Como conclusión de su intervención en el congreso promovido por el centro de los Focolares para el diálogo con personas de convicciones no religiosas, en abril 2011, Lancerotto cuenta lo siguiente: «Mi abuelo, junto con un hijo suyo, estaba participando en una huelga de agricultores en la campaña véneta, en Italia del norte, al inicio de los años 20, cuando bajo un gran roble un aguerrido propietario le fusiló. Mi abuela María, llamada la ‘riccia’, se encontró sola para cuidar a siete niños en condiciones de extrema pobreza, viviendo un larguísimo periodo de dolor y de grandes sacrificios, sin transmitir a los hijos ningún sentimiento de venganza. Un hijo suyo, mi tío, llamado Libero, al final de la II Guerra Mundial, movido por el espíritu de venganza nacido en aquellos años de sufrimiento, buscó y encontró al asesino, pero tuvo piedad viéndole pobre y con la familia desordenada. Se fue salvándole la vida.
Ciertamente, no perdonando, pero sí haciendo prevalecer en su interior la vida, como había aprendido de su madre. Hoy trato de imaginarme esta elección, que tuvo lugar en circunstancias particulares e históricamente fechadas, y trato de trasladar del plano de las elecciones personales del individuo, al plano de las elecciones de los Estados y de la Política, al de situaciones actuales de conflicto, como Medio y Extremo Oriente, África… etc. Ciertamente, sería un gran paso adelante si la elección de mi tío, madurada en si conciencia de hombre, se convirtiera en praxis adquirida y practicada en la conciencia colectiva de la sociedad” Esta “pequeña historia”, según Lancerotto, va en la misma dirección del mensaje de Chiara Lubich. “Es un mensaje –afirma- que actúa en las conciencias; mira hacia la transformación de la sociedad partiendo de la transformación del individuo. Comparto el camino indicado por ella, cuando afirma que el diálogo exige que cada uno: individuos, movimientos, estados, cedan algo de sí mismos para ver, leer y sobre todo, escuchar la complejidad y la pluralidad de los valores del mundo contemporáneo, para entrar en relación con ellos, descubrir los respectivos méritos, realizar proyectos comunes en las más legítima e impulsora diversidad”.Ser humildes
Ser humildes
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