Movimiento de los Focolares

Médico entre la fe y el trabajo

Jun 2, 2020

Gabriela Bambrick-Santoyo es doctora en medicina interna. Nació y creció en Ciudad de México y es miembro activo y comprometido de la comunidad de los Focolares desde 1987. Actualmente trabaja como Directora del Programa Asociado del departamento de medicina interna en un hospital en el norte de Nueva Jersey, hoy un punto álgido en la actual pandemia coronavirus COVID-19. Publicamos un extracto de la entrevista realizada por cruxnow.com

Gabriela Bambrick-Santoyo es doctora en medicina interna. Nació y creció en Ciudad de México y es miembro activo y comprometido de la comunidad de los Focolares desde 1987. Actualmente trabaja como Directora del Programa Asociado del departamento de medicina interna en un hospital en el norte de Nueva Jersey, hoy un punto álgido en la actual pandemia coronavirus COVID-19. Publicamos un extracto de la entrevista realizada por cruxnow.com Gabriela, ¿puedes decir algo sobre cómo tu fe católica y la espiritualidad de los Focolares inspiran tu vocación de médico? Mi vocación como católica, formando parte del Movimiento de los Focolares, y mi vocación como médico son inseparables. Nací católica y conocí el Movimiento de los Focolares cuando tenía unos dieciocho años. Ese encuentro cambió mi vida porque era la primera vez que sentí el impulso por vivir el evangelio del “ama a tu prójimo como a ti mismo”. Esto me cambió profundamente y fue lo que guió mis acciones, tanto como persona que como médico. ¿Cómo ha sido estar en primera línea en la pandemia COVID-19 en un punto álgido en Nueva Jersey? Ha puesto a dura prueba mi fe. Sobre todo el miedo a la muerte. Se convierte en una posibilidad muy real cuando ves tanta muerte alrededor. Una vez que dices sí al llamado a dar la vida por los demás, que todos nosotros como cristianos tenemos, ¡las gracias llueven dentro y fuera de ti! ¡Realmente les así! También he tenido que preguntarme qué significaba “amar a los demás como a ti misma” en esta pandemia. Cuando comencé a ver pacientes, tenía miedo. Quería entrar rápidamente… y salir de la habitación lo antes posible. Luego, un golpe de escena: mi hija, una saludable chica de dieciocho años, fue hospitalizada con COVID. Por la noche, me llamaba llorando desde su habitación del hospital, diciendo: “Mamá, he perdido toda mi dignidad. Tengo que ir al baño y no me dejan salir. No quieren entrar y me siguen empujando a mi habitación y en algún momento pensé que tenía que ir al baño en el piso”. Esto me destruyó y me pregunté si estaba haciendo algo similar con mis pacientes. En ese momento, decidí cambiar para darles a mis pacientes una vida plena, tener una mayor comprensión y que nunca se sintieran abandonados. Debe ser muy difícil lidiar con la muerte al ritmo con que la has visto en las últimas semanas. Es muy difícil para todos nosotros solo imaginarlo. Es cierto, pero a veces también hay gracias. Uno de mis pacientes era una señora de noventa años muy enferma, que básicamente sabía que iba a morir de COVID-19 y estaba en paz. Mi acto de misericordia consistió en estar allí en los últimos momentos de su vida. Con tiempo, no solo con mi paciente, sino también con su familia por teléfono. Nunca olvidaré cuando le dije que su familia la quería mucho y que estaba en paz y que sabía que estaba preparada y me estrechó la mano. Esto es misericordia. Tuve otro paciente con quien tuve lo que yo llamo una “situación de doble golpe”. Además de ser un paciente COVID, era muy agresivo, no completamente estable y dijo que me golpearía si no hacía X o Y. No me recordé de inmediato que esta persona también es hija de Dios y que tenía que mirarla con paciencia, amor y misericordia Una vez que vio esto en mis ojos, su ira comenzó a desvanecerse. En el camino a la hospitalización en otra sala, se volvió hacia mí, me sonrió y dijo: “Tú y [la enfermera X] fueron los únicos que se tomaron el tiempo para explicarme las cosas”. ¿Qué diferencia marca tu robusta vida de oración y tus compromisos teológicos en la forma en que practicas la medicina en estas circunstancias? La oración ha sido un pilar central de mi vida y me ha permitido superar esta crisis. Es en la oración que encuentro paz y consuelo. Es en la oración que me encuentro en Dios. Por último, participo en reuniones semanales (reuniones vía zoom) con mi comunidad de los Focolares. Todas estas cosas juntas son como la armadura que me permite enfrentar esta crisis. Aquí puedes leer la entrevista completa: https://cruxnow.com/interviews/2020/04/doctor-balances-faith-work-in-coronavirus-hotspot/

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