«¡Vayan adelante con valentía por su camino de diálogo y de fraternidad, porque todos somos hijos de Dios!». Dijo con fuerza el Papa Francisco al concluir el Ángelus del 13 de diciembre, dirigiéndose a los cientos de personas del Movimiento de los Focolares y de algunas comunidades islámicas italianas. Estaban juntos para dar testimonio del camino común en curso desde hace años, “cristianos y musulmanes juntos constructores de paz”, como recitaba la pancarta que tenían en San Pedro. Con ellos estaban los imán de las comunidades de Roma, Trieste, Teramo, Catania, jóvenes mujeres y chicos de la Mezquita de Centocelle de Roma, familias con niños, profesores, periodistas. Había cristianos comprometidos desde hace años y otros que recientemente hen emprendido el camino del diálogo. Estaba también una delegación del Movimiento budista japonés Risho Kosei Kai y representantes de Religiones por la paz y de otras religiones. Después de la fiesta en la plaza San Pedro, porque éste era el clima que se respiraba, los 400 protagonistas se trasladaron a la sede de los Agustinianos, a pocas cuadras de la columnata de San Pedro. Compartir el almuerzo propició un espacio de convivencia deseada, había una salita de oración para los musulmanes, la misa para los cristianos. Fue un evento que por su originalidad tuvo bastante eco en la prensa.

De la izquierda: imam Naher Akkad, Antonio Olivero, Michele Zanzucchi, padre Egidio Canil
El abogado Vincenzo Buonomo, experto en libertad religiosa, catedrático de Derecho Internacional de la Universidad Pontificia Lateranense, dio inicio al programa de la tarde con una panorámica geopolítica: «la guerra es la única respuesta que Europa ha podido dar ante la acción terrorista –afirma- cuando existen otros instrumentos –las negociaciones, los acuerdos entre países del área, el diálogo. Ciertamente son más comprometedores, pero sin duda son también más eficaces a mediano y largo plazo». Igualmente incisivas fueron las declaraciones del
imán de Catania, Abdelhafid Kheit (miembro de la directiva de la UCOII, la Unión de Comunidades Islámicas de Italia quien pocas horas antes atravesó la Puerta Santa de la Misericordia junto a otros amigos cristianos: «No todos creen que la diversidad es una riqueza, pero fue el Señor Dios, que nos hizo diferentes, de lo contrario seríamos una única comunidad».
Invertir en la educación a la paz fue la invitación de las asociaciones católicas italianas, para manifestar su apoyo al desafío del diálogo
. El espíritu de Asís sopla en esta dirección, a través de la presencia del padre Egidio Canil, franciscano del Sacro Convento, quien exhortó a «atravesar también hoy los ejércitos –como San Francisco en los tiempos de las Cruzadas cuando fue a encontrarse con el Sultán- y llevar la paz».
Y después la experiencia real: las palabras de los imán y de los cristianos de varias ciudades italianas que ofrecieron un testimonio de vida. El imán de Centocelle, Mohamed Ben Mohamed, subrayó el compromiso de los jóvenes –tantos de los cuales estaban presentes- para “vencer la guerra contra el mal”; Cenap Aydin, director del Instituto Tevere, exclamó con alegría “¡hoy a nosotros se sumó el Papa!”. Siguieron las experiencias del
Centro La Pira de Florencia, que desde 1978 es un lugar de acogida fraterna para quien proviene de otros países y de encuentro entre culturas diferentes; por la comunidad de Trieste, habló el imán Naher Akkad; en cambio el imán Mustapha Batzami presentó de la iniciativa “Distintos pero UNO”, nacida hace 20 años en Abruzzo; en la comunidad de Catania el diálogo entre musulmanes y cristianos que concretó hace tiempo (mediante clases de recuperación en la Mezquita, el encuentro entre familias) llevó a dos momentos públicos de gran relieve, como contaron el imán y Giusy Brogna, quien es la persona referente para el diálogo con el Islam de los Focolares de Italia.

Amjad Zedan, estudiante sirio del Instituto Universitario Sophia
La presencia de Amjad Zedan, un joven estudiante sirio del
Instituto Universitario Sophia, y de Pascal Bedros, libanés residente en Aleppo, trajo a la sala, junto al hielo de la guerra, ese hilo de esperanza de quien cree que “a pesar de casi es demasiado tarde, todavía la situación puede cambiar”, e hizo un llamado al Occidente que todavía no ha comprendido cuan peligroso es lo que se está jugando.
El pacto de proximidad y de colaboración firmado entre el Movimiento de los Focolares y las comunidades islámicas de Italia fue la conclusión de la jornada, abriéndola al compromiso cotidiano de asumir la responsabilidad “para que nadie se resigne ante situaciones de convivencia que parecen difíciles”, y se trabaje por un “rechazo inequívoco de la violencia” y una religión que sea “fuente de cohesión social y de paz”.
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