Dic 19, 2018 | Sin categorizar
La ciudadela de los Focolares en Argentina cumple 50 años. Pat Santoianni, Cecilia Gatti, Adriana Otero e Israele Coelho cuentan su vocación: los jóvenes. Acaba de cumplir cincuenta años la ciudadela de O’Higgins, en Argentina, una de las 25 Mariápolis permanentes en el mundo dedicada a la formación de jóvenes. Y no podía nacer bajo una mejor estrella, porque todo comenzó justo en 1968, el año de la protesta juvenil. Hoy, O’Higgins es conocida en el mundo como “Mariápolis Lia”, en honor a Lia Brunet, una chica valiente con una mente abierta al mundo, pionera de esta ciudadela de los Focolares en tierra americana. Fue una de las primeras que en Trento, desde los años 40, compartió con Chiara Lubich ideales y vida. Hasta hoy, más de 3.500 jóvenes de todo el mundo han realizado la “experiencia”, es decir, la elección de pasar desde algunos meses hasta un máximo de dos años en la ciudadela trabajando, estudiando y experimentándose en la convivencia multicultural, según la espiritualidad de la unidad, y luego volver a sus vidas, pero con un bagaje humano y de pensamiento que abre la mente y el corazón sobre pueblos y culturas. “En estos años hemos desarrollado un itinerario formativo – nos cuenta Pat Santoianni, antropóloga y co-responsable de la formación en la Mariápolis Lia – uno de los principios de esta propuesta formativa reconoce que es todo el cuerpo social que forma; es un camino existencial-antropológico sobre el modo de percibir la vida, el pensamiento, la acción”. Adriana Otero, bióloga, una de las coordinadoras del equipo de formadores, explica que la experiencia apunta a la formación integral de la persona: “Tratamos de estar constantemente en sintonía con los desafíos y los riesgos que nuestras sociedades ponen a los jóvenes en los diferentes campos: relaciones, opciones, libertad, compromiso social y civil, diálogo intergeneracional e intercultural, tecnología. Central es también la experiencia de trabajo que para muchos es la primera”.
En el centro del itinerario pedagógico de la Mariápolis Lia está la relación – interviene Cecilia Gatti, investigadora en Pedagogía: “La educación es relación: este es uno de los principios de la Pedagogía que se inspira en la espiritualidad de los Focolares y que inspira nuestro itinerario. En consecuencia, es la relación con el otro lo que me permite crear vínculos, repensar mi vida, compartirla y construir el tejido social. Tener para la escuela, una ciudad permite que toda la vida se convierta en una ocasión para aprender: cada relación, cada diálogo, cada encuentro”. Por último, en la época de la Web 4.0, uno se pregunta si la elección de O’Higgins – un pequeño pueblo en medio de la pampa argentina – funciona realmente como un lugar de formación para estos jóvenes millennials. Israele Coelho, pedagoga brasileño, co responsable de la Formación y coordinador del itinerario para los jóvenes, responde que es la experiencia misma la que demuestra su validez: “A pesar de que este lugar lejano de todo puede parecer una contradicción, sigue demostrándose adecuado para los jóvenes, para ir en profundidad con la propia historia, para hacer silencio dentro y preguntarse sobre la propia relación con Dios y con los demás. Para muchos de ellos, la ‘experiencia’ es un momento importante para hacer o replantearse las elecciones fundamentales de la vida”.
Stefania Tanesini
Dic 13, 2018 | Sin categorizar
Se desarrolló un taller islamo-cristiano en el Centro internacional de Loppiano y la ciudad de Trento, que desmiente las actuales narrativas de odio y desconfianza entre las dos religiones. Trento, 7 de diciembre de 2018 – Acaba de concluir la Week of Unity, una semana de unidad, organizada por el Instituto Universitario Sophia (IUS) en común acuerdo con el Risalat International Institute de Qum (Irán) y el Centro para el diálogo interreligioso del Movimiento de los Focolares. Ni la fecha y ni el lugar fueron casualidad, como tampoco la conformación del grupo de investigación. La fecha marcada en el reloj de la historia era el de 75° aniversario de la decisión de Chiara Lubich de dedicar su vida a Dios, dejando todo para seguirlo. El grupo que celebró este aniversario estaba formado por unas cincuenta personas, jóvenes en su mayoría, musulmanes chiitas y católicos. De las más variadas proveniencias: Líbano, Egipto, Irán, Emiratos Árabes, Usa, Inglaterra, Canadá, Argentina, Italia. Todos protagonistas de esta Week of Unity, era el último paso de un proyecto nacido como una profecía: Wings of Unity, las alas de la unidad.
