Klaus Hemmerle: el mundo en la mente y en el corazón

El obispo Klaus Hemmerle

El obispo Klaus Hemmerle
En ocasión del 30° aniversario (1987-2017) de la entrega de la “Placa Cataliniana” a Chiara Lubich, la Comunidad de los Padres Dominicos de Siena (Italia), en colaboración con la Asociación Internacional de Catalinianos y el Movimiento de los Focolares, está promoviendo un Congreso (23 y 24 de septiembre en Loppiano, la ciudadela fundada por Chiara Lubich e 1964) con el título: “La Mística del Fuego en Catalina y Chiara”. Los relatores: Piero Coda rector del Instituto Universitario Sophia y Sor Elena Ascoli O.P de la Asociación Internacional de Catalinianos. El moderador: Padre Alfredo Scarciglia O.P. (Prior del convento de Santo Domingo en Siena y asistente eclesial de los Catalinianos). Se leerá un mensaje de María Voce, presidente de los Focolares. Durante el Congreso se proyectará un video sobre la entrega de la Placa Cataliniana a Chiara Lubich y la actriz sienesa Paola Lambardi leerá algunos pasajes extraídos de textos catalinianos Programa
«Una experiencia de Iglesia viva, en camino, en diálogo, en salida», Paola Pepe y Jonathan Michelon (responsables de las Escuelas Gen internacionales de Loppiano) sintetizan así, en pocas palabras, los días del Seminario internacional sobre la situación juvenil. El cual forma parte de un camino de preparación, ideado por la Secretaría General del Sínodo de los Obispos, en vista de la XV Asamblea General Ordinaria sobre el tema “Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional”. «Hicimos una experiencia de profunda comunión, de “training sinodal” en contacto con varias realidades eclesiales. Ya desde el verano nos habíamos preparado, junto con otros jóvenes de los Focolares de varios países, para enviar nuestra contribución a la Secretaría General del Sínodo», escriben junto con Leandro (Argentina), Marina (Brasil) y Nelson (El Salvador). El programa del Seminario era rico de contenido, con intervenciones de alto nivel por parte de formadores, economistas, expertos en comunicación, sociólogos, consejeros, apasionados del mundo juvenil. Eran veintiuno los jóvenes presentes sobre 82 participantes de los 5 continentes, que dieron su preciosa contribución a los trabajos de reflexión con propuestas de método y de contenido acerca de la próxima cita sinodal. Significativo el hecho de que la Secretaría organizativa acogió prontamente algunas de sus sugerencias con respecto a la metodología de desarrollo del programa, incrementando las ocasiones de compartir en plenaria.
«Las meditaciones bíblicas que abrían las jornadas, nos interpelaban profundamente. De manera especial nos impactó, en una de ellas, el fragmento que evidenciaba que para mostrar la vida de Jesús a los jóvenes es necesario haber hecho la experiencia de Él. ¡Cuán importante es el testimonio de vida!». Las distintas temáticas sobre los jóvenes en relación a identidad, programación, alteridad, tecnología, trascendencia, dejaron entrever escenarios realistas no faltos de desafíos, pero siempre abiertos a la esperanza. Se habló de la importancia pastoral de algunas iniciativas en las que los jóvenes son protagonistas cuando están acompañados por adultos dispuestos a vivir juntos la búsqueda del sentido de la vida. «Ahora queremos elaborar las experiencias que vivimos, considerando su valor formativo y evangelizador, para ofrecerlas a la Iglesia». «El seminario fue una gran oportunidad de apertura de la Iglesia y de cuanto está haciendo por los jóvenes; y para nosotros la posibilidad de trabajar con la Iglesia, para cambiar las realidades del mundo. La Iglesia quiere escucharnos, saber qué pensamos, qué podemos hacer concretamente y desea afrontar con nosotros también las dificultades. No encontramos respuestas, pero avanzamos juntos”, explica Marina.
Las conclusiones ponen de relieve que es necesario construir el cambio y llegar a ser jóvenes y adultos generadores de vida a través de la escucha recíproca. «Surgieron propuestas concretas que serán presentadas a los padres sinodales. Entre ellas, la de un equipo de jóvenes que colabore con la Secretaría General del Sínodo para preparar momentos de intercambio y diálogo durante los trabajos sinodales entre obispos y jóvenes e involucrar de forma estable algunos de ellos en los organismos de la Santa Sede; una Iglesia reconocida por todos como “casa-comunión-familia”. De las jornadas romanas nos llevamos muchas perlas, como la que se encuentra en el documento preparatorio en el que se habla de los jóvenes: “la posibilidad de que se dé un florecimiento depende de la calidad de nuestros cuidados, no por el deseo de cambiar al otro, sino para crecer juntos”». «El Sínodo de los jóvenes –concluye el Card. Baldisseri, Secretario General del próximo Sínodo– puede representar un paso de esa renovación misionera de la Iglesia, que como dice la exhortación apostólica Evangelii Gaudium, constituye el desafío de este tiempo. Tenemos que dirigirnos a los jóvenes no sólo para que nos ayuden a comprender cómo anunciar el Evangelio, sino también para entender qué es lo que Jesús le pide a Su Iglesia, qué se espera de ella, qué es lo que hay que cortar y cocer nuevamente en esta misión». Otro paso será sin duda el Genfest 2018 que se llevará a cabo en Manila (Filipinas) y, además, la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) en enero de 2019 en Panamá.
