
Tininha Cavalcanti
En todo el mundo, pero especialmente en Brasil donde nació, se está celebrando el vigésimo aniversario de la Economía de Comunión. Un proyecto que en aquella época fue definido como una “bomba”, porque ya se intuía que comportaba la capacidad de decir una nueva palabra a la actividad económica, poniendo a la persona, es más, sobre todo a quien pasa necesidad, en el centro de la economía misma.
Tú eres brasileña, de Recife, entre las primeras que tuvieron contacto con la espiritualidad de Chiara. ¿cómo viviste esos días tan especiales? “En ese entonces trabajaba en la secretaría de Chiara y la acompañé al viaje a Brasil. Fueron días realmente extraordinarios, esperados durante mucho tiempo… Recordaba nuestros discursos con Vera Araujo, Heleno Oliveira y otros ‘apasionados’ como yo, del primer grupo de brasileños que conocimos esta nueva vida: cuando las esperanzas de ver resueltos los problemas sociales –tan fuertes y evidentes en nuestro país- se habían debilitado… Decidimos constituir la ‘cuadrilla del grano de trigo’ (haciendo referencia al grano de trigo del que habla el Evangelio, que muere para dar frutos), dispuestos a dar la vida para que un día naciera, a través del Ideal que nos había fascinado, una respuesta fuerte. Y la Economía de Comunión fue precisamente esa respuesta, y resonó como una “bomba” en nuestros corazones, superando toda expectativa”. 
Tininha con Chiara Lubich
Cuando Chiara volvió de Brasil, en el ’91, ¿Cómo te sentías, qué hiciste? “Estuve un mes en Recife sumergida en una parte de humanidad sufriente y sedienta de justicia. ¡Pero esta vez era todo distinto! Las situaciones que encontré, aun siendo dolorosísimas, no me hicieron perder la paz. ¡Había nacido la respuesta que tanto esperaba desde cuando conocí el ideal de la unidad en 1958! No sabría decir nada más. Cada contacto con mi tierra natal ha sido fructuoso y lleno de esperanza. Y yo, con gran maravilla, me daba cuenta de que ya no era la misma; me sentía como una ‘astilla incandescente de esa bomba’. Sólo puedo decir que en ese momento tuve la certeza de que valió la pena invertir todas mis energías. Y ahora vemos los efectos positivos de la EdC en todo el mundo, reconocida como un proyecto que sabe responder a las fuertes desigualdades de Brasil y no sólo, pero también acogida por el mundo académico”.
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