Sep 19, 2017 | Focolare Worldwide
Las palabras que el Papa Francisco pronunció en ocasión de la Jornada Mundial de la Juventud 2013, en Río de Janeiro, “Id, sin miedo, para servir”, suscitaron en los jóvenes de los Focolares el impulso de comprometerse. De tal suerte que aquellos de la ciudad de Juiz de Fora (500.000 habitantes), en el Estado brasilero de Minas Gerais, lanzaron un proyecto que reúne a jóvenes de distintos carismas. «Nuestra intención es testimoniar la unidad en la diversidad de la Iglesia – dicen los jóvenes– siendo discípulos de Cristo y misioneros, en continuidad con la invitación que los obispos latinoamericanos dirigieron a todos los cristianos. Sin duda no faltan las dificultades, pero esto no nos desanima». El arzobispo Gil Antonio Moreira denominó al grupo – unos 60 – como “Jóvenes Misioneros Continentales” (JMC). «Provenimos de distintas experiencias espirituales – nos explican –: Renovación en el Espíritu; nuevas Comunidades; grupos parroquiales y Movimiento de los Focolares. La misión se abre con la consagración personal a Dios por un año, que se puede renovar por un año más. Y hay tres puntos que nos ayudan a orientar la brújula: oración, formación y misión, poniéndonos al servicio».
Hoy, 4 años después del inicio del proyecto, ha sido numerosas misiones llevadas a cabo en las parroquias de la arquidiócesis de Juiz de Fora, con un centenar de visitas a las familias de las comunidades rurales, a las periferias y barrios violentos de la ciudad, a los preescolares, a los orfanatos y al reformatorio de menores. «Nos dedicamos al área socio-sanitaria, como en el caso de la lucha contra el dengue (una enfermedad tropical), trabajando allá donde se registra el más alto número de fallecidos. De manera especial nos empeñamos en cuidar la higiene ambiental, eliminando la basura y los vertederos que favorecen la proliferación del mosquito que transmite la enfermedad, pero también informando a la población a través de folletos y afiches. En este período estamos ocupados en misiones especiales en Haiti y en la ciudad de Óbidos (Estado del Pará), en el Centro Educativo de Menores delincuentes y con los “cartoneros” (que recogen el cartón de la basura y que luego se recicla). Evidenciamos su importante trabajo en beneficio de nuestro planeta». No faltó el apoyo económico y psicológico a jóvenes en situaciones especialmente difíciles. «Además, la “Navidad solidaria” nos permite recolectar alimentos no perecederos y otros productos de primera necesidad que luego entregamos a una organización caritativa». Los JMC, con el tiempo, quisieron comprometerse en otros lugares, y llegaron hasta Obidos (Estado de Pará), en el corazón de la Amazonía. «Estando en contacto con las personas, vimos resonar en ellas el llamado a una vida misionera y nacieron distintas vocaciones».
Superando los confines de Brasil, desembarcaron inclusive en Haití. El 17 de julio pasado, un grupo de seis personas de la arquidiócesis de Juiz de Fora con su arzobispo, emprendió un viaje hacia Haití. La situación de ese país conoce grandes desafíos 7 años después del terremoto que lo asoló: en el lapso de apenas 35 segundos se derrumbaron más de 300 mil edificios, entre los civiles y los institucionales, provocando la muerte de 200 mil personas. Con sus 7,2 grados de la escala Richter, fue el peor terremoto registrado en las Américas. «Haití es la periferia más pobre de América Latina. Y es precisamente hacia allá – escribe Mons. Gil Antonio Moreira – que se dirige mi mirada y la de los Jóvenes Misioneros Continentales. Con gran alegría vamos para servir, sin miedo, porque nuestra motivación, nuestra meta es Jesucristo». Los jóvenes de los Focolares concluyen: «Lo que nos da la seguridad de que estamos en el camino correcto son, paradójicamente, las dificultades que encontramos, en las cuales tratamos de amar un rostro de Jesús Abandonado. Es Él, el secreto de nuestra alegría y de los frutos que constatamos».
