Ago 19, 2022 | Sin categorizar
Amar nos impulsa a salir de nosotros mismos, haciendo el bien y acercándonos al otro venciendo la indiferencia. Ensuciarse las manos, comprometerse, nos recuerda que Dios nos amó primero y cuál es el sueño que colocó en nuestro corazón. Diecisite quintales de libros Hablando con amigos sobre la crisis en Argentina supimos que había una grave carencia de textos escolares en ese país. Entonces, surgió la idea de hacer circular entre las familias conocidas la propuesta de realizar una recolección de libros. La respuesta fue inmediata y generosa. Hubo también otras iniciativas: avisos en los periódicos, en la radio, ir a hablar a las parroquias y a varias asociaciones de padres. Muchos participaron en primera persona, incluso en otras ciudades. Recogimos diecisiete quintales de libros de todos los niveles escolares para enviar a la Argentina por mar. Hubo quien, también, recolectó otros dos quintales en el lapso de un mes, haciendo participar a otros, y consiguió el dinero para el transporte. Por nuestra escasa experiencia, en algunos casos fue difícil tener en cuenta muchos detalles importantes (por ejemplo el tipo de cajas adecuadas para el transporte, los trámites aduaneros, etc.). Pero a todo se le encontró una solución. Tuvimos ocasión también de contarles a muchos qué era lo que nos impulsaba a efectuar esa acción: el ideal de un mundo más unido y solidario. (S.A. – España) Juntos en el servicio Soy enfermera en un centro asistencial. Una pareja necesitada, con un niño de nueve meses, se había dirigido a mí requiriendo mis servicios. Ni siquiera tenían dinero para el autobús; la mujer se había lastimado la mano y el pequeño necesitaba completar su vacunación. Yo no habría podido atender a sus pedidos a causa de ciertos procedimientos muy rígidos, pero dentro de mí sentía la obligación de hacer algo por esos prójimos. Cuando conseguí solucionar una emergencia pendiente y terminar, me dediqué a responder a todas las exigencias de esa familia, y así evitar que tuvieran que comprar los billetes del autobús para una nueva cita. De pronto, espontáneamente, otra enfermera se ofreció a atenderlos ella en mi lugar. Le curó la mano a la señora, le dio todo el material para nuevas curaciones y vacunó al niño. Estaba feliz por haber podido ayudarlos y yo también lo estaba. (Maina – Canadá)
A cargo de Maria Grazia Berretta
(extraído de “Il Vangelo del Giorno”, Città Nuova, año VIII, número 2, julio-agosto2022)
Ago 15, 2022 | Sin categorizar
Nel 1976, en la rúbrica de la revista Cittá Nuova “Diálogo abierto”, un lector hizo a Chiara Lubich esta pregunta: De vez en cuando siento, como un reproche, que no amo suficientemente a María, que pienso poco en ella. ¿Qué crees tú que haría falta hacer para tener una verdadera devoción por María? Esta fue su respuesta. María está más cerca de Dios que del hombre, y eso que es criatura como lo somos nosotros, es criatura ante el Creador. De ahí la posibilidad que ella tiene de ser para nosotros como un plano inclinado que toca el cielo y la tierra. En cuanto a poseer una verdadera devoción por ella –aunque ensalcemos las distintas devociones que han florecido durante siglos para dar al pueblo cristiano la sensación de un amor materno seguro, que piensa en todas las pequeñas y grandes desgracias que la vida conlleva– yo te aconsejaría un camino que provoca en el corazón un amor a María semejante al que Jesús tiene por ella. Mira, si María tiene todas esas magníficas y extraordinarias cualidades que tú sabes, ella también es la perfecta cristiana. Y lo es porque, como puedes deducir del Evangelio, no vive su vida, sino que deja que la ley de Dios viva en ella. Es quien puede decir mejor que nadie: «No vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mí». María es la Palabra de Dios vivida. De modo que si quieres amarla de verdad, imítala. ¡Sé también tú Palabra de Dios viva! Y ya que no podemos vivir todo el Evangelio a la vez, reevangeliza tu vida tomando en serio y viviendo cada día una de las «palabras de vida» que contiene.
