Una verdadera fiesta por un acontecimiento que ha dejado una huella imborrable. Había protestas, pero eran pequeñas en comparación con las miles de personas –católicas y no- que, ante la sorpresa de todos, afluyeron las calles para saludar a Benedicto XVI. También los obispos católicos estaban emocionados por la alegría. Nadie esperaba algo así, un éxito tal, un verdadero milagro, en respuesta a las tantas oraciones.
En 4 días el Papa habló a los laicos, a los religiosos, a los niños, a los jóvenes, a los políticos, a los obispos y a los seminaristas, fieles católicos, miembros de otras Iglesias y de otras religiones. Dio esperanza a todos y puso el Cristianismo con sus valores como corazón de la sociedad, animando a no marginarlos. Sus palabras eran la respuesta al reto del secularismo, tan fuerte en este país, y provocaron en quienes escuchaban una respuesta positiva y generosa.
Disipó totalmente la visión de quien lo catalogaba como una persona lejana y fría. ¡El testimonio visible de su unión con Dios, su recogimiento, su amor personal hacia cada uno conquistó verdaderamente el corazón de tantos! Cada palabra suya parecía dar luz a temas específicos.
La ceremonia ecuménica en Westminster Abbey fue un momento de intensa espiritualidad que hizo emerger una visión nueva del ecumenismo, las Iglesias unidas para responder al “secularismo agresivo”. Lo subrayaron las palabras del Arzobispo Rowan Wiliams al Papa: “Oramos para que su estadía entre nosotros en Gran Bretaña nos ayude a renovar la esperanza y la energía que necesitamos como cristianos para dar testimonio de nuestra convicción de que es en la relación con Dios que crecemos en la plenitud de la libertad y la belleza del Espíritu”. Y a los Obispos Católicos y Anglicanos reunidos juntos el Arzobispo dijo: “Los obstáculos que todavía existen no nos impiden buscar nuevos caminos para construirnos recíprocamente en la santidad”.
Impresionante el número de personas que han seguido la visita ya sea personalmente que a través de Internet o de la televisión. La BBC y Sky han transmitido todas las etapas en directo. Nos parece haber vivido con el Papa por 4 días.
El primer ministro, David Cameron, saludando al Papa en el aeropuerto le dijo: “Le ha hablado a una nación de 6 millones de católicos pero lo escucharon 60 millones de ciudadanos. Ha ofrecido un mensaje no sólo para la Iglesia Católica, sino para cada uno de nosotros, personas de fe y no. Sus palabras han sido un reto al país para que ‘despierte’ y piense… porque yo creo que todos podemos compartir su mensaje de trabajar por el bien común y que cada uno de nosotros tiene una obligación social hacia el otro, hacia nuestra familia y nuestra comunidad y, obviamente, esta atención debe extenderse más allá de nuestras riveras… Su presencia ha sido un gran honor para nuestro país”.
Regresando, el Papa agradeció a todos por el calor y la hospitalidad que recibió. Confirmó que la diversidad que existe en la sociedad británica ofrece la oportunidad de profundizar el diálogo ecuménico, interreligioso e intercultural, y por ende es una gran riqueza para toda la comunidad.
En su discurso final a los obispos católicos el Papa los animó a “explorar caminos apropiados y eficaces” para “involucrar en la misión de la Iglesia” “los nuevos Movimientos eclesiales que tienen un carisma especial para la evangelización”. Por lo tanto nos sentimos directamente involucrados.
Cuando en la Misa escuchamos las palabras de Jesús de “poner la luz sobre el candelero”, nos parecía la confirmación de lo que el Papa había hecho en el corazón de cada uno de los que lo escuchaban”.
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