Movimiento de los Focolares

Recomponer relaciones rotas

Nov 22, 2015

El economista Luigino Bruni en su rubrica “Rigenerazioni” publicada en el diario italiano Avvenire, afirma que los constructores de paz son aquellos que abbandonan una vida tranquila y trabajan para que sea más pacífica para los demás.

Luigino_Bruni“Estimo que los sufrimientos del tiempo presente no son comparables con la gloria que se ha de manifestar en nosotros. Pues la ansiosa espera de la creación desea vivamente la revelación de los hijos de Dios”. (San Pablo, Carta a los Romanos, 8) Muchas son las guerras que se combaten en nuestro planeta, en nuestras ciudades y en nuestros barrios. Muchas y diversas son también las armas, que sólo causan heridas, muerte y destrucción. Los milenios pasan pero el hermano sigue diciéndole a su hermano “vayamos al campo”. Pero cada vez que restauramos la paz después de un conflicto, Abel vuelve a vivir, el Adam vuelve a pasear con Elohim por el jardín de la tierra, y nosotros podemos mirarnos a los ojos con plena reciprocidad y absoluta gratuidad. Cada vez que construimos y reconstruimos la paz, nuestra acción se extiende también a la creación, a la naturaleza, a la tierra. Pero cuando dejamos de ser guardianes y negamos la paz, también la tierra, los animales y las plantas son humillados, heridos y muertos. A pesar de ser inocentes, se ven arrastrados en el remolino de nuestra violencia. Podemos verlo cada día con mayor claridad. Paz, shalom, es una gran palabra bíblica, una de las más repetidas, fuertes y exigentes. La primera alianza de Elohim con los hombres tenía como fin restablecer la paz-felicidad original negada, regenerar esa shalom primordial traicionada por el pecado de Caín y por los igualmente atroces pecados de sus hijos. Hizo falta un primer constructor de paz, Noé, para que el arco iris pudiera brillar de nuevo sobre la tierra, para posibilitar la recreación del mundo y de los hombres. Los constructores de paz siempre construyen arcas para salvar a una humanidad rota. Son justos que escuchan una llamada a dejar su tierra para salvar la tierra de todos. Si el mundo sigue vivo a pesar de todo el mal que generamos es porque Noé no ha dejado nunca de construir arcas. Los profetas y todos los “bienaventurados” de la historia han mantenido con vida el arco iris en el cielo porque no han dejado nunca de construir la paz en una tierra siempre regada por la sangre de los hermanos. Las manos de Noé y de los constructores de arcas de paz han sido más fuertes y creativas hasta ahora que las manos de Caín y de los armadores de barcos de guerra. A los constructores de paz no se les promete la tierra ni la visión de Dios, ni tampoco la misericordia. A ellos sólo se les promete un nombre: “Serán llamados hijos de Dios”. Pero es un nombre inmenso, el más grande de todos los nombres, un nombre sólo para ellos. Los constructores de paz son los pacificadores, los que recomponen relaciones rotas, los que dedican su vida a resolver conflictos generados por otros. Dejan una vida tranquila para que otros puedan vivir su vida en paz. Sólo por vocación es posible ser constructor de paz, edificador de shalom bíblica. No es únicamente cuestión de generosidad ni de altruismo. Para arriesgar la propia vida por la shalom de otros (de todos) hay que escuchar una voz interior, fuerte y profunda, que llama. La construcción de la paz no es únicamente tarea, aunque ciertamente la construcción y la reconstrucción de la paz forman parte de nuestra tarea. No es fácil resistirse a esta voz, a esta llamada interior. Es una llamada eficaz, aunque no sepamos de dónde viene o de quién es esa voz. Para ser constructores de paz basta escucharla y responder (lea más).   Publicado en Avvenire el 18/10/2015

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