Movimiento de los Focolares

Palabra de vida – Agosto 2017

Este salmo es un canto de gloria para celebrar la realeza del Señor, que domina sobre toda la historia: es eterna y majestuosa, pero se expresa en la justicia y en la bondad y se parece más a la cercanía de un padre que al poder de un dominador. Dios es el protagonista de este himno, que revela su ternura sobreabundante como la de una madre: Él es misericordioso, piadoso, lento a la ira, grande en el amor, bueno con todos… La bondad de Dios se ha manifestado hacia el pueblo de Israel, pero se extiende sobre todo lo que ha salido de sus manos creadoras, sobre cada persona y sobre toda la creación. Al final del salmo, el autor invita a todos los vivos a unirse a este canto para multiplicar su anuncio, en un armonioso coro de muchas voces: «Bueno es Yahvé para con todos, tierno con todas sus criaturas». Dios mismo confió la creación a las manos laboriosas del hombre y de la mujer, como libro abierto en el que está escrita su bondad. Y ellos están llamados a colaborar en la obra del Creador y a añadir páginas de justicia y de paz caminando según su designio de amor. Pero, por desgracia, lo que vemos a nuestro alrededor son las muchas heridas infligidas a personas muchas veces indefensas y al entorno natural. Y es debido a la indiferencia de muchos y al egoísmo y la voracidad de quienes explotan las grandes riquezas del entorno solo para sus intereses, en perjuicio del bien común. En los últimos años se ha abierto camino en la comunidad cristiana una nueva consciencia y sensibilidad en favor del respeto a la creación; desde esta perspectiva podemos recordar muchos llamamientos autorizados que nos animan a redescubrir la naturaleza como espejo de la bondad divina y patrimonio de toda la humanidad. Así lo expresa el patriarca Bartolomé I en su Mensaje para la Jornada de la Creación del año pasado: «Se requiere una vigilancia continua, formación y enseñanza, de modo que quede clara la relación de la crisis ecológica actual con las pasiones humanas […] cuyo […] resultado y fruto es la crisis ambiental en que vivimos. Por tanto, el único camino  lo constituye el retorno a la belleza antigua […] de la moderación y de la ascesis, que pueden llevar a gestionar sabiamente el entorno natural. En particular la avidez, con la satisfacción de las necesidades materiales, lleva con certeza a la pobreza espiritual del hombre, la cual comporta la destrucción del entorno natural»1. Y el papa Francisco ha escrito en el documento Laudato si’: «El cuidado de la naturaleza es parte de un estilo de vida que implica capacidad de convivencia y de comunión. Jesús nos recordó que tenemos a Dios como nuestro Padre común y que eso nos hace hermanos. El amor fraterno solo puede ser gratuito […]. Esta misma gratuidad nos lleva a amar y aceptar el viento, el sol o las nubes aunque no se sometan a nuestro control. […] Hace falta volver a sentir que nos necesitamos unos a otros, que tenemos una responsabilidad por los demás y por el mundo, que vale la pena ser buenos y honestos»2. Así pues, aprovechemos algún rato libre de las tareas laborales, o todas las ocasiones que tengamos durante el día, para dirigir la mirada a la profundidad del cielo, la majestad de las cimas y la inmensidad del mar, o si no a una simple brizna de hierba que ha brotado a la orilla del camino. Nos ayudará a reconocer la grandeza del Creador amante de la vida y a encontrar la raíz de nuestra esperanza en su infinita bondad, que todo lo envuelve y acompaña. Elijamos para nosotros y para nuestra familia un estilo de vida sobrio, respetuoso con las exigencias del entorno y proporcionado a las necesidades de los demás, para enriquecernos de amor. Compartamos los bienes de la tierra y del trabajo con los hermanos más pobres y testimoniemos esta plenitud de vida y de alegría haciéndonos portadores de ternura, benevolencia y reconciliación en nuestro entorno. LETIZIA MAGRI ______________________________

  1. Cf. BARTOLOMÉ I, Mensaje para la Jornada de la Creación, 1-9-2016.
  2. Cf. FRANCISCO, carta encíclica Laudato si’, 24-5-2015, nn. 228-229.
Siguiendo las huellas del  Gen Verde

