26 Dic 2016 | Sin categorizar
https://vimeo.com/195193687 Al principio había unas cuantas chicas, una batería verde y… La chispa que encendió al Gen Verde no fue tanto la mítica batería verde sino aquella consigna original: “hagan mucho ruido”. Exactamente así. Hacer que se oiga fuerte, ofrecer a todos -por medio de la música y los espectáculos- el Ideal de la unidad que es el alma de toda nuestra vida. Aquella chispa se propagó por el mundo encendiendo a muchos, muchos más… La unidad se puede cantar sólo a coro. Es lo que queremos expresar con esta nueva canción y con las imágenes que la traducen en rostros, gestos, colores de la vida. Vale también hoy: cada uno, una chispa. Subamos juntos, donde quiera que estemos, el volumen de la unidad. Gen Verde – International performing arts group Gen Rosso website
12 Sep 2015 | Focolare Worldwide
Es lunes 31 de agosto. En este período no es fácil llegar a Fontem, la aldea donde está el pueblo Bangwa en medio de la selva camerunés. De hecho, estamos en plena estación lluviosa y el camino es fangoso en varios puntos, casi imposible de transitar. No obstante esta dificultad, en los últimos 8 días, ha habido una ininterrumpida procesión de personas que llegan para rendir homenaje a los restos de Pía Fatica. Hoy hay más de mil personas, que han llegado de todas partes para dar el último saludo a esta extraordinaria mujer que hace 48 años vino desde Italia y se radicó aquí. Preside el funeral es Monseñor Andrew Nkea, quien empezó diciendo: «Como obispo y como bangwa, puedo decir que Pía vivió todas las bienaventuranzas. Esto significa que para ella hoy es el día de su nacimiento al Cielo». Son palabras dichas con autoridad, que confirman lo que en el año 2000 había dispuesto el Jefe tradicional local quien otorgó a Pía el título Mafua Nkong (Reina del Amor). Pero, ¿quién era esta mujer que a los 38 años eligió pasar el resto de su vida en África, pidiendo incluso ser sepultada allí? Pía nace en Campobasso (Italia) en 1929. Es obstetra, profesión prestigiosa y muy ventajosa en aquella época. En el Observador Romano lee que se está comenzando una misión en Camerún, y que también se prevé construcción de un hospital. Ella se siente interpelada en primera persona y, sin conocer siquiera cuál es el Movimiento que lleva adelante el proyecto, decide dejar todo para correr allí a dar una mano. Cuando llega a Fontem se entera de que debido a una difundida mortandad infantil, la profesión de obstetra es prioritaria. Se dedica a ella con todas sus energías, internándose completamente en la tradición de este pueblo, animista, que angustiado al ver morir a los recién nacidos, se había dirigido al obispo católico pidiéndole ayuda.

Pia Fatica
Es concreta, abierta y tiene una gran capacidad de diálogo con la cultura local. Ella sabe entablar relaciones significativas con los individuos y con las familias, con las autoridades, a las que les habla con respeto y amor, pero también, cuando es necesario, con gran verdad y libertad interior. Como obstetra infatigable ayuda a nacer a más de 11.000 niños, a quienes también acompaña en su camino espiritual. Un episodio entre muchos: una joven convertida al cristianismo, muy convencida de su fe cristiana, le confiesa que no quiere casarse por la iglesia para no traicionar los valores tradicionales de su gente. Pía la escucha con gran apertura. Sabe que no son elecciones fáciles. En ese momento no le da consejos. Pero posteriormente retoma el tema. Le repite que es ella la que debe decidir libremente, pero le recuerda también que con el Bautismo que ella pidió recibir, ha recibido una nueva tradición, la de Jesús. Después de un mes, la joven le pide a Pía que la acompañe a conversar con el sacerdote. El resultado es un matrimonio feliz, una espléndida familia testigo de la fe. Pía sigue dando su contribución en los distintos sectores del Hospital, hasta en el último servicio que fue creado a propósito para ella, llamado “Oficina para todos los problemas”, un título que por sí solo habla de la amplitud y la apertura de su corazón. Ella conoce profundamente la realidad del pueblo Bangwa y tiene una sensibilidad especial hacia los últimos: los enfermos, los presos, las personas con dificultades económicas, y encuentra siempre la forma de ayudar incluso con dinero que, por su gran fe, obtiene de la Providencia. Su forma concreta de ser la caracterizó siempre y la acompañó también en sus últimas semanas, cuando decidió escribir a la presidente de los Focolares, María Voce, para anunciarle que pronto dejaría este mundo: «Estoy contenta de ir ante Jesús –escribe entre otras cosas – y de entregar en sus brazos el mundo por el cual he vivido». En el cementerio, bajo una lluvia torrencial, se suceden las danzas de la celebración, como signo de profunda gratitud hacia esta gran mujer. Todos tienen la convicción de que Pía ha ido ante Jesús.
