Movimiento de los Focolares

Suiza: paz y justicia, frutos de unidad

Abr 30, 2013

En Ginebra una manifestación promovida por el Consejo Ecuménico de las Iglesias y los Focolares ha puesto en evidencia los frutos surgidos del carisma de Chiara Lubich en las relaciones interpersonales y en la acción social y política.

La amistad y la colaboración que une al Consejo Mundial de Iglesias (CMI) con el Movimiento de los Focolares tiene sus raíces desde finales de los años ’60; una nueva página se escribió el 25 de abril en la sede de Ginebra (Suiza) de la organización ecuménica, donde tuvo lugar una conferencia y seguidamente una mesa redonda con el título “Paz y justicia: frutos de la unidad”, con el fin de darle realce a los frutos que el carisma de Chiara Lubich ha producido en términos de diálogo interreligioso, de difusión de paradigmas fundamentales para la promoción de los derechos humanos, de comunión en el ejercicio de la política.

El Rév. Dr Olav Fykse Tveit secretario general del CMI, muy a su pesar, no pudo estar presente, debido a un viaje importante a Egipto, Etiopía, Sudán y Sur Sudán. Estaba el vice-secretario general, M. Georges Lemopoulos quien acogió calurosamente a los invitados, y subrayó la importancia de este acontecimiento en el marco de la preparación de la Asamblea General del CMI, que tendrá lugar del 30 de octubre al 8 de noviembre de 2013 en Busan, en Corea del Sur, con el tema “Dios de la vida, guíanos hacia la justicia y la paz”.

Suiguió la lectura del mensaje de Maria Voce presidente del Movimiento de los Focolares: “Nutro un gran aprecio por el apasionado compromiso de tantos –también hoy presentes aquí- en favor de la plena y visible comunión de la Iglesia de Cristo, para que la cristiandad con  voz unánime pueda dar su aporte indispensable de vida y de pensamiento a la construcción de un mundo más justo y en paz. Da alegría saberlos unidos a nosotros en este esfuerzo a favor de la fraternidad universal, tan importante para la humanidad de hoy, personas valiosas pertenecientes a otros credos u organismos con fines humanitarios”. “Es precisamente el amor fraterno el que transforma nuestra acción conjunta en relaciones de reciprocidad”.

Después, Michel Vandeleene, doctor en teología espiritual,  ilustró a los más de 180 presentes, en su mayoría representantes de organismos internacionales y colaboradores de organizaciones ecuménicas,  el desarrollo y la característica específica del carisma de Chiara Lubich, subrayando su “pasión por la paz, la justicia y la unidad” que le merecieron el premio Unesco por la educación a la paz, y en 1998 el del Consejo de Europa por los derechos humanos.

Durante la mesa redonda que siguió, varios relatores evocaron la inspiración que encontraron en el carisma de Chiara para su compromiso a favor de la paz y la política. Ada Marra, Consejera Nacional del Parlamento suizo compartió su deseo de mantener el diálogo con sus colegas, más allá de las divergencias políticas. Dio testimonio de su compromiso de establecer relaciones interpersonales que respeten las diferencias de opinión e ideología.  María Francisca Ize-Charrin, ex-directora del Comisariado para los Derechos Humanos de las Naciones Unidas, quiso entender mejor la relación entre el estilo de vida propuesto por Chiara –la unidad-  y las dos principales preocupaciones de las Naciones Unidas: el reconocimiento universal de los Derechos Humanos y la tutela de cada persona. El prof. Ioan Sauca, director del Instituto Ecuménico de Bossey, agregó que “la amistad con Chiara ha dado frutos significativos; entre otras cosas, ha predispuesto al cambio al Instituto, llevándolo entre otras cosas a una mayor unidad entre sus miembros, la colaboración con profesores de otras religiones y la apertura a estudiantes de nuevos Movimientos religiosos. Un huésped declaró que había quedado impresionado por la reunión y subrayó cómo la actuación del carisma de Chiara “tiene que empezar por las relaciones interpersonales para inducir después a un profundo cambio de la sociedad que podrá llevarla al desarrollo y la paz”,

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