«¿Dónde estaba yo?», cantaba el Gen Verde en el escenario del Primero de mayo en Loppiano, (Florencia), en una canción inspirada en la tragedia de los migrantes. Una pregunta que resonó de manera poderosa entre los 1.200 participantes de la jornada de fiesta, ciertamente, pero también de compromiso con la humanidad que sufre. Está Alepo, con el incremento de bombas y de muerte que la asola desde hace 10 días; están las poblaciones ecuatorianas que sufrieron el terremoto y que piden vida y regreso a la normalidad, pero está también el conjunto variopinto de asociaciones e iniciativas que en Italia operan en el ámbito de la integración. «La finalidad de esta jornada – explican los Jóvenes por un Mundo Unido – es la de evidenciar la corriente, el “flow” (flujo) de iniciativas que realizamos en toda Italia en el marco de la acogida, la legalidad, la política vivida como servicio, el cuidado del ambiente, en una palabra de la fraternidad». «Y nosotros ¿qué estamos haciendo para detener la guerra?», se preguntaron los chicos que llegaron a Loppiano de toda italia. Tarek y Lubna son de Alepo y Amán respectivamente. En Alepo la situación es gravísima. «Desde que reiniciaron los bombardeos, son numerosos los gestos de solidaridad entre la gente – cuenta Tarek – . Esto revela las cualidades de mi pueblo, que no se rinde, pero que está herido en su dignidad. Decimos: no más guerra y pedimos con fe el don de la paz». «En Jordania hemos recibido a 3 millones de refugiados, la mitad de ellos, sirios – explica Lubna. Cuando llegan tienen los ojos apagados, la esperanza está muerta. Tratamos de compartir la experiencia del miedo que han vivido, dándoles amor y el sentido de familia». Después Wa’el Suleiman, director de Caritas jordana, dirijió un sentido video-mensaje hace un sentido llamado: «Trabajen con nosotros para detener la guerra, vengan a Oriente Medio y ayúdennos a reconstruir nuestros países, para que la gente ya no tenga que huir, que emigrar. Nosotros queremos vivir en nuestras tierras». Nahomy y María son ambas de origen ecuatoriano. Cuentan la extraordinaria fuerza de su pueblo: «El sufrimiento de quienes no tenían nada más, se volvió el de todos. Los presos, en la cárcel, se pusieron a construir ataúdes de madera, personas de distintas formaciones políticas trabajaron en equipo, los cocineros se volvieron unos héroes preparando comida caliente para todos, los pobres compartieron lo poco que tenían».
Una atmósfera de fiesta y mucha música enmarcaron estas historias de jóvenes que decidieron comprometerse en forma activa en la construcción de un mundo que quieren que sea distinto. «Estoy cansado de los conflictos y las contraposiciones tanto en política como en la vida de todos los días – escribe un muchacho en el gran muro sobre la cual quien quiere puede “dejar” esa parte de sí que obstaculiza el fluir de la corriente de fraternidad – las únicas cosas que me interesan y por las que quiero vivir son las que nos unen, no las que nos dividen». Cristina Guarda tiene veinticinco años y es consejera regional en Véneto. Cuenta las motivaciones que la impulsaron a pasar a la acción: «Siempre estuve convencida de que la política es la que nosotros construimos cuando nos ponemos al servicio de nuestro prójimo. Sentía que había llegado el momento de lanzarme al ruedo». Una frase de Chiara Lubich introduce la mesa redonda que cierra la mañana: «Si quieren transformar una ciudad, empiecen uniéndose con quienes comparten su mismo ideal. Juntos busquen a los más pobres, a los abandonados, a los huérfanos, los presos, los que están marginados, y den, den siempre: una palabra, una sonrisa, su tiempo, sus bienes….». Parte así una ráfaga de ideas-proyectos de los Jóvenes por un Mundo Unido de Italia. En Turín en un pequeño albergue; en Florencia con un grupo de ‘personas diversamente libres’ que están presas en la cárcel Gozzini; en Siracusa el Summer Campus que se realizará en el próximo verano y que prevé actividades de apoyo y recreación para niños y jóvenes con dificultades; en Nápoles y Caserta el proyecto “Talleres de Fraternidad” que ha involucrado a cientos de jóvenes de las periferias abandonadas. El programa de la tarde sigue con la Expo de United World Project sobre desarme, medio ambiente, economía de comunión, arte, cultura con el Instituto Universitario Sophia; Slotmob, contra el juego de azar; diálogo intercultural e interreligioso, etc. La jornada se concluye con la “FlowRun”, una carrera por etapas que culmina con una explosión de fiesta, música y colores, casi para demostrar que el entusiasmo y la alegría son imprescindibles para todo el que quiera contagiar a los demás en la aventura de un mundo “por” y no “contra”. Fuente: Servicio Informaciones Focolares Loppiano Fotos en Flickr:
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