Mar 4, 2019 | Sin categorizar
La ciudadela suiza hospeda dos escuelas para jóvenes: los focolarinos en formación y los que quieren profundizar la espiritualidad de la unidad. Para ellos el diálogo, el intercambio y el enriquecimiento recíproco entre generaciones y culturas, es lo distintivo de Montet. “Una comunidad que trabaja concretamente con alma y cuerpo para mostrar a la humanidad que la diversidad no es un fracaso, sino una gracia de Dios con la que el hombre cuenta para unir al mundo”. Así es como Michael, un muchacho de Malí, describe la ciudadela de los Focolares de la localidad de Montet, en Suiza. En ese lugar, junto a otros jóvenes de 13 países distintos, transcurrió un año de formación humana, espiritual y profesional. Un período de estudio, trabajo y vida comunitaria, vivido a la luz de las enseñanzas del Evangelio y del Carisma de la Unidad de Chiara Lubich, para experimentar que es posible construir relaciones de fraternidad incluso entre personas diferentes por edad, cultura, sensibilidad y tradiciones.
De hecho, circundada por tres lagos, Bienne, Morat y Neuchâtel, entre colinas verdes y panoramas que inspiran paz y silencio, la Ciudadela internacional de los Focolares, desde 1981, se caracteriza por la presencia de alrededor de cien habitantes de 35 países distintos. La mitad de ellos son jóvenes que viven allí durante un año, la otra mitad son adultos que garantizan su continuidad. En ese ambiente de entrecruzan los caminos de personas provenientes de los cinco continentes, de culturas y religiones diferentes, cristianos de varias denominaciones de todas las generaciones. En estos lugares, en la década de 1960, Chiara Lubich tuvo la primera intuición de lo que serían luego las ciudadelas de los Focolares – hoy 25 en todo el mundo – pensadas como lugares-testimonio de la fraternidad universal. Decía Chiara: “Fue en Einsiedeln donde entendí, viendo desde lo alto de una colina la basílica y su entorno, que debía surgir en el Movimiento una ciudad, que no estaría formada por una abadía y por hoteles, sino por casas, lugares de trabajo, escuelas, como una ciudad común”. En la ciudadela se alojan dos escuelas de formación para jóvenes. Una para los que se preparan para la vida consagrada, los focolarinos. Y otra para los que desean vivir un año de vida comunitaria y están en busca de su vocación. “Haber realizado la escuela de Montet – cuenta Alejandro de Cuba – junto a personas de tantas naciones fue una confirmación de que el mundo unido es posible incluso cuando hay diversidades, pero está la voluntad de construirlo. Es un aprendizaje que, día tras día, el uno recibe del otro. Tratamos de construir la unidad en la diversidad a través del amor. Es una maravillosa aventura”.
“En la ciudadela – explica André de Brasil – los jóvenes tienen la ocasión de estudiar ética, sociología, teología y diálogo intercultural, profundizando también la espiritualidad de la unidad. Pueden poner en práctica estos aspectos en los trabajos que realizan, colocando las bases de un futuro profesional más responsable y coherente en todos los ámbitos sociales”. “Además – añade – viviendo el respeto entre generaciones, tú entiendes que nadie es más que el otro, sino más bien que cada uno es responsable del otro, por lo cual los ancianos se vuelven más jóvenes en su forma de vivir la vida y los jóvenes adquieren responsabilidad”. Para Gloria, de Argentina, la interculturalidad, o sea el diálogo, el intercambio y el enriquecimiento recíproco entre las culturas, es el rasgo distintivo de la ciudadela. “Hemos tenido que aprender a hacer algo grande con nuestra diversidad. Fue difícil porque parecía que no nos entendíamos, pero con el amor hemos resuelto las cosas prácticas y nos hemos comprendido en las cosas trascendentes. Viviendo juntos descubrí las cosas más bellas de los demás, pero también las de mi cultura. Entendí el valor que tiene el prójimo en mi vida pienso que no debemos tener miedo de abrirnos para conocer el “mundo de los demás”. En Montet “hay respuestas para las preguntas que nos planteamos todos los días” comenta Ivona de Serbia. La ciudadela “es un don de Dios – es el sentimiento que Larissa se lleva consigo a Brasil – una familia, multicultural y de distintas generaciones”.
