Entre los varios desafíos que la Iglesia católica enfrenta hoy, existe la disminución de las vocaciones sacerdotales que vuelve arduo el desarrollo de las tareas tradicionalmente reservadas al párroco.
Por otro lado el Concilio Vaticano II confirió gran dignidad a los laicos, abrió puertas a la acción concreta de los fieles, que, en el ámbito parroquial, sostienen y a veces sustituyen la actividad del sacerdote donde es posible.
He aquí algunas experiencias maduradas en Austria en algunas parroquias católicas, donde hay miembros del Movimento parroquial del Movimiento de los Focolares.
Traunkirchen, a 80 Km de Linz. Brigitte pertenece a un pequeño grupo pastoral encargado de una parroquia. Se ocupa de la liturgia y de la atención a los enfermos. Este grupo tiene confiada toda la gestión dado que el párroco no está presente y debe atender los servicios religiosos de 5 parroquias. Un rol que no es fácil porque los grupos pastorales son una novedad también en Austria donde el primado de Viena, Card. Schönborn, hace pocos años lanzó la “unidad pastoral” para dar mayor responsabilidad a los laicos. Así los sacerdotes están más libres para las tareas de su exclusiva competencia.
Rif es una parte de la ciudad de Hallein en la provincia de Salisburgo, en la periferia de la gran ciudad.
Aquí fue necesario construir una nueva iglesia porque la comunidad cristiana está creciendo. Un sacerdote, una religiosa y un asistente pastoral se ocupan de 3 parroquias, en una “unidad pastoral” armoniosa. Y pensar que una de ellas recién nació mientras que las otras reciben desde hace siglos la alta burguesía de Salisburgo.
Gabi, en Viena, es asistente pastoral y hace todo lo necesario para que la parroquia salga adelante. Participa en el Consejo pastoral y trajo un entusiasmo nuevo y contagioso organizando grupos donde se intercambian experiencias sobre la palabra de Dios.
María Rudorf, dejó un trabajo estable e interesante en un negocio para ponerse a disposición de una comunidad de sacerdotes. Con ellos durante muchos años ayudó a sacar adelante la parroquia y ahora que los sacerdotes cambiaron y llegó uno de distinta nacionalidad, lo ayuda a integrarse y a entrar en la cultura europea.
Son personas comprometidas, ladrillos de una comunidad cristiana que forman la Iglesia viva. Aquí no se tiene la impresión de una Iglesia que decae, como dicen las estadísticas, sino que es una Iglesia que crece, madura, que tiene mucho que dar a la sociedad y a la humanidad de hoy.
0 comentarios