11 Sep 2015 | Sin categorizar
«Un dolor que encontramos, bajo distintas formas, ante la puerta de nuestras casas, todos los días», escriben Viktoria Bakacsi y Laszlo Vizsolyi, responsables del Movimiento de los Focolares de Hungría, para expresar lo que están viviendo en este período. «Hemos escuchado las palabras del papa Francisco, y ahora procuraremos entender cómo ponerlas en práctica aún más». «Ya desde hace meses –escriben- el flujo de emigrantes es continuo. Todos los días llegan a Hungría alrededor de 2000 personas: familias con niños, muy cansados, desesperados, incluso enfermos, sin documentos y sin nada, con la firme voluntad de proseguir hacia Alemania u otro destino. En medio de la confusión que se ha generado, muchísimas personas se mueven y ayudan a través de asociaciones civiles y organizaciones eclesiales». En esta dramática situación también el Movimiento de los Focolares en Hungría busca qué hacer: «Hemos puesto en común experiencias e ideas –prosiguen Viktoria y Laszlo – y con el Nuncio Alberto Bottari de Castello, nos comprometimos a unir fuerzas y trabajar de forma coordinada para ser más eficaces. Estamos trabajando junto con algunas órdenes religiosas, como los Jesuitas que ya tienen un programa elaborado, y grupos como la Comunidad de San Egidio que no sólo tiene la organización y la experiencia, sino también abogados expertos».
Algunos miembros de los Focolares que trabajan en la parroquia van todos los días a la Estación de Keleti. Una de ellas escribe: «Desde hace casi dos meses estoy en medio de los refugiados. Somos muchos los que los ayudamos. Hay numerosos niños, personas desesperadas… En cada uno trato de ver el rostro de Jesús, y esto me da la fuerza. Ellos agradecen mucho cualquier tipo de ayuda; los niños se alegran con el más mínimo regalo». Y una psicóloga agrega: «Trato de poner en común mi profesión para sostener a los muchos voluntarios». Un sacerdote focolarino escribe: «El jueves pasado teníamos un encuentro para los sacerdotes. Después de haber leído la Palabra de vida del mes fuimos los seis a la Estación de los refugiados para ayudarlos». Una chico cuenta: «Después del campamento de los Jóvenes por un Mundo Unido fuimos donde los refugiados sobre todo para estar con los niños. Éramos unos veinte. Alrededor de nosotros, disfrazados de Gibì y Doppiaw, se sumaron unos setenta jóvenes, niños y familias. Jugamos, dibujamos y poco a poco se fue creando un ambiente cálido; también estas otras personas presentaron sus danzas. Tratamos de comunicarnos de todas las maneras posibles –casi ninguno habla inglés- muchos de ellos se divirtieron tratando de enseñarnos alguna palabra en árabe. Seguimos yendo una vez por semana».
«Nos dimos cuenta de las dificultades para comunicarse y de la falta de información. Una focolarina se puso a ayudar en Caritas a hacer carteles explicativos y a buscar personas que hablen árabe para que sirvan como intérpretes. También en Szeged seguimos ayudando a los refugiados que llegan continuamente. Además de las campañas de recolección que se han vuelto regulares, llevamos cajas de fruta. Una de nosotras que es policía, va todos los días después del trabajo a ayudar a las mujeres y a los niños». «Somos conscientes –concluyen- de que todo lo que podemos hacer es sólo una gota en el océano… pero no queremos que falte».
9 Sep 2015 | Sin categorizar
El Book Concert es un proyecto promovido por la Conferencia Episcopal Coreana. Nació hace tres años con el fin de difundir la fe a través de la cultura. Desde entonces, jóvenes coreanos se reúnen en Seúl, una vez al mes, alrededor de escritores y artistas conocidos o que están surgiendo. En agosto, el Book Concert preparó una edición especial para jóvenes: “Tú, yo, nosotros, despertemos”, para reavivar el mensaje de Francisco a la sociedad coreana de hoy. Fue transmitido integralmente por una TV católica coreana, y tuvo lugar a principios del mes en la histórica Catedral de Myungdong, donde el Papa celebró, en el 2014, la Misa por la paz y la reconciliación del país. Los huéspedes principales fueron tres escritores: Kong Ji-young, escritora muy amada por los jóvenes; el padre Jin Seul-ki, un joven sacerdote ensayista, y Cho Seung-yeon, un joven experto en la cultura mundial. “Wake up” era el corazón del mensaje del Papa a los jóvenes asiáticos reunidos en Corea
el año pasado y éste fue también el mensaje de este año: despertar y levantarse, es decir, ponerse en movimiento a favor de la sociedad y de los prójimos, sobre todo de quienes sufren. Los escritores hablaron de sus experiencias sobre el “wake up” [despertar] personal, y respondieron los interrogantes de los jóvenes sobre cómo afrontar y superar las dificultades de la vida y de la fe que encuentran cotidianamente. Un concierto de los ‘Third Chair’, y después experiencias y diálogo. No podía faltar la oración con las palabras de San Francisco, un momento de profundo recogimiento. Veinte banderas de distintos países asiáticos construyeron la coreografía para expresar la fraternidad, que supera antiguos rencores y las hostilidades entre las naciones. «Trabajé en dos “equipos”, el de escenografía y el de la parte artística» – cuenta uno de los jóvenes de los Focolares-. «Presentamos la performance que habíamos preparado para el Asian Youth Day del año pasado como conclusión del Book Concert. No faltaron dificultades y tensiones en la preparación, pero apuntamos a mantener un clima de comprensión recíproca también entre las generaciones, a sabiendas de que sólo así, este evento sería un don para todos los jóvenes invitados». «También con nuestro servicio, algunas veces escondido –comentó otro de los jóvenes voluntarios- hemos podido revivir la visita del Papa del año pasado y transmitir esta experiencia a muchos otros jóvenes».