El fatigoso proceder de la democracia en Europa: es el tema propuesto en el curso de formación política de la “Escuela de participación” para los jóvenes de Cagliari. Es 13 de enero. El contexto no es de los más fáciles. De hecho, en Cerdeña hace semanas crece la tensión social. Y también entre los jóvenes se abre paso la desilusión, la desorientación, el rechazo, en relación a todo lo que les pueda deparar el futuro. Sin embargo, también esta vez, muchos están presentes en la cita. Jóvenes y tutores de la escuela, rodeados de otras numerosas personas avisadas de boca en boca.
¿Qué tiene que decir a la Ciencias Políticas y a la democracia con sus paradojas, la decisión de mirar a la persona y a la sociedad a partir de una nueva definición de la relación social, la fraternidad universal?
A partir de este interrogante Daniela Ropelato, huésped de la velada y docente de Ciencias Políticas de del Instituto Universitario Sophia de Loppiano, compartió en su exposición con los presentes los puntos principales de una reflexión que involucra a políticos e investigadores, ciudadanos y funcionarios de la administración pública, que han encontrado en el Carisma de la Unidad el fundamento para el compromiso público.
La Escuela de Cagliari no es una experiencia aislada: es una de las 10 “Escuelas de participación” nacidas recientemente en Italia, que forman parte de la red internacional de Escuelas del MPPU. “Comunidades de aprendizaje” –así las llaman en Argentina- para jóvenes que no se resignan a la prevalencia de un estilo político que hiere la convivencia, y que han decidido poner en práctica una “política de comunión”.
Los jóvenes de Cerdeña presentes son protagonistas del encuentro: en ellos la fraternidad encuentra una decidida adhesión.
“Un empuje a ser más operativos, también en lo pequeño” –comentó uno de los presentes “para ser ciudadanos, conscientes del aporte que cada uno puede dar”, y todavía “se puede hacer política en casa, en una sala de espera, en una tienda, en una plaza, dando nuestra opinión y dando testimonio con nuestra vida”.
“Por otra parte, su Escuela está dedicada a “Domenico Mangano”, quien fue de los primeros que se donaron personalmente a favor de una política renovada por la lógica del Evangelio, constructor de justicia y de fraternidad, no sólo al servicio de su ciudad, Viterbo, sino también de esa red más amplia que hoy es el MPPU en Italia y más allá. Un ejemplo de que, también en Cerdeña, sigue dando fruto, confirmando que una fecunda relación entre generaciones puede dar origen a esa innovación tan necesaria, también en la esfera pública.
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