El proyecto, en marcha desde hace algunos años e impulsado por AMU (Acción por un mundo unido) en la República de Kiribati, se dirige a la población de Buota, uno de los pueblos más pobres de la isla de Tarawa, en el pequeño estado insular oceánico. El objetivo del proyecto es el de mejorar las condiciones de vida de la comunidad, por medio de iniciativas dirigidas principalmente a mujeres y niños. Los niños que asistieron al pre escolar son 61, tanto católicos como de otras confesiones o credos religiosos. Quince niños ya terminaron el periodo pre escolar y obtuvieron, por parte del Ministerio de Educación Pública, el diploma que certifica el nivel de conocimientos y competencias adquiridas que los califica para comenzar la escuela primaria. «El pre escolar es una actividad que contribuye a reforzar la colaboración entre los miembros de la comunidad -nos escriben los referentes locales-. Por ejemplo, las madres de los alumnos a menudo trabajan en grupo para proporcionar la ayuda necesaria. Además de algunas colectas de fondos realizadas con la venta de pan y marquetas de hielo, colaboraron en la construcción de una nueva aula entretejiendo la paja para el techo. Toda la comunidad de los Focolares en Buota, que fue la que ideó el proyecto, se ocupó voluntariamente de construir una nueva aula para responder al aumento de los alumnos». El proyecto en Kiribati prevé también algunas actividades de formación para las mujeres. «Algunas veces fueron actividades difíciles de organizar por el mal estado de las calles: en Buota los caminos no son siempre transitables y llegar al pueblo puede ser muy trabajoso. A pesar de ello, también se trabajó para solucionar este problema». El año pasado 4 personas del Ministerio de Salud dirigieron un breve taller sobre la nutrición de los niños. En esa ocasión se habló de la importancia de una alimentación nutritiva para el desarrollo físico y mental, se habló sobre la higiene, sobre los métodos naturales de planificación familiar y también explicaron cómo armar huertas biológicas. Para alentar la adopción de estilos de vida saludables, el equipo local del proyecto organizó un taller de dos días sobre “cómo cultivar una huerta biológica”, y contaron para ello con la colaboración de personal calificado del Departamento de Agricultura. Se subrayó la necesidad de que muchas personas se dedicaran a esta actividad, de forma que pudieran compartir las experiencias y aprender más fácilmente la manera de obtener un terreno rico de componentes orgánicos. Desde la isla cuentan que, hacia fines del 2015, comenzaron a verse en distintas viviendas de Buota las primeras huertas biológicas ¡con repollos y tomates! Es un aspecto importante en este contexto donde, el progresivo aumento del nivel del mar, va limitando claramente la superficie de la tierra que puede ser destinada a la agricultura. Fuente: AMU online (Asociación para un mundo unido)
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