Chiara Lubich
(Chiara Lubich, Maria, Ciudad Nueva, Madrid 2017, pp. 189-190)
Ago 8, 2022 | Sin categorizar
La palabra de vida de agosto de 2022 nos pide perdonar siempre. Cuando nos presentamos delante de Dios –en la liturgia, en la oración– debemos estar en armonía con todos. Como dice el papa Francisco, no podemos ir a dormir si estamos en discordia con nuestros hermanos o hermanas. Dice Jesús, utilizando un lenguaje paradójico para subrayar la importancia ante Dios de la plena concordia entre los hermanos: si cuando vas a ofrecer tu sacrificio te acuerdas de que hay alguna discordia entre tu prójimo y tú, interrumpe tu sacrificio y ve primero a reconciliarte con tu prójimo. Pues la ofrenda del sacrificio – como es para los cristianos el participar en la Misa– sería un acto vacío de contenido si estamos en discordia con nuestros hermanos. El primer sacrificio que Dios espera de nosotros es que nos esforcemos por estar en armonía con todos. Con esta exhortación suya, el pensamiento de Jesús no parece presentar novedades sustanciales respecto al Antiguo Testamento (…) Pero hay una novedad, y consiste en esto: Jesús afirma que debemos tomar siempre la iniciativa para que la buena armonía sea constante, para que se mantenga la comunión fraterna. Y así lleva el mandamiento del amor al prójimo hasta su raíz más profunda. Pues Él no dice: «si te acuerdas de haber ofendido tú a un hermano», sino «si te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti». Para Él, el mero hecho de quedarnos indiferentes ante la discordia con el prójimo, aunque no seamos nosotros los responsables de esta sino los demás, es ya un motivo para no ser gratos a Dios, para ser rechazados por Él. Jesús quiere ponernos en guardia no solo contra las más graves explosiones del odio, sino también contra toda expresión o actitud que de un modo u otro denote falta de atención o de amor a los hermanos. (…) Tendremos que procurar no ser superficiales en las relaciones, sino rebuscar en los rincones más recónditos de nuestro corazón. También trataremos de eliminar la simple indiferencia, o cualquier falta de benevolencia, toda actitud de superioridad, de desinterés hacia cualquier persona. Normalmente intentaremos reparar un desaire o un arranque de impaciencia pidiendo disculpas o con un gesto de amistad. Y si a veces esto no parece posible, lo importante será el cambio radical de nuestra actitud interior. A una actitud de rechazo instintivo del prójimo debe sucederle una actitud de acogida total, plena, de aceptación completa del otro, de misericordia sin límites, de perdón, de compartición, de atención a sus necesidades. Si actuamos así, podremos ofrecer a Dios cualquier regalo que queramos y Él lo aceptará y lo tendrá en cuenta. Nuestra relación con Dios será más profunda y llegaremos a esa unión con Él que es nuestra felicidad presente y futura.
Chiara Lubich
(Chiara Lubich, en Palabras de Vida/1, Ciudad Nueva, 2020, pp. 295-297)
Ago 5, 2022 | Sin categorizar
El perdón es un ejercicio constante en nuestra vida diaria y es esa experiencia la que permite que el amor de Dios vuelva a ponernos de pie. Reconocernos perdonados es el punto de partida para intentar ser misericordiosos, abrir la mirada al otro y ser verdaderamente libres. Fila de espera Satisfecho por haber llegado a tiempo a la cita con el médico, de repente en la fila pasa una señora frente a mí como si nada. Dentro de mí la rebelión va en aumento y estoy a punto de hacerme oír, pero… al pensar en ciertas escenas de la guerra en Ucrania, de repente, decido transformar mis derechos en cortesía, en aceptación. ¡Pero qué difícil es dejar de lado la idea de lo que uno considera correcto! Luego, en casa cuento lo que me pasó y también la lucha interior. Nuestra hija mayor, después de un largo silencio, interviene contando la última experiencia: ella también estaba en la fila de la secretaría de la Universidad y, ante un gesto descortés de un estudiante maleducado, lo regañó fuertemente hasta avergonzarlo. “Tal vez me equivoqué” – añade. Terminamos diciendo que, grande o pequeña, la guerra acecha dentro de nosotros pero que es posible vencerla con el perdón. (F.I. – Italia) Una lección para recordar Mi esposa es maestra y un día, mientras ella estaba en la escuela, estando en casa, para sorprenderla, comencé a hacer esos pequeños arreglos y trabajos de limpieza que a veces con la apretada agenda descuidaba. Pensé que ella lo disfrutaría, pero nada más llegar a casa se quejó porque había encontrado la puerta de acceso abierta: “¿No piensas en los ladrones?”