«Alguien me preguntó si había dormido esta noche. Le respondí que sí, pero que probablemente no sucedería lo mismo ¡después del partido de ‘mi’ Real Madrid contra el Atlético!». El 13 de septiembre de 2014, Jesús Morán Cepedano, recién elegido co-presidente de los Focolares para los próximos seis años, empezó con una broma, lo que permitió aligerar la intensidad del momento. Fue tangible la alegría de toda la Asamblea, mientras María Voce le agradecía por haber aceptado compartir con ella la responsabilidad del Movimiento. También la Santa Sede expresó la necesaria confirmación del nuevo co-presidente, como prescriben los Estatutos de los Focolares, con una carta firmada por Mons. Rylko en donde le desea «que desarrolle fiel y generosamente su tarea, en unidad profunda con la Presidente, para el bien de toda la Obra de María». Y ciertamente no podía faltar el gracias de María Voce a Giancarlo Faletti, co-presidente saliente, «por haber compartido tan bien esta responsabilidad durante seis años», palabras seguidas por una standing ovation de toda la sala. En el Movimiento de los Focolares la figura del co-presidente pone de relieve el aspecto de la unidad, que encuentra su fundamento en las palabras de Jesús «Donde dos o tres están reunidos en mi nombre, yo estoy en medio de ellos» (Mt 18,20). Según los Estatutos de los Focolares el primer deber del co-presidente es «estar siempre en la más profunda unidad con la presidente», como símbolo de la unidad del Movimiento «que, junto con ella o sustituyéndola, deberá servir también él».
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