Un país martirizado, sin paz, donde los grupos terroristas compiten para reivindicar los atentados perpetrados. Tres atentados en una semana provocaron un gran número de víctimas entre la población civil: se habla de más 150 muertos entre Kabul y Jalalabad, con más de 400 personas heridas. En Kabul consideraban atacar a un hotel y, no llegaron al segundo objetivo que era el palacio del Alto Consejo de la Paz, dado que el terrorista fue detectado y se hizo estallar en el checkpoint. En Jalalabad fue asaltada la sede de “Save the Children”, la organización internacional que desde hace años trabaja en este territorio. Según los datos de la ONU, el año pasado en el país perdieron la vida 17 trabajadores humanitarios, 33 fueron heridos y 48 fueron raptados. El Papa Francisco se refirió a estos ataques durante el Ángelus del 28 de enero pasado: «¿Hasta cuándo – se preguntó el Papa- el pueblo afgano tendrá que soportar esta inhumana violencia?. Recemos en silencio por todas las víctimas y por sus familias, y recemos por todos aquéllos, que en este país, siguen trabajando para construir la paz» El Movimiento de los Focolares expresa su cercanía al pueblo afgano, esperando una resolución de paz que pueda llevar lo más pronto posible, serenidad al país.
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