Sep 18, 2017 | Sin categorizar
El imprevisto Esperábamos nuestro primer niño. Enseguida después de saberlo, un imprevisto: me encontraron un pequeño nódulo en el seno. Los exámenes pusieron en evidencia de que se trataba de un cáncer. Para mí y para mi esposo, que es médico, fue un golpe duro. Tres días después de la cita con el especialista fui operada. Según su parecer tener el niño constituía un factor agravante: era necesario proceder a un aborto terapéutico para empezar la quimioterapia. No queríamos resignarnos. Confiando en Dios consultamos a otros médicos, buscando soluciones alternativas. Al final decidimos hacer una cesárea en el séptimo mes de embarazo, cuando el niño estuviera en grado de sobrevivir. Sólo después empezaría la quimio y la radioterapia. Desde entonces han pasado 8 años y estoy esperando un tercer hijo. M.D. – Francia El desconocido Un día iba en el automóvil cuando un hombre me pidió que lo llevara. Era mediodía. Le pregunté dónde iba a almorzar, y respondió: «No tengo ni una moneda en la bolsa y no sé cómo voy a hacer para comer». Sentía sospechas y desconfianza. Pero alejé esos pensamientos diciendo a Jesús: «No me importa quién es, lo que le hago a él te lo hago a ti». Busqué en el bolsillo y le di lo que tenía, agregando, para no humillarlo: «Me lo devuelves cuando puedas». Algunos días después un cliente me trajo un sobre con la suma exacta de lo que le había dado al desconocido. Me pareció ver en este hecho la confirmación de que el Evangelio es verdadero. A.G. – Italia Fiesta en familia A distintas familias amigas se nos ocurrió organizar una gran fiesta para las personas de Senegal presentes en nuestra ciudad. Todos nosotros sentimos el compromiso de hacerles experimentar a estos jóvenes migrantes el calor de una familia. Uno de ellos a un cierto punto señaló: «Todo ha ido más allá de nuestras expectativas. Ninguno de ustedes nos ha hecho sentir diferentes por eso nos sentimos en casa. Tenemos el mismo Dios que nos hace hermanos». La fiesta terminó pero la amistad no. G.L.- Italia Tenemos un Padre Nos volvimos a encontrar por casualidad después de muchos años. No la veía desde que estaba en el colegio. Debido a varios acontecimientos tristes, ella, licenciada en Matemática, se encontraba en mi ciudad sin dinero, viviendo en la calle. La escuché, estaba desesperada. En ese momento no tenía nada para darle, pero le prometí que la iba a ayudar, tenía que estar segura, porque – le dije- «Tenemos un Padre en el Cielo». Nos dimos cita al día siguiente y mientras tanto, con la ayuda de otras personas, encontré un lugar donde podía estar temporalmente y recogimos una pequeña suma: al menos podría vivir, comer y asearse. Dos días después regresó y me devolvió el dinero, me explicó que le habían ofrecido un trabajo donde tenía también comida y alojamiento. Y agregó: «Debo darte las gracias, más que por el dinero, porque ese día me devolviste lo que más necesitaba: la esperanza y la certeza de que tengo un Padre que me cuida». Franca – Italia
Sep 16, 2017 | Sin categorizar
“En Jesús Abandonado se manifiesta el infinito amor de Dios, que el Padre pone en el corazón de los creyentes para realizar desde ahora su designio sobre la Humanidad: la unidad. Amar a Jesús Abandonado significa, entonces, revivir en nosotros mismos su Pascua, el paso continuo, para nosotros que aún estamos en camino, de la muerte a la vida, de la ausencia de Dios a su presencia, que caracteriza la existencia cristiana. No se trata de resignarse o de querer sufrir como Jesús sufrió, sino más bien de recorrer el camino que Él nos abrió y de reconocer – más allá de las apariencias – su presencia activa en todo lo que no es Dios en nosotros y a nuestro alrededor. Es decir sí a Él y como Él, para que el Espíritu Santo pueda irrumpir en nuestra nada, deseada, y extender el don del ágape divino que nos abre a la vida futura, eterna, y nos hace partícipes de ella. Jesús Abandonado, al mismo tiempo, nos hace ir al encuentro de la Humanidad, precisamente allí donde mayormente sufre y vive en la oscuridad. Jesús Abandonado abrazado y amado pone, así, amor donde hay odio, vida donde hay muerte, comunión y unidad donde hay división. Amar a Jesús Abandonado es, por tanto, esperanza contra toda esperanza, cercanía de Dios donde Dios está ausente, presencia de Dios donde está el silencio de Dios. Y esta esperanza es certeza de un mundo y de una historia humana que no se cierran en sí mismas, sino que se abren al encuentro siempre nuevo con Dios y, en Él, se abren al encuentro siempre nuevo con los hombres entre sí, en una comunión fraterna de dimensiones realmente universales”. De Pasquale Foresi – LUCE CHE SI INCARNA – Città Nuova 2014 pp. 172-3