Claudia Di Lorenzi
Mar 3, 2019 | Sin categorizar
Una Summer School ofrece una contribución del mundo académico con investigadores y profesores de nueve países de América y Europa. La igualdad es reconocida como la base de las sociedades democráticas. Sin embargo, las discriminaciones continúan en muchos países del mundo. Hablamos del tema con Paula Luengo Kanacri, psicóloga y profesora de la Universidad Católica de Chile, estudiosa del Centro de Investigación sobre Conflictos y Cohesión Social. Desde hace años se ocupa de exclusión social. ¿Qué la llevó a estos problemas?
Yo diría la historia de mi pueblo y la mía personal. Chile es un país con fuertes contrastes: un fuerte crecimiento económico y una considerable desigualdad. Además, mi madre venía de una familia rica y mi padre de una familia pobre. He experimentado el dolor de la iniquidad. Estudié psicología y, en contacto con los jóvenes de los Focolares, abracé la idea de otro mundo posible. Después de graduarme, comenzó mi interés por los comportamientos pro sociales (que van a favor del otro) y la empatía, que pueden promover la inclusión social. Una experiencia que me ha marcado fue la que se hice en Roma entre las personas sin hogar. He “tocado” el dolor de muchos que quedan marginados, no solo invisibles, sino invisibilizados. Para comprender los mecanismos que pueden favorecer o negar la inclusión, debemos pensar en ello desde diferentes perspectivas, disciplinas, saberes. Esto es lo que hemos intentado proponer a través de la Summer School “Desarrollo humano para todos y todas: ciencias sociales en diálogo para una sociedad inclusiva”, realizada recientemente en Chile. ¿Cómo nació la idea de la Summer School? Los movimientos estudiantiles chilenos, activos desde 2011, han logrado una reforma histórica que hoy ofrece educación universitaria gratuita a los más desfavorecidos. Pero también necesitamos una fuerza creativa del mundo académico. La Summer School nació dentro de mi participación en redes internacionales de investigadores y estudiosos en el campo de la psicología y la sociología, inspiradas en Chiara Lubich: “Psicología y Comunión” y “Social-One”. Tuvimos el apoyo del Centro de Investigación sobre Conflictos y Cohesión Social (COES) y la Universidad Católica de Chile. ¿Quién participó ¿Cómo se hizo?
La escuela reunió a 67 jóvenes y 21 profesores de 8 disciplinas sociales diferentes de 9 países de América y Europa. También participaron cuatro organizaciones de la sociedad civil chilena. Cuatro líneas de investigación: inclusión y equidad de género; inclusión y migración; inclusión y desigualdad; inclusión y violación de los derechos. Hemos propuesto 8 talleres sobre técnicas de encuesta para el estudio de la inclusión desde una perspectiva unitaria. El espacio dedicado al diálogo con la sociedad civil también fue importante. Más de la mitad de los jóvenes presentaron proyectos de investigación. La propia Escuela fue concebida como una experiencia de inclusión social, capaz de iniciar un diálogo de calidad científica y de ir más allá de las polarizaciones. Participaron personas con ideas y orientaciones, también políticas, diferentes. Tratamos de que los diferentes temas no se trataran de manera polémica o polarizada, sino en el camino común hacia la inclusión social y, por lo tanto, con el objetivo de combatir la discriminación y la segregación de género, raza, etnia y clase. Para una sociedad inclusiva, se necesitan respuestas que integren el nivel individual con los niveles micro, medio y macro social. La próxima Escuela nos gustaría hacerla considerando el tema ambiental en la reflexión sobre la inclusión.
