
Un grupo de jóvenes de la "Escuela Gen" de Loppiano durante una coreografía
“La extraordinaria oportunidad de la
Jornada Mundial de la Juventud, de encontrarnos con jóvenes de todo el mundo, dice a cada uno de nosotros que no somos los únicos en nuestras ciudades que creemos que se puede hacer un mundo mejor. Juntos la fuerza para vivir esto crece. Y después, ¡ir a Madrid quiere decir estar con Benedicto XVI! Algunas veces puede parecer una figura lejana de nuestra vida cotidiana, es especial para nosotros que vivimos en otro continente, donde, en efecto, del Papa no se habla mucho. Pero el Papa es el punto de unidad de la Iglesia Católica y también nosotros jóvenes tenemos un lugar en su corazón y en sus oraciones”.
María Lúcia viene de Brasil, parece muy decidida; de hecho no duda cuando concluye: “La JMJ nos ayuda a gritarle al mundo que los jóvenes no son lo que muchos piensan… incapaces de mirar hacia el futuro, insensibles y pasivos. ¡Tenemos grandes ideales y grandes valores!.
¿La preparación? En estas semanas estamos viviendo una fuerte “aceleración”, inspirados en un pensamiento de Chiara Lubich que nos ayuda a concentrarnos en el arte de amar, para mejorar cada día más. También en la oración, para prepararnos a vivir la JMJ con el alma. El fruto es un gran entusiasmo, por esa alegría que se encuentra sólo en Dios”.
Mariana, otra joven brasileña, agrega, con la misma convicción: “Para mí es un signo fuerte de que en el mundo millones de jóvenes están más que nunca interesados e involucrados con la Iglesia. Juntos queremos demostrar que el cristianismo no forma parte del pasado… ¡todo lo contrario! ¡También hoy nosotros jóvenes queremos vivir por algo grande! Después tengo mucha curiosidad de hacer esta experiencia en carne propia: tantos jóvenes de tantas culturas, de tantas realidades eclesiales, de tantos Movimientos, juntos… También estas diversidades son ladrillos para construir un mundo más unido. No sé si a nivel planetario veremos grandes cambios, pero ¡para todos nosotros que participaremos y para todos los que estarán conectados por Internet, será una experiencia radical!”.
Kyoko viene de Japón, de otra cultura y es seguidora de otra religión. Nos sorprende que también ella se prepare para participar en la JMJ. Intentamos plantearle la misma pregunta: “En un primer momento pensaba que la JMJ era una experiencia sólo para jóvenes cristianos; yo soy budista y por lo tanto no sentía la necesidad de participar. Pero en estos meses estoy en Loppiano en la
Escuela Gen y de aquí, muchos jóvenes irán a Madrid. Así, la idea de hacer el viaje con ellos empezó a interesarme. Ahora estoy convencida de que también yo podré vivir una etapa muy interesante, podré descubrir algo bello encontrándome con tantos otros jóvenes que tienen valores distintos a los míos; es esto lo que me ha enseñado la experiencia del Movimiento de los Focolares…”.
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