Una iniciativa que tomó forma hace poco menos de tres años, pero que está marcada por un camino de más de veinte años de amistad del Prof. Mohammad Shomali y de su esposa Mahnaz con el Movimiento de los Focolares. Entre el Prof. Shomali y el Prof. Piero Coda, director del IUS, existe de hecho una amistad intelectual y de vida que ha llevado a un pequeño grupo de académicos de las dos religiones y de las dos realidades académicas a reflexionar sobre un tema crucial, la unidad de Dios y la unidad en Dios. En esta perspectiva, la sensibilidad musulmana al monoteísmo absoluto se abrió a la dimensión dialógica del Dios cristiano, en una reflexión entre varias voces, de quienes tienen pensamientos y tradiciones diferentes no para demostrar o imponer la Verdad, sino para caminar juntos hacia ella.
Las lecciones de los profesores tocaron puntos neurálgicos tanto de la cultura del mundo globalizado como de las verdades fundamentales propuestas por ambos credos, pero la Semana de la Unidad fue sobre todo una experiencia de encuentro de corazones y mentes que llevó a los participantes a hacer una auténtica experiencia de shekinah, la presencia de la paz de Dio entre los fieles. La experiencia no quedó cerrada a los participantes sino que se abrió en dos preciosos momentos de intercambio. En la ciudadela de Loppiano el primero y en el Centro Mariápolis Chiara Lubich de Cadine (Trento), el segundo. Los presentes no sólo pudieron escuchar una experiencia que parecía desmentir clamorosamente la narrativa actual de las relaciones entre cristianos y musulmanes, que habla de temor, rechazo, invasión; pudieron hacer una experiencia profunda de enriquecimiento recíproco, en un clima de paz como testimonio interno de que es posible vivir y construir la “cultura del encuentro”, como la define el Papa Francisco.
Roberto Catalano
Dic 12, 2018 | Sin categorizar
¿El mensaje más importante de la beatificación? La fidelidad de estos cristianos a ‘su’ pueblo hasta el final.
“¿Qué nos enseñan estos 19 mártires cristianos a los argelinos hoy? A dar la vida sin distinción de raza o religión. Han sacrificado sus vidas por nosotros, por los extranjeros, por todo el pueblo argelino, cristianos y musulmanes. También murieron por los que le hacían la guerra, por eso no nos hicimos ninguna pregunta, inmediatamente nos pusimos a disposición y trabajamos juntos en la beatificación” Así responde Karima Kerzabi, musulmana, a la comunidad de los Focolares en Argelia que llamamos por teléfono junto a Giorgio Triulzi, focolarino de la primera hora, en el focolar de Tlemcen desde 1983, para que nos contaran desde adentro la beatificación de los mártires cristianos en Orán, el pasado 8 de diciembre.
Una beatificación única en su género, porque el máximo reconocimiento de la Iglesia Católica a sus hijos tiene lugar en una tierra, Argelia, 99 % musulmana. Un país que desde 1991 hasta 2001, la “década negra”, vio muerte y destrucción debido al fundamentalismo islámico. “Ahora se reconoce la heroicidad de la vida de estos cristianos – explica Giorgio – pero es importante decir que, además de ellos, también había miles de víctimas musulmanas entre la población civil: imanes, intelectuales, artistas, periodistas, médicos, abogados, jueces y docentes, pero también mujeres y niños. Creo que el mensaje más importante que esta beatificación da en la tierra del Islam al mundo es que estos mártires permanecieron fieles a ‘su’ pueblo hasta el final”.

H. Christian De Chergé (izquierda) en 1989 en Tlemcen con el Obispo C. Rouault y Giorgio Triulzi
Giorgio recuerda las numerosas reuniones con algunos de los monjes de Thibirine que el sábado pasado alcanzaron los honores de los altares, y en particular con su prior, fray Christian De Chergé. “Conocí a Christian porque a menudo se quedaba con nosotros, en Tlemcen, durante sus viajes a Marruecos. La relación era simple, de personas que donaron sus vidas a Dios y por eso se reconocen hermanos. Sin duda, era un hombre de Dios, como confirma lo que escribe en su testamento espiritual: ‘Si un día yo fuera, y podría ser hoy, víctima del terrorismo que parece querer involucrar a todos los extranjeros que viven en Argelia, me gustaría que mi comunidad, mi Iglesia, mi familia, recordaron que mi vida fue ‘entregada’ a Dios y a este país’”.
“Christian y los demás – agrega Giorgio – son santos por la elección que hicieron de permanecer entre aquella que era ‘su’ gente: Dios nos coloca en un lugar y nos mantenemos fieles a Él. Debo decir que la beatificación también confirma la elección de vida y de fe de muchos que se quedaron durante esta década, es la Iglesia en Argelia que debe ser beatificada, precisamente por la elección de permanecer fiel a este pueblo”.
“¿Qué me queda de esta experiencia? – concluye Karima – que podemos dar nuestra vida por todos nuestros hermanos y esto es algo magnífico. Con el tiempo entenderemos el valor del don de estas vidas”.
