Movimiento de los Focolares

Un pacto de misericordia

Ene 10, 2016

¿Cómo superar los obstáculos de las imperfecciones del carácter propio y de los demás, las heridas, los defectos, los juicios? Chiara Lubich narra a un grupo de amigos musulmanes la idea inventada en los primeros tiempos del Movimiento de los Focolares.

Foto-di-gruppo-le-prime-focolarine«Hay una experiencia vivida en el primer focolar que ha sido la aplicación de este “ser los primeros en amar”. En los primeros tiempos, especialmente, no era fácil para un grupo de chicas vivir la radicalidad del amor. Éramos personas como las demás, si bien estábamos sostenidas por un don especial de Dios. Y también entre nosotras, en nuestras relaciones, a veces se depositaba el polvo y la unidad podía languidecer. Esto sucedía, por ejemplo, cuando nos dábamos cuenta de los defectos, de las imperfecciones de las demás, y las juzgábamos, y como consecuencia se enfriaba la corriente de amor recíproco. Para reaccionar ante esta situación un día nos propusimos estrechar un pacto entre nosotras, que llamamos “pacto de misericordia”. Decidimos ver al prójimo que encontrábamos cada mañana (en el focolar, en la escuela, en el trabajo, etc.) nuevo, novísimo, sin recordar sus faltas, sus defectos, sino cubriendo todo con el amor. Nos acercábamos a todos con esta completa amnistía en el corazón, con este perdón universal. Era un compromiso fuerte, tomado por todas juntas, que nos ayudaba a ser siempre las primeras en amar, a imitación de Dios misericordioso, que perdona y olvida. Ahora estamos seguras de que, si no hubiera existido este pacto cotidiano de perdón, el Movimiento no habría ido ni siquiera de Trento a Rovereto; prácticamente, no habría tenido la energía necesaria para difundirse». Chiara Lubich, El amor al prójimo, Encuentro con los amigos musulmanes, Castel Gandolfo, 1 de noviembre de 2002 (fragmento).

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