Claudia Di Lorenzi
Mar 1, 2019 | Sin categorizar
“Una vida por la unidad”: éste es el título de la noticia con la cual el Movimiento de Schönstatt anuncia el fallecimiento del Padre Michael Johannes Marmann, que fuera su presidente general, acaecido la noche del 26 de febrero de 2019. Con el Padre Marmann este movimiento apostólico, nacido en 1914 en Alemania, pierde una figura central. Había nacido en 1937 en Berlín y era el mayor de tres hermanos. Después de estudiar Filosofía y Teología se ordenó sacerdote en 1963 en Colonia y continuó con ulteriores estudios en Tubinga y Ratisbona. En 1973 concluyó un doctorado bajo la guía del entonces profesor Josef Ratzinger. La relación del papa Benedicto XVI con sus ex-alumnos, y también con el Padre Marmann, duró toda la vida. Se encontraban, de hecho, cada año – últimamente a menudo en el Centro Mariápolis de Castelgandolfo – para profundizar temas teológicos de actualidad. En el contexto de su ordenación sacerdotal, el Padre Marmann conoció el Movimiento de Schönstatt y a su fundador, el Padre Josef Kentenich, que en ese momento se encontraba aún en el exilio en Milwaukee (USA) por orden de las autoridades eclesiásticas. Tras un encuentro personal con él, el Padre Marmann decidió entrar en el instituto secular de los Padres de Schönstatt, pasando más tarde a ser el padre espiritual de la rama de las jóvenes. Luego, trabajó activamente en la pastoral para sacerdotes, familias y madres y desde 1983 a 1991 llegó a ser responsable del Movimiento en Alemania. En 1990 los Padres de Schönstatt lo eligieron superior general, una tarea a la que está vinculada también la función de la presidencia del presidio general. El Padre Marmann realizó estos servicios con gran apertura al diálogo y atención a las relaciones tanto dentro del Movimiento como fuera. Su compromiso por la unidad de la grande y diversificada obra de Kentenich se extiendió luego de manera natural a la comunión con otros Movimientos: primero en la Iglesia de Alemania y luego sobre todo en la red de “Juntos por Europa”. Nacieron relaciones de profunda amistad y unidad espiritual con representantes de otros movimientos entre los cuales Helmut Niklas del YMCA (Asociación Cristiana de Jóvenes) de Munich, Andrea Riccardi de la Comunidad de Sant’Egidio y Chiara Lubich. En su mensaje de condolencia, Maria Voce, presidenta del Movimiento de los Focolares, recuerda las muchas “etapas importantes de este camino”, como en 1999 la Alianza de amor expresada por Chiara Lubich, Andrea Riccardi y el P. Marmann en el Santuario de Schönstatt, en la tumba del Padre Kentenich, y expresa la certeza de que “María, Madre Tres veces Admirable, lo habrá acompañado al feliz encuentro con Cristo en Su Reino de paz”.
Joachim Schwind
Feb 28, 2019 | Sin categorizar
En la vida personal y social respiramos una atmósfera de creciente hostilidad y competitividad. Como cristianos podemos dar un testimonio contracorriente empezando por reconstruir vínculos dañados o rotos. Separación Después de dos años de matrimonio, nuestra hija y su esposo decidieron separarse. La acogimos nuevamente en nuestra casa y en los momentos de tensión tratábamos de mantener la calma, manteniendo el perdón y la comprensión en el corazón, conservando una relación abierta con ella y su marido, sobre todo tratando de no juzgar a nadie. Después de tres meses de continua escucha, de ayuda discreta, de tantas oraciones, volvieron a estar juntos con una nueva conciencia, confianza y esperanza. (M.L. – Malta) Un signo de perdón Pensaba que había hecho mi deber de cristiano, como Alcalde de mi ciudad y como padre. Pero cuando mi primogénito, de 33 años, casado y padre de dos niños pequeños fue asesinado durante un asalto, me rebelé contra Dios. ¿Por qué había sucedido esto? Después empecé un camino de verdadera conversión, durante el cual entendí que Dios mismo había dado a su Hijo por amor nuestro. Cinco años después se abrió el proceso. Estando en la Corte evitaba mirar a los imputados, pero cuando crucé la mirada con el más joven de los asesinos, me acerqué a él y le tendí la mano para estrechar la suya, en signo de perdón. (C.S. – Italia) Nueva atmósfera en el departamento Son el responsable de un departamento de