Stefania Tanesini
Dic 10, 2018 | Sin categorizar
En la crisis actual de representatividad política, las ideas y la praxis de Igino Giordani y Tommaso Sorgi alientan a trabajar en todos los niveles para llevar a la democracia a su esencia, que es el “nosotros”.
Dos eventos recientes sobre Igino Giordani y Tommaso Sorgi que tuvieron lugar en Italia, en Cremona y en Teramo, respectivamente, propusieron la figura del político como alguien que coloca el bien común en el centro, no solo de su comunidad y nación, sino de toda la humanidad. Un concepto y una práctica poco popular hoy en día, en una época de reclamos nacionalistas y regionalismos exasperados. Sobre la actualidad de los pensamientos de los dos políticos, pusimos dos preguntas a Alberto Lo Presti, profesor de Doctrina Social de la Iglesia en LUMSA y presidente del Centro Igino Giordani y a Letizia De Torre, ex diputada del Parlamento italiano y coordinadora internacional del Movimiento Político por la unidad. ¿Qué tienen para decirnos hoy dos figuras como Giordani y Sorgi, en un momento en que el bien común parece ser comprendido de acuerdo con los principios de los diversos nacionalismos y proteccionismos regionales? Alberto Lo Presti: tenemos una gran necesidad de sintonizar con figuras como Igino Giordani y Tommaso Sorgi. Vivieron épocas marcadas por divisiones lacerantes, aparentemente incurables. Pero creían en la amistad entre los pueblos cuando toda la historia parecía empeorar, fortalecidos por una auténtica visión cristiana del mundo. Giordani vivió en persona la tragedia de las dos guerras mundiales, del lado de los defensores de la paz y la justicia social, pagando en primera persona las opciones de libertad y solidaridad. Sorgi fue el artífice de la reconstrucción de Italia después de la Segunda Guerra Mundial, colocándose como un elemento de diálogo constructivo entre las fuerzas políticas antagónicas en el clima ideológico marcado por la Guerra Fría. Hoy nos enseñan que cada esfuerzo realizado por la paz y la cooperación es una pieza fundamental para la construcción de un orden civil fundado en el bien común y quedaríamos muy sorprendidos sobre cómo es posible, en el siglo XXI, avanzar tesis nacionalistas y neo-nacionalistas, habiendo experimentado en primera persona la destrucción que llevan consigo esas perspectivas políticas. Obviamente, depende de nosotros que no sea vano su testimonio. Ambos han dado un gran peso a la calidad de la relación entre los ciudadanos y de aquellos que están llamados a gobernar, tanto que Sorgi formuló el llamado “pacto político”. ¿Sigue siendo actual y viable?
Letizia De Torre: Igino Giordani, para quien “la política es caridad en acto, sierva y no patrona”, no pudo haber entendido o practicado la política como un abuso y engaño hacia los ciudadanos para obtener consenso y riqueza personal. Los ciudadanos para él eran los “patrones”, que estaba llamado a servir. Así también para el diputado Tommaso Sorgi, a quien le tocó presenciar los escándalos de corrupción y sus efectos devastadores, todavía presentes en Italia. Fue entonces cuando, después de tantas confrontaciones con políticos y administradores públicos, trazó las líneas de un pacto entre electos y electores, de naturaleza ética, programática y participativa. Fue una intuición genial, extremadamente actual en la crisis democrática mundial. Vivimos un tiempo ‘post-representativo’ donde los políticos no representan a nuestras sociedades super-complejas y los ciudadanos quieren y saben cómo influir de manera colectiva y directa. Necesitamos superar la larga desviación individualista y devolver la democracia a su esencia, que es “nosotros”. Por este motivo, durante el próximo congreso internacional ‘Co-gobernanza, corresponsabilidad en la ciudad hoy’ (17-20 de enero de 2019, Castel Gandolfo – Roma, Italia) construiremos, de manera participativa, las líneas de un ‘Pacto para la Ciudad’, qué no es más que la actualización de la política entendida como la caridad de Giordani y de la visión profética del ‘pacto’ de Sorgi.
Stefania Tanesini
Dic 7, 2018 | Sin categorizar
Con su “sí” incondicional a Dios, Chiara Lubich realizó un gesto simple y revolucionario que sigue siendo generador de vida, obras y cultura. El 7 de diciembre de 1943, Chiara se donó a Dios para siempre. A un grupo de adolescentes de los Focolares, en 2002, les contó que esa fría mañana de 75 años atrás ella no tenía intención de fundar nada: “Me había casado con Dios. Lo esperaba todo de él”. Hoy, más de dos millones de personas han abrazado la espiritualidad, que ha superado fronteras geográficas y culturales. ¿Qué sucede cuando en su recorrido de vida alguien se encuentra con la espiritualidad de Chiara Lubich? Se lo preguntamos a María Celeste Mancuso y a Arthur Ngoy, respectivamente argentina y congolés. María