Sep 15, 2017 | Sin categorizar
«María a los pies de la cruz, en el desgarrador «stabat» que hace de Ella un mar amargo de angustia, es la expresión más alta, en una criatura humana, de la heroicidad de todas las virtudes. Ella es la mansa por excelencia, la dócil, la pobre hasta la pérdida de su Hijo que es Dios, la justa que no se lamenta de ser privada de aquello que le pertenece por pura elección, la pura en el desapego afectivo, a toda prueba, de su Hijo Dios… En María Desolada se encuentra el triunfo de las virtudes de la fe y de la esperanza por la caridad que la iluminó durante toda su vida, y la inflamó, en aquel momento, en la participación tan viva de la Redención. Con su desolación, que la reviste de todas las virtudes, María nos enseña a cubrirnos de humildad y de paciencia, de prudencia y de perseverancia, de sencillez y de silencio para que oscureciendo lo humano que tenemos, brille para el mundo la luz de Dios que habita en nosotros. María Dolorosa es la Santa por excelencia, un monumento de santidad al que todos los hombres que son y serán pueden mirar para aprender a revestirse de aquella mortificación que la Iglesia desde hace siglos enseña y que los santos, con matices distintos, han hecho resonar en todos los tiempos. Nosotros pensamos demasiado poco en la «pasión» de María, en las espadas que atravesaron su corazón, en el terrible abandono experimentado en el Gólgota cuando Jesús la encomendó a otros… Y quizá todo esto dependa de que María supo cubrir demasiado bien de dulzura, de luz y de silencio su viva y angustiosa agonía. Y, sin embargo, no hay un dolor semejante al suyo… Si un día los sufrimientos alcanzasen ciertos vértices, en los que todo en nosotros parece rebelarse porque el fruto de nuestra «pasión» parece ser arrebatado de nuestras manos y más de nuestro corazón, acordémonos de Ella. Con este hielo nos asemejaremos un poco a Ella, se perfilará mejor la figura de María en nuestras almas, la llena de belleza, la Madre de todos, porque fue separada de todos, principalmente de su divino Hijo, por la divina voluntad. La Desolada es la Santa por excelencia. Querría revivirla en su mortificación. Querría, como Ella, saber estar sola con Dios, en el sentido de que, aun entre hermanos, me sienta impulsada a hacer de toda la vida un diálogo íntimo entre el alma y Dios. Debo mortificar palabras, pensamientos, acciones que estén fuera del momento de Dios, para encajarlos en el momento que les corresponde. La Desolada es certeza de santidad, fuente perenne de unión con Dios, vaso desbordante de gozo. Chiara Lubich, La Doctrina Espiritual, Editorial Ciudad Nueva (Madrid), pp.182 – 183
Sep 14, 2017 | Sin categorizar
A la 36° edición del título “Juntos confesamos, juntos vamos hacia la humanidad”, se encuentran en Katowice, Polonia, del 15 al 18 de noviembre, 35 obispos ortodoxos, evangélico-luteranos, anglicanos, metodistas y católicos, junto a cerca de 30 laicos, también de diferentes iglesias. Provienen de Austria, Brasil, Chipre, Alemania, India, Inglaterra, Irlanda, Letonia, Lituania, Polonia, República Checa, República Democrática del Congo, Suecia, Tailandia, Hungría y EEUU. El congreso, abierto con la reflección de Lesley Ellison, anglicana, sobre “la espiritualidad de la unidad: una espiritualidad ecuménica”, tiene como tema central a “María, la Madre de Jesús”. Su figura será declinada en la perspectiva católica, evangélica y ortodoxa. Además de la contribución de “María en la experiencia y en el pensamiento de Chiara Lubich”. Durante el encuentro se abrirán diferentes “ventanas” sobre la actualidad y acerca de la situación de las Iglesias, en especial en Europa Centro-Oriental y en Oriente Medio. El programa prevé la participación a celebraciones y encuentros, como la Conferencia Ecuménica nacional “Del conflicto a la comunión”, promovida por la Facultad de Teología de la Universidad de la Silesia y de la Iglesia evangélico-luterana en Polonia; la Celebración luterana en la Iglesia evangélico-luterana de Confesión augustana; la Misa católica en la catedral de Cristo Rey; la Oración de laude en la Iglesia Ortodoxa de Sosnowiec. El Congreso ecuménico de los obispos amigos del Movimiento de los Focolares es moderado por el cardenal Kriengsak Kovithavanij, arzobispo de Bangkok (Tailandia) Info: segves@focolare.org – tel. +39/06 947 98150