290 dirigentes de la Asociación “Família de la Esperanza” fueron el 28 de mayo pasado al Centro internacional del Movimiento de los Focolares, en Rocca di Papa, para festejar y agradecer a Chiara Lubich por el reconocimiento que acababan de recibir por parte del Consejo Pontificio para los Laicos. Los miembros de la Asociación -de origen brasileño pero hoy difundida en todo el mundo- están comprometidos en distintos campos sociales, principalmente con la recuperación de jóvenes drogadictos. En el centro de los Focolares, pudieron encontrarse con Eli Folonari, secretaria personal de Chiara Lubich, María Voce y Giancarlo Faletti, respectivamente presidente y co-presidente del Movimiento de los Focolares, para un momento de intercambio y de reflexión sobre el tema de “Dios Amor”.
“¿Cuál es el vínculo entre nosotros? El vínculo principal –dijo María Voce- es la vida de la Palabra que se traduce en acciones concretas, día tras día, y que nos lleva por un camino de santidad, sin importar de dónde partimos, pero que hay que vivir en el momento presente”. “La Palabra de Dios –prosiguió Giancarlo Faletti- no es como las otras palabras. Las otras palabras producen una planta que tiene pocos días de vida y después se marchita. En cambio, la Palabra de Dios produce una planta grande que dura para siempre. Yo creo que ustedes son los testigos de esta vitalidad”.
La historia de la Asociación tiene inicio en 1983 en un rincón de una calle de Guaratinguetà, en el interior del Estado de San Pablo. Nelson Giovanelli se acercó a un grupo de jóvenes drogadictos cerca de su casa empujado por el deseo de poner en práctica las palabras del apóstol Pablo, “He he hecho débil con los débiles….”. Uno de ellos, Eleutério, fue el primero que se sintió involucrado y pidió ayuda para salir de la dependencia de la droga. Siguieron tantos otros. Quien sostuvo la obra de Nelson Giovanelli desde un inicio fue el fraile alemán Hans Stapel, quien había conocido el carisma de la unidad de Chiara Lubich y el de la pobreza de San Francisco de Asís.
Nace y se desarrolla una vida comunitaria vivida con los jóvenes marginados basada en un estilo de vida evangélico. Hoy en día la Asociación tiene difusión mundial. Cuenta con 68 Fazendas (de las cuales sólo 40en Brasil) que asisten a 3.000 jóvenes. Está presente en otros nueve países del mundo: Alemania, Filipinas, Mozambique, México, Guatemala, Paraguay, Uruguay, Colombia y Argentina.
La Fazenda da Esperança se hizo más conocida después de la visita del Papa Benedicto XVI a la comunidad de Pedrinhas durante su viaje apostólico a Brasil en el 2007. El encuentro del Santo Padre con los muchachos de la Fazenda fue uno de los momentos más conmovedores de ese viaje. El Papa dirigió un llamado muy fuerte a quien siembra muerte a través de la droga: “Dios les pedirá cuentas de lo que han hecho”. Y a los jóvenes, vueltos a la vida gracias a la Fazenda da Esperança, les dio un mandato para el futuro: “¡Ustedes tienen que ser embajadores de la esperanza!”.
La “Familia de la Esperanza” – nombre oficial de la Asociación de fieles apenas aprobada –no es una congregación ni un instituto secular, ni tampoco puede ser definida como un movimiento espiritual como los Carismáticos o los Focolares, sino que es una nueva comunidad de laicos. Es algo nuevo en la Iglesia. Al respecto María Voce dijo: “la Iglesia no aprueba un Reglamento. Aprueba una realidad que existe. Y por lo tanto este reconocimiento es un signo de alegría. Con esta alegríaen el corazón –vuestra, nuestra y de todoa la Iglesia- pienso que podamos verdaderamente agradecer a Dios”.
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