Siguiendo las huellas del Gen Verde

Gen-Verde-PalermoA partir del pasaje de la banda internacional Gen Verde por la ciudad, en la escuela donde Tiziana es profesora,  se vieron efectos positivos en las relaciones entre ella y los alumnos. En especial cuando terminó el curso, sabiendo Tiziana que uno de ellos se manifestaba como no creyente, quiso escribirle. La respuesta del estudiante no se hizo esperar. «Querido Luca, ya terminamos el curso escolar.  Siento el deseo de escribirte algunas líneas pues me faltó la posibilidad de intercambiar opiniones contigo. Así, sin un motivo preciso, sólo porque me gusta mucho el diálogo. Me gustaría también preguntarte el porqué de tu “ateísmo”, como diría Checco Zalone… [un cómico italiano, ndr], pero no hubo tiempo. Estoy convencida de que no existen ateos, sino sólo “personas diversamente creyentes”. Es demasiado fuerte el deseo de infinito que nos invade el alma. Hice un descubrimiento fundamental en mi vida, que me cambió radicalmente:  Dios ama al punto de la locura, a mí y a cada uno de nosotros.  Tal vez yo sea diversamente atea si no hubiese conocido a este Dios. El amor nos interpela a todos, estamos locamente sedientos de amor. Si tú crees como yo en el amor, entonces, ambos somos diversamente creyentes. Si el ateísmo te lleva a no creer en un Dios cruel, justiciero, frío, indiferente, Motor inmóvil, gran aquitecto, Ser supremo, etc, etc, entonces ¡también yo soy atea contigo! Puedo sólo creer en un Dios de carne y hueso, que por amor nació, se hizo hombre, murió y resucitó. ¡Chau Luca, quiero agradecerte por estos años que vivimos juntos!» 2017-07-28«Querida profe me da un grandísimo gusto saber que también fuera del contexto escolar Ud. quiera tener el deseo de escucharme (no es que no lo supiera, sino que ésto fue una confirmación ulterior). También a mi me hubiera gustado discutir con usted los argumentos más disparatados, desde la política hasta la religión. Siempre admiré su disponibilidad y su apertura mental, su capacidad de diálogo, de escucha, de comprensión, de aceptación de las opiniones de los otros, aunque sean totalmente diferentes de las suyas. Siempre consideré su opinión como algo muy importante. Entre las numerosas cosas, me enseñó que cambiar el punto de vista es fundamental para comprender a los demás, pero sobre todo a sí mismo. Este año participé junto con otros compañeros de la escuela en “PULSE”,  el 1º de mayo en la ciudadela de Loppiano. Durante nuestra estadía fuimos alojados en el Instituto Universitario Sophia, en el cual diversos jóvenes provenientes de todo el mundo continúan sus estudios después de graduarse. Fue allí, en lo que a mi se refiere, que encontré en mi propia persona, el significado de la igualdad, hermandad. Y esto fue gracias al magnífico recibimiento de los jóvenes y de los profesores del Instituto, que me trataron como si nos conociéramos de toda la vida. Lo que me impresionó más fue lo que ocurrió la noche del segundo día, cuando cenamos junto con los jóvenes que nos alojaban. Ellos cocinaron juntos apasionadamente, sólo para nosotros, todo lo que tenían en la cocina. En ese momento a pesar de que estuviese a más de 1000 km de distancia de mi ciudad, me sentí en mi casa. Me encontré en la mesa hablando del más y del menos con dos libaneses, con un alemán, con un cubano, un argentino, un colombiano y un boloñés delante de un plato de carne, espinaca, papas y cebollas. Después nos quedamos despiertos hasta tarde conversando sobre nuestras experiencias, nuestros proyectos, tocando la guitarra, cantando canciones y tomando un poco de vino que provenía de la selva negra alemana. En ese momento el objetivo de “PULSE”, por lo menos para mí, fue alcanzado. Gracias profe y… ¡hasta la próxima!