En la periferia de Lima se encuentra el barrio que toma su nombre del “Santuario pre-Inca” erigido en honor de Pachacamac (dios creador de la tierra, en lengua quechua). «Llegamos a este lugar con el objetivo de encaminar una actividad productiva orientada según la modalidad de la Economía de Comunión (EdC), de modo que las utilidades logren sostener un centro de rehabilitación para niños sacados de la calle y con problemas de drogadicción», cuenta Germán Jorge, empresario de EdC de Argentina. El Instituto Mundo Libre es el único de este tipo que existe hoy en Perú. Fue premiado a nivel internacional por la seriedad con la que lleva adelante su trabajo, el cual, teniendo la posibilidad de alojar a 100 niños, hoy ayuda solamente a 40 por falta de recursos. Marilú González Posada, su fundadora, de 32 años, vive con esta meta. Sus grandes preocupaciones se centran en la sustentabilidad del Instituto, un problema común a todas las obras sociales que no logran sobrevivir solo del altruismo y de la cooperación internacional. Uno de los laboratorios de Mundo Libre produce un bombón típico peruano: “la chocoteja”. «Es justamente en torno a este proyecto que estamos trabajando en un plano empresarial para realizar antes de fines de 2017, junto con Solidarpol (que promueve diversos proyectos económicos solidarios y, a este propósito, eligió la Economía de comunión) y AMU de Luxemburgo que ofreció los recursos para reestructurar un pajar y para adquirir la maquinaria). Ahora se trata de coordinar los recursos económicos. Un desafío al cual la EdC puede ofrecer mucho, una comunión que no es “implementada”, sino que es “generada” en respuesta a una primera acción de gratuidad. Esto es lo que hemos tratado de hacer con cada persona con la cual nos estuvimos encontrando en esta semana» Cuando los españoles llegaron a estas tierras con sus caballos y sus armaduras para conquistar el Totem Pachacamac , los indios – que nunca habían visto caballos- creyeron que eran dioses que habían venido a tomar el lugar de su dios y no opusieron resistencia.
La historia deja su marca en los restos culturales. «Esto se veía en la dificultad de entablar relaciones. Por lo tanto nuestro principal compromiso fue el de dar lugar a todos, con el esfuerzo de romper la lógica del europeo “conquistador” (o descendiente de tales) y del aborigen pasivo y sometido. Con el paso de los días y poniendo como base relaciones de confianza que poco a poco maduraban, comenzamos a superar estas dinámicas de relación seculares y a construir relaciones nuevas de reciprocidad» «La formación sobre las “Líneas para conducir la empresa” ayudó a trabajar colocando a la persona en el centro de la actividad económica, sin descuidar la profesionalidad y la eficiencia necesaria para alcanzar los objetivos. Y después de estos días transcurridos juntos, nuestros interlocutores del Instituto Mundo Libre dijeron que se sentían ya formando parte del proyecto de Economía de Comunión; que, en cierto sentido, lo habían ya vivido sin saberlo y que ahora quieren proponerlo a los propios empleados y también formar a los jóvenes en estos principios. “Es nuestro desafío para el 2017”» «Los caballos no originarios de Perú, tuvieron que desarrollar la capacidad de caminar en la arena de estas zonas desérticas. En estos 500 años se desarrolló una raza equina que tiene un característico paso en círculos concéntricos que les permite moverse bien en estos parajes. Nosotros somos como los primeros caballos y hacemos un gran esfuerzo para aprender a vivir la comunión, la “cultura del dar”. Pero, si tratamos de desarrollar esta capacidad, poco a poco existirán muchas personas, en muchas partes del planeta que llevarán esta cultura nueva en la sangre y lograrán cambiar el mundo» Gustavo Clariá
Acoger las diferencias, buscar lo que nos une
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