una empresa y al final del año tenía que entregar un informe con la evaluación de mis subalternos. Una dependiente había ofrecido pocos elementos para ser evaluada, por lo que le pedí un coloquio, gracias al cual descubrí que no conocía muchas cosas de ella. Este encuentro me abrió los ojos y me empujó a cambiar las cosas, promoviendo varias iniciativas para valorar a los empleados, festejar sus cumpleaños, organizar fiestas con sus familias. No sólo mejoró el ambiente de trabajo, sino que también aumentó el rendimiento. (M.T. – Hungría) La pelota Tenemos dos niños muy vivaces. Una mañana vi que Nathan lloraba y Claire tenía su pelota en las manos. Enseguida la tomé para devolvérsela, pero entonces ella empezó a llorar. Entonces la llevé aparte para explicarle que Jesús nos enseñó a amar y a compartir. Aunque ella es todavía una niña lo entendió y le dio la pelota a su hermanito. Hay tantas situaciones en las que he estado por castigarla, pero logro encontrar en mí el amor y la paciencia. Ahora ella siempre está dispuesta a ayudarme. (J.N.J. – Filipinas)
Feb 24, 2019 | Sin categorizar
El proyecto “Why fai il bullo?” (“¿Por qué eres un matón?”) enseña a los adolescentes a ayudar a sus coetáneos a afrontar este fenómeno con acciones y prevención a partir de las causas que lo generan.
Un abuso sistemático, con ofensas y hostigamiento realizado por chicos en relación con sus coetáneos. Esto es el bullying, un fenómeno creciente entre adolescentes, tanto a nivel personal como a través de la web. En el mismo se ven involucrados los chicos matones, las víctimas y los grupos de amigos que a menudo participan asustados o cómplices. ¿Qué hacer? Un proyecto de la asociación bNET, promotora de la “Red Proyecto Paz”, una red internacional de escuelas, instituciones y asociaciones que colaboran para promover una cultura de paz. El objetivo es responsabilizar a los chicos, que ellos mismos, oportunamente formados, ayuden a sus coetáneos a salir del bullying. Hablamos al respecto con el Presidente de la asociación Marco Provenzale. – ¿Qué es el proyecto “Why fai il bullo”? (¿Por qué eres un matón?) Todo episodio de bullying nace de un conflicto. Nosotros creemos que haciendo entender a los chicos su origen y dándoles los instrumentos para comprender los conflictos y resolverlos ayudándose entre pares es la mejor forma de resolver el fenómeno. El corazón del proyecto es la creación en cada escuela de un grupo de estudiantes, el “Grupo de Mediación entre Pares”, en el cual los chicos adquieren las competencias para manejar y resolver los conflictos, reconociendo en la vida cotidiana de la clase cuando se verifican potenciales situaciones de peligro antes de que degeneren en tensiones más graves. Después el Grupo ofrece un servicio de mediación a través de una “ventanilla” que se abre en cada escuela. Los chicos con los que trabajamos tienen entre 11 y 15 años. Se trata de un proyecto europeo, nacido en el 2015 después de que algunas asociaciones participaron en la convocatoria “Joining Forces to Combat Cyber Bullying in School”, pero podría realizarse también en otros países.
– ¿El proyecto también prevé actividades paralelas? Si, mediante encuentros formativos mensuales y eventos anuales entre los cuales un viaje intercultural y humanitario. Están previstos momentos de formación también para los docentes y los padres de familia. Consideramos que esta co-participación de varias asociaciones, la escuela y las familias es uno de los valores agregados de la iniciativa. – El proyecto es promovido por la Asociación bNET, líder de la “Red Proyecto Paz”, ¿cuáles son sus objetivos? La “Red Proyecto Paz” lleva adelante desde hace casi treinta años una formación integral para los chicos. Favorece la colaboración entre instituciones educativas y asociaciones, a nivel local e internacional; desarrolla la capacidad reflexiva en los jóvenes sobre temáticas de actualidad; promueve experiencias de voluntariado; valora los talentos artísticos y expresivos, las capacidades de liderazgo y las habilidades tecnológicas también para un uso positivo de los medios. Para mayores informaciones: visitar el sitio www.reteprogettopace.it o escribir a direttivo@reteprogettopace.it.
Anna Lisa Innocenti