Cuál es su impresión sobre el encuentro del CELAM con Francisco, el primer Papa de América Latina? ¿Qué nos diría de este encuentro?
Creo que fue histórico. Además, era también la primera vez que un Papa se encontraba con el grupo completo de la Coordinación (todos los obispos de este cuatrienio y todos nosotros que trabajamos en la coordinación). Este encuentro se podría definir con dos características: paternal, porque el Papa actúa en nombre de Pedro, como obispo de Roma, y presenta la dimensión paterna de la Iglesia, y, al mismo tiempo era hermano, obispo con los obispos.
Esto es lo que dijo que quería hacer e lo hizo. Sus gestos y todo lo que expresó fue en esta dirección. Además, no debemos olvidar que el Papa es hijo del episcopado latinoamericano. El suyo fue un discurso muy fuerte, pero pronunciado con paternidad y fraternidad. Acentuó algunas cosas que ya había dicho, en las cuales justamente, puso en guardia sobre algunas tentaciones. Mostró una fotografía de las realidades que existen en la iglesia y contemporáneamente, propuso un perfil, una figura de obispo que sea servidor, padre y madre al mismo tiempo. Dijo que si él tuviese que definirla, la pastoral sería María Madre, la Iglesia Madre.
Habló claramente también de la importancia de la conducción de la Iglesia: es necesario que los obispos guíen, pero no “mandoneando”. Exactamente esta palabra utilizó. Propuso a los obispos la pobreza como estilo de vida. Destacó a su vez, la importancia que en el sentido psicológico tiene la pobreza, para no tener una mentalidad aristocrática. Creo que el mensaje que el Papa dio ayer a los obispos presentes en el CELAM fue el de alguien que conoce muy bien y desde dentro la realidad, y que camina con la Iglesia de América Latina sobre sus hombros. Como si dijera: “puedo decirles esto y ¡se los debo decir! Estamos atrasados en algunas cosas, pero vamos adelante, mejoremos, cambiemos, renovémonos”. Pero también el suyo fue un mensaje de mucha esperanza. El Papa habla siempre de conversión. Dice: fijémonos permanentemente en los procesos de conversión. Yo creo que todo esto es un gran testimonio que Francisco está dando a la humanidad y que ningún cristianismo puede dar lecciones sin someterse a un proceso de conversión.
¿Cuáles son las perspectivas de recepción del Documento de Aparecida después de este encuentro con el Papa?
Creo que en estos años ya hubo una cierta recepción del Documento; es evidente que toda la América Latina se movilizó. El Papa sin duda ha despertado una sensibilidad nueva hacia todo lo sucedido en Aparecida. Esperemos que pueda convertirse cada vez más en un “itinerario” posible de recorrer por todos nuestros pueblos y que demos los pasos que el episcopado ha estimado y visto. Creo que el paso más importante que Francisco nos está ayudando a dar es justamente el de una profunda dimensión de conversión pastoral, es decir nos pone a todos a seguir a Cristo. Esto quiere decir asumir el Evangelio en las actitudes, en los gestos, en los discursos, en todas nuestras actividades y quiere decir asumir la transformación de la realidad. Si hay algo que este Papa posee como un don particular es el de ser absolutamente consciente de que el Evangelio nos da una posibilidad única no sólo de crear en nosotros una conciencia de buenos cristianos, sino también de transformar la realidad social, política y cultural.
¿Quisiera decirnos algo más sobre el Papa en Brasil?
Creo que el Papa dio un gran paso con los jóvenes porque les propuso la Eucaristía y la oración como caminos para seguir a Cristo y, en tercer lugar, les indicó que ayuden al hermano. Yo creo que éste es el camino para los jóvenes y para toda la Iglesia: poder trabajar por los demás, por los hermanos, por aquéllos que se encuentran en dificultades. Otra cosa bellísima del Papa fue cuando le dijo al CELAM que Dios está en todos lados. No sólo está en la Iglesia, en el templo, en las instituciones religiosas. Esta visión de la presencia de Dios en la historia de la humanidad, me parece fundamental para nosotros cristianos, de lo contrario podría suceder como en los tiempos de Jesús, que no todos lo reconocieron.
* Dra. Susana Nuin Núñez, uruguaya, miembro del Movimiento de los Focolares, Consultora del Consejo Pontificio para las Comunicaciones Sociales, Secretaria Ejecutiva del Departamento de Comunicación e Imprenta del CELAM.
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