Dic 7, 2018 | Sin categorizar
Con una carta dirigida a todo el Movimiento de los Focolares, fechada el 7 de diciembre de 2018, día del 75° aniversario de la consagración a Dios de Chiara Lubich, la Presidente María Voce ha anunciado que a lo largo del 2020 se recordarán los 100 años de su nacimiento. “Nos acercamos al año 2020, en el que festejaremos el Centenario del nacimiento de Chiara Lubich –ha escrito María Voce–. Este aniversario sin duda representará una oportunidad única, ante todo para agradecer a Dios por el don que Chiara ha sido para nosotros y para muchas personas en todo el mundo. De hecho, el carisma que Dios le dio nos ha conquistado a todos y ha cambiado o está cambiando profundamente nuestra vida. Será también el momento favorable para permitir que muchas otras personas encuentren a Chiara viva hoy en su Obra”. “Pidamos juntos, desde ahora –concluye la Presidente– la abundancia del Espíritu Santo, para nosotros, para todo lo que queremos realizar, pero antes que nada para todas las personas que tendrán la oportunidad de conocer a Chiara y su carisma”. En los próximos meses las comunidades de los Focolares en el mundo se darán cita para proyectar juntos cómo celebrar este aniversario. En el Centro internacional del Movimiento de los Focolares se ha creado una comisión a la que dirigirse (centenario.chiara(at)focolare.org) para comunicar las iniciativas ideadas, pedir consejo o solicitar material informativo. También nuestra página web dedicará un espacio al Centenario de Chiara a través de cual se darán a conocer las distintas actividades que se realizarán en el mundo con ocasión de este aniversario.
Dic 7, 2018 | Sin categorizar
Con su “sí” incondicional a Dios, Chiara Lubich realizó un gesto simple y revolucionario que sigue siendo generador de vida, obras y cultura. El 7 de diciembre de 1943, Chiara se donó a Dios para siempre. A un grupo de adolescentes de los Focolares, en 2002, les contó que esa fría mañana de 75 años atrás ella no tenía intención de fundar nada: “Me había casado con Dios. Lo esperaba todo de él”. Hoy, más de dos millones de personas han abrazado la espiritualidad, que ha superado fronteras geográficas y culturales. ¿Qué sucede cuando en su recorrido de vida alguien se encuentra con la espiritualidad de Chiara Lubich? Se lo preguntamos a María Celeste Mancuso y a Arthur Ngoy, respectivamente argentina y congolés. María Celeste, docente: “Conocí a los Focolares durante la dictadura militar en mi país: mi hermano de veinticuatro años había sido secuestrado y asesinado y mi familia estaba destruida por el dolor. Fue entonces cuando me encontré con un grupo de jóvenes del Movimiento que me hablaron del grito de dolor de Jesús en la cruz al que podía unir el mío. Encontré la fuerza de perdonar a los asesinos de mi hermano y opté por adherir al llamado de amar a todos, así como había hecho Jesús. Profesionalmente me dediqué
a la enseñanza de jóvenes de escasos recursos, no sólo para ofrecerles bases culturales, sino también para devolverles su diginidad y respeto. Hoy ya no me siento sólo argentina o latinoamericana, sino que pertenezco a una nueva cultura, que ve al otro, al diferente, como a un hermano, que lee la historia como un camino hacia la realización de la fraternidad universal. Arthur, médico: “Acababa de perder a algunos amigos a raíz de un accidente, en el que yo también había estado involucrado. Estaba muy deprimido, y fue en ese período que oí hablar de Chiara, que ella había descubierto el amor de Dios justamente durante la absurda situación de la segunda guerra mundial, y entendí que quería que mi vida estuviese guiada por el Evangelio. Así, elegí no creer en los chantajes de la corrupción, tan común en mi país, y vivir mi profesión de médico poniendo como primera cosa el bien de los pacientes. En 2007 experimenté uno de los momentos más difíciles de mi vida: mi hijo mayor murió en un accidente. Un epidodio que, en la cultura africana, es interpretado de muchas maneras; algunos me aconsejaron que me divorciara, o que abandonara mi trabajo o el país… sólo la certeza de que lo que Chiara me había enseñado, o sea seguir amando, me ayudó a superar esta prueba y pude volver a llevar la paz a mi familia. Quiero agradecerle a Chiara por haber traído la espiritualidad de la unidad también al continente africano.
Stefania Tanesini