«Juntos por la Paz: respeto, seguridad y dignidad para todos», el tema del Día internacional por la Paz, instituída por las Naciones Unidas el 21 de septiembre de cada año, para promover el respeto, la dignidad y la seguridad de todos aquellos que están obligados a abandonar sus casas en busca de una vida mejor. Declarada en el 1981 como un día de paz y de no violencia, la celebración recuerda a todos los estados miembros, organizaciones del sistema de las Naciones Unidas, organizaciones regionales y no governativas y a personas de buena voluntad a promover iniciativas educativas, de formación y sensibilización de la opinión pública sobre los temas referidos a la paz, a la defensa de la diversidad, a la aceptación de los refugiados y emigrantes, y contra toda forma de discriminación.
«Domingo 20 de agosto de 2017, a las 5.00 horas. Desde lejos escucho el llamado del muecín a la oración. El termómetro ya marca los 30º. Me encuentro en una minúscula casita de madera en la pequeña Aldea de la paz en Escútari, Albania. La Iglesia Católica la construyó a finales de 1999, durante la segunda guerra balcánica, para los refugiados. Ahora acoge nuestra escuela go4peace». Así empieza el relato-diario de Meinolf Wacker, un joven sacerdote alemán, quien, juntos con otros sacerdotes del Movimiento de los Focolares, desde hace más de 20 años, trabaja en los Balcanes – tierra asolada por guerras y fragmentaciones – para organizar “escuelas de paz” para centenares de jóvenes. El primer pensamiento de la mañana se dirige a la velada que se concluyó unas horas antes y al gran concierto ofrecido por los jóvenes en la plaza de la catedral de Escútari. En la conclusión Mark, que proviene de Irlanda, se hizo portavoz de su llamado: “Estamos aquí del Norte y el Sur, de Occidente y del Este de Europa. La paz es una meta para alcanzar, tenemos que ver en el otro a un hermano o una hermana. Si nos amamos, entonces el fruto será la paz. Se requiere pasión, paciencia y tenacidad. Queremos llegar a ser una generación rica de pasión por la paz”.
Los miembros de la banda que se exhibió la noche anterior y que procedían de Albania, Camerún, Eslovenia, España y Alemania, llegaron después de haber superado un sinnúmero de peripecias. Los alemanes, por ejemplo, una vez que llegaron a Sarajevo, atravesaron las regiones montañosas de Montenegro en un microbús alquilado, haciendo casi 40 horas de viaje. Al llegar, no tuvieron ni el tiempo de tomar aliento que en seguida se repartieron en pequeños grupos para conocerse. Cada día tenían una frase para vivir. “¡No dejes de dar!”, por ejemplo. Pero también una mirada a la naturaleza podía inspirar un nuevo lema, como el hecho de ver una vaca acostada en el prado que se toma todo su tiempo para rumear. En un mundo lleno de frenesí es necesario detenerse de vez en cuando y “rumear” interiormente lo que Dios nos ha sugerido. «Al inicio de la escuela – escribe Meinolf – nos detuvimos en el famoso Puente del Medio, en la ciudad de Mes. Unidos, tomados de la mano, todos los participantes, musulmanes, evangélicos, católicos o de otras visiones del mundo, nos confiamos al misterio de Dios, en silencio. Durante la semana se llevaron a cabo 31 talleres que les dieron a los jóvenes la oportunidad de entrar en contacto con la gente del lugar. Cada día, más de cien niños nos esperaban en Fermentim, en la periferia de Escútari, donde trabaja de manera estable una comunidad de religiosas». Ahí los muchachos produjeron llaveros y trabajaron para pintar y pavimentar el preescolar y la casa de una familia. «Otras etapas fueron el Museo de la Catedral de San Esteban, en Escútari, donde se recuerdan los 38 mártires asesinados por el régimen comunista de 1945 a 1974, el Museo de la memoria con los horrores cometidos en esos años, y la visita a una mezquita. En un taller interreligioso se habló de las relaciones entre las religiones en los Balcanes. Además plantamos unos árboles, pintamos algunas casitas del pueblo y nos encontramos con los niños que están confiados a las religiosas de Madre Teresa. La jornada terminaba siempre con una alegre cena en el pueblo».
«Junto con Christoph y Tobias de la agencia 18frames Film+Media Produktion de Hamburgo habíamos ideado la campaña “Yourope” con la intención de involucrar a los jóvenes europeos para que “den la cara” a fin de mostrar una Europa sin barreras. Un videoclip realizado durante el campamento, con nuestros rostros, delante de un fondo negro, terminaba con la invitación a compartir entre nosotros otros breves videos con la misma frase inicial: I show my face… Armela tomó un pequeño automóvil de mi auto – una alce – se lo puso en los hombros y se grabó: I show my face because I am from Albania, studying in Austria, sitting in a French car with a German driver and a young friend from Sweden. (“Yo doy mi cara porque soy de Albania, estudio en Austria, estoy en un carro Francés con un chofer Alemán y un joven amigo de Suecia”). En pocos días más de 50 mil personas habían visto el videoclip». Cuentan dos de los participantes: «Cuando, hace un año, supe que la escuela se llevaría a cabo en Escútari, era escéptica. Provengo de Albania y conozco la mentalidad de mi país. Durante la preparación ayudé como pude. Los dos primeros días fueron bien. Pero, cuando empezaron los talleres, reinaba una gran confusión. “¡Bienvenidos al caos!” pensé. Sin embargo después todo funcionó diversamente de cómo había imaginado. En ocasión del concierto final tenía que explicar la campaña “Yourope”. ¡En los ojos del público se veía una alegría verdadera! ¡El amor fue más fuerte que los obstáculos!». «Las misas de la noche no eran ritos vacíos, sino fe vivida, profunda, que me impactó. Las explicaciones sobre el sentido del dolor y el encuentro con Jesús en el sufrimiento me dieron mucho, y todavía, después de tanto tiempo, sigo ‘rumeándolas’». Mira el Videoclip