. Estaba confundido. No recordaba haberla dejada abierta, pero no quería quejarme, así que, aunque lo sentía, decidí no alimentar la ira. Por la tarde mi esposa me pidió hablar. Quería ser perdonada: “Viendo cuántas cosas hiciste y pensando en cómo te he reprochado una tontería, me sentí humillada por mi ceguera. Con tu silencio me has dado una verdadera lección”. A los pocos días me confió que, después de haber contado lo que había pasado entre nosotros en la escuela, se había creado en la clase un clima de gran respeto como nunca antes. (L.D. – Hungría)
Maria Grazia Berretta
(Tomado de Il Vangelo del Giorno, Città Nuova, año VIII, n.2, julio-agosto 2022)
Ago 1, 2022 | Sin categorizar
“Ama al prójimo como a ti mismo”. La medida del amor que debemos tener con cada hermano o hermana está contenida en ese “como”. Chiara Lubich en este fragmento de un discurso a jóvenes seminaristas nos impulsa a ocuparnos de los demás como de nosotros mismos. Jesús, que vino del cielo a la tierra, tenía la experiencia del cielo, en cuanto Verbo de Dios, y trajo a la tierra esa experiencia, nos enseñó a vivir en la tierra como en el cielo. De hecho, Él habló del mandamiento nuevo ─ en el que se dice y se explica el amor mutuo, manda amarse mutuamente─, es un mandamiento “suyo”, típicamente suyo y “nuevo”. Y los primeros cristianos consideraban este mandamiento, esta enseñanza, como la síntesis de las enseñanzas de Jesús y lo practicaban de un modo realmente ejemplar. (…) El mandamiento nuevo. Todos lo conocemos, pero ahora ¿cómo se interpreta? ¿Cómo se practica? ¿Qué significa y qué consecuencias tiene poner en práctica el amor recíproco? Lo podemos comprender bien si primero se comprende bien qué es el amor –amar– para el cristiano. Desde un principio, una de las cosas que el Espíritu Santo nos enseñó a través de este carisma, fue esta: comprender que la Palabra del Evangelio: “Ama al prójimo como a ti mismo” había que tomarla al pie de la letra. Que ese “como” significaba exactamente “como”. Por tanto, que sea yo, que seas tú, o el otro, o el otro, es igual: ama al prójimo como a ti mismo. Y nos dimos cuenta de que antes de descubrir esto, nuestro amor al prójimo era mucho menor que el amor a nosotros mismos. Éramos cristianos bautizados, comulgábamos quizá todos los días, pero ni por asomo pensábamos que había que amar al otro como a nosotros mismos y muchas veces nuestro amor se centraba solo en nosotros mismos. Por lo tanto, había que hacer una conversión y ocuparnos del otro como de nosotros mismos. Lo hicimos, tratamos de hacerlo con cada prójimo que encontrábamos y nació una revolución. Parece imposible, pero el Evangelio mantiene siempre su frescor, es cuestión de comprenderlo. ¿Por qué nació una revolución? Porque este modo de actuar, donde quiera que se esté, impacta a los demás, se preguntan ¿por qué?, ¿qué sucede?, ¿qué hay detrás de ello? Y te ofrecen la ocasión de explicar por qué tratas así a los demás, por qué actúas así, sirves así, ayudas así. Y muchos de los que te interrogan tienen también ganas de empezar, de intentarlo también ellos. Y entonces sucede que, si eran personas indiferentes con los demás, como todos nosotros, incluso cristianos, esas personas comienzan a revitalizarse, a interesarse por los demás, a amarse, a componerse en comunidad, dando la idea de lo que es una Iglesia viva, y esto con una sola palabra vivida: “Ama al prójimo como a ti mismo”; porque dice san Pablo, “toda la ley alcanza su plenitud en este solo precepto: amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Gal 5,14).
Chiara Lubich
(Chiara Lubich, discurso a un grupo de seminaristas, Castel Gandolfo, 30 de diciembre de 1989)