones sociales: no podemos ser realmente felices solos porque la felicidad en su esencia más profunda es un bien relacional». Fuente: www.unric.org: Entrevista integral en italiano
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