El sugestivo marco de las montañas acogió, el domingo 8 de octubre, a cuantos subieron a Vallo de Lanzo (más o menos a 60 km. de la ciudad de Turín, en el norte de Italia) para festejar el 50° aniversario de la fundación del Movimiento Parroquial. “50 años de historia y una pasión por la Iglesia” fue el título de la jornada, que tuvo lugar en el auditorio del Centro María Orsola, repleto de personas provenientes de varias regiones de Italia. Entre ellas estaba el Card. João Bráz de Aviz, Prefecto de la Congregación para los Institutos de vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, y Mons. Giuseppe Petrocchi, Arzobispo de Aquila. Precisamente en Vallo, 50 años atrás, como puso en evidencia María Voce, presidente del Movimiento de los Focolares, en el mensaje enviado, nació una de las primeras comunidades, alrededor de Mons. Vincenzo Chiarle. Esta comunidad, viviendo la espiritualidad de comunión de los Focolares, empezó a “dar testimonio de un auténtico estilo de vida evangélico en el ámbito de la parroquia, reavivando su espíritu y estructuras”. Surgió un modelo de “iglesia viva”, según la definición de Mons. Petrocchi, pequeña por sus dimensiones, pero grande por su espíritu de servicio. De la comunidad nació un ejemplo de santidad, María Orsola, de sólo dieciséis años, de quien está en camino el reconocimiento oficial.
El Movimiento parroquial surge a partir de la intuición de Chiara Lubich, en los años ‘40, sobre la influencia que podría tener la espiritualidad de la unidad en las comunidades parroquiales. El histórico encuentro con el Papa Pablo VI, en 1967, marca la fecha de nacimiento oficial. La historia del Movimiento parroquial es recorrida a través de las palabras de los primeros testigos. El compromiso continua: todavía hoy Vallo es la meta de grupos de jóvenes y comunidades, gracias a su espíritu de comunión siempre presente. Hoy son muchas las comunidades en distintas regiones de Italia y en otros países del mundo. Bruno y Luisa, una pareja de esposos de Cavi di Lavagna (Génova, Italia), ofrecieron su testimonio de compromiso activo en estrecha unidad con su párroco. Impactante la experiencia de Luca, quien gracias al apoyo de los jóvenes de su parroquia, pudo transformar las incógnitas que le produjo un grave accidente automovilístico del que fue víctima, en un tiempo favorable para redescubrir la oración y reflexión acerca de la belleza de la vida. Como auguró el arzobispo de Turín, Cesare Nosiglia, en su mensaje inaugural, hacer el recorrido de 50 años de vida significa volver a los orígenes y encaminarse hacia nuevos desafíos.
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