Movimiento de los Focolares

Nuestros amigos de Mae Sot

Jul 31, 2017

El relato de un focolarino italiano en contacto con la extrema pobreza en la que viven grupos de refugiados a causa de la guerra de ex Birmania. Proyectos en Tailandia, Laos y Vietnam.

goc30_01Desde el inicio de mi aventura en el focolar de Tailandia en 1984, el contacto con los pobres ha sido constante. En 1985, hice mi primer viaje al país que entonces se llamaba Birmania (actualmente Myanmar) y me quedé impactado palpando la más extrema miseria. Hasta ese día nunca la había visto personalmente. Luego, con la guerra civil que estalló en 1988, los refugiados empezaron a llegar a  Tailandia, sobre todo a la región fronteriza. ¿Sus condiciones? Enfermedades, soledad, desesperación, explotación y muchas ganas de una vida verdadera. Para nosotros focolarinos, era un rostro de Jesús crucificado y abandonado que intentamos aliviar y amar. En estos 32 años, nuestra ayuda ha sido  seguramente insuficiente, comparada con una verdadera catástrofe humanitaria de la que se habla poco. Ante el dolor, ante los que mueren, jamás estás preparado. Desde hace unos 6 años, nuestro compromiso se ha intensificado en la zona de Mae Sot, al noroeste de Tailandia, en una ciudad fronteriza. Retomamos el proyecto puesto en marcha por Padre Justine, birmano, que falleció luego de una larga enfermedad. Él había empezado a ocuparse de los niños de los migrantes que se quedaban solos en casa todo el día, reuniéndolos en una pequeña “escuela” (una choza). Se había quedado sin soporte económico, así que le dimos lo que nos quedaba de dinero para que pudiera recibir nuevamente a los niños. Hoy en día la escuela se llama “Gota tras Gota, el puente Latina Mae Sot”: una colaboración entre nuestros niños de Mae Sot de origen birmana y Karen y los de una escuela en Latina, Italia, donde trabajan algunos miembros de los Focolares. Es un puente de solidaridad que une las dos ciudades ubicadas a unos 10,000 km de distancia, y que ahora se ha extendido involucrando a algunos centenares de personas de muchos otros lugares. Una multinacional del transporte nos ayuda trayendo con sus contenedores las ayudas recolectadas, pagando todos los gastos aduaneros (1000 euros para cada carga), para así hacerlas llegar hasta Mae Sot, en las montañas de Tailandia. goc6_02Actualmente,  a través de Padre Joachim de Myanmar, ayudamos a unas 200 personas que no viven en los campos oficiales para refugiados, son indocumentados y a menudo no tienen qué comer. Como dice el Papa Francisco, hacemos la experiencia de “tocar la carne di Cristo”, uno de los numerosos rostros de Jesús Abandonado. Además de la comida, se necesita amor, calidez, afecto … Chiara (Lubich) y nuestra espiritualidad nos impulsan a ‘hacernos uno’ con todos. Uno de ellos nos dijo: “Gracias por todo lo que nos hacen llegar, pero sobre todo porque nos hacen sentir amados. Esto nos da esperanzas para vivir”. Tenemos una asociación formada por algunos de nuestros amigos de Poschiavo (Suiza), que fue reconocida por el gobierno, y financia los proyectos en curso en tres países: Tailandia, Laos y Vietnam. ¡Después de 6 años vemos que es realmente un milagro! IMG_7324En Vietnam, los proyectos están situados en la zona sur, hacia el Delta del Río Mekong, centrados en una parroquia. Construimos pequeñas viviendas o las reparamos; pozos para el agua potable para quienes no tienen acceso; y construimos puentes que son realmente útiles para facilitar las comunicaciones entre los islotes. Los así llamados “puentes de los monos”, hechos sólo de una decena de cañas de bambú, se transforman en puentes para las personas, hechos de cemento y hierro. Ahora empezamos a trabajar también en las montañas, en el centro de Vietnam, en la zona de Gia Lai (conocida por los combates durante la guerra) con un grupo de las minorías étnicas. La Iglesia está muy comprometida en esa zona y la pobreza alcanza niveles realmente preocupantes en los países de la montaña, sobre todo para las poblaciones étnicas. En Laos llevamos ayuda a los niños a través de los sacerdotes que vivieron un tiempo en la “escuela sacerdotal” de Tagaytay (Filipinas). La ayuda es respaldada por relaciones de verdadera amistad, mucha fantasía y ganas de trabajar. El amor es como un puente que une a todos con un sueño común: vivir concretamente la fraternidad universal. ¿Nuestros fondos? Donaciones espontáneas, de parte de mucha gente común e incluso pobre. Estamos convencidos de que si Dios quiere este proyecto, Él nos hace llegar lo que necesitamos. Luigi Butori  Website: www.gocciadopogoccia.ch Facebook

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