Mons. Félix Machado es un apasionado del diálogo interreligioso. Lo testimonia la amistad que lo une a numerosos líderes de varias religiones, como, para dar un ejemplo, con la gran estudiosa hindú, Dra. Kala Acharya. Cada uno habla del otro llamándolo “mi hermano Félix” y “mi hermana Kala”, lo que confirma la profunda sintonía alcanzada, que los ha llevado a considerar la fraternidad universal como un punto en común. Monseñor, ¿cómo se explica esta propensión suya al diálogo? «Crecí en una cultura rural y cosmopolita. Vasai, de hecho, actual sede de mi ministerio, es también mi ciudad natal. Después de haber estudiado Teología en Francia y en los Estados Unidos, desde 1999 al 2008 presté mis servicios en el Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso en el Vaticano. Allí he podido adquirir muchos elementos útiles en este campo y he comprendido que la clave consiste en establecer relaciones reales y auténticas con las personas diferentes de nosotros. Por eso, aunque fueran líderes y estudiosos o simples campesinos y pescadores, mi deber como cristiano es el de ver a cada uno como a un hermano o hermana en Cristo. El verdadero diálogo puede surgir sólo de una profunda actitud de escucha y de aceptar al otro y después, si es necesario, se pueden ofrecer los ideales propios como un don. Por eso aprecio el trabajo interreligioso desarrollado por el Movimiento de los Focolares aquí en India. Se trata de una acción basada en la autenticidad, en la confianza y en la buena voluntad con nuestros hermanos y hermanas hindúes».
Después de su viaje a India, al principio del año, María Voce, presidente de los Focolares, ha dicho que Usted le reservó una calurosa acogida. «Me ha dado alegría darle la bienvenida en mi diócesis de Vasai y recordar con ella los primeros contactos que tuve con el Movimiento por medio de dos focolarinas que trabajaban en el Consejo Pontificio del Diálogo Interreligioso. Me quedé impresionado por el gran amor que ponían en las actividades más sencillas. Esto me motivó a conocer más de los Focolares y muy pronto tuve el privilegio de encontrarme con Chiara Lubich. Era sencilla, directa y creía en la unidad. Este camino de la unidad ella lo ofreció a la humanidad a través de la Iglesia, siendo siempre profundamente fiel a ella y trabajando por la unidad de la familia humana. Soy feliz de ver que en India los Focolares llevan adelante esta herencia por medio del diálogo entre las religiones, las culturas y las generaciones». Frente a los muchos desafíos que la familia humana tiene que enfrentar en varias partes del mundo, ¿cuán importante es seguir por el camino del diálogo? «Es un proceso que requiere tiempo y dedicación y a veces el diálogo puede parecer inútil cuando nos encontramos con episodios de violencia, con la pobreza y la discriminación social. Pero no es así. Personalmente trato de inspirarme en el Papa Juan XXIII, que acostumbraba arrodillarse en oración después de una larga y dura jornada, diciendo: “Señor, he hecho lo mejor que podía. Ésta es tu Iglesia, ahora eres Tú el que está al mando”. Como seres humanos tendemos a ser impacientes, pero Dios no lo es. De consecuencia, tenemos el deber de parecernos a Cristo en la forma de amar, de perdonar y seguir creyendo en la fraternidad universal, también y sobre todo cuando puede parecer inadecuada para resolver los problemas actuales. Debemos recordar que no podemos imponer a Dios nuestra manera de pensar el tiempo». Entrevista de Annabel D’Souza
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