Eran 180 los jóvenes abogados de 13 naciones reunidos para confrontarse sobre el candente y actualísimo tema del respeto de la dignidad de todo hombre y mujer. Es el segundo congreso internacional para el grupo que ya en el 2009 se había reunido en Roma alrededor del tema: el derecho en búsqueda de la justicia.
En la apertura se leyó el mensaje de saludo de la Abog. María Voce, Presidente de los Focolares (anteriormente coordinadora de Comunión y Derecho), quien en esos días se encontraba en Tierra Santa: “Se necesita mucho valor ante estos retos; un fortísimo compromiso, coherencia, una mirada que sepa ver en los tiempos que corren esos signos de esperanza y que indican el camino por recorrer juntos, para construir un mundo donde la dignidad humana sea realmente comprendida y respetada”. La Dra. Vera Araujo fue quien lo leyó, después de trazar –como socióloga y como abogada- el valor de la norma para la vida civil.
Como base del congreso se planteó la pregunta: ¿existe una dignidad que pueda valer como ‘común denominador’, en su dimensión universal y particular, para cada hombre? Y ¿cuál es su tutela? La respuesta pareció florecer también a través de las palabras pronunciadas en el 2006 por el Vicepresidente de la Corte Constitucional Italiana, Paolo Maddalena, referidas en la exposición de la Profa. Adriana Cosseddu (Universidad de Sassari): «La dignidad identifica la esencia y la identidad del hombre en cuanto tal. Sin ella no puede haber ni igualdad ni libertad».
Seguidamente, se invitó a los jóvenes a analizar la situación actual en África del Norte: la multiplicación de demostraciones y de signos de rebelión de gran parte de la población, expuesta a graves dificultades económicas también por el aumento incontrolado de los precios de los productos de primera necesidad, “es la prueba de que la protección esperada y las garantías que se reivindican son otros tantos reclamos de reconocimiento de la libertad y de la dignidad”.
Sobre esta base común, se desarrollaron los tres intensos y participados días de Congreso, en los que los jóvenes fueron los protagonistas.
Eran 5 los grupos de estudio, mediante los cuales se entró en la médula del debate:
- Dignidad y Constitución europea.
- Dignidad humana y nuevas esclavitudes.
- Dignidad del embrión.
- Dignidad en el sistema penal y carcelario.
- Dignidad humana y derecho ambiental.
A las reflexiones se sumaron los testimonios de diversos profesionales: desde abogados penalistas hasta funcionarios del ministerio público; desde consejeros jurídicos hasta voluntarios que laboran por los presos.
En la mañana conclusiva el Prof. Vincenzo Buonomo (Universidad de Laterano), introduciendo el discurso de Chiara Lubich de 1997 en las Naciones Unidas, puso en evidencia cómo en el ordenamiento de la “comunidad de los Estados” encuentra su espacio específico precisamente la dignidad humana, definiendo como profético y actualísimo el contenido de sus palabras: “…si más de un hombre aceptara el sufrimiento por amor, el sufrimiento que exige el amor, ésta podría convertirse en el arma más potente para devolver a la humanidad su más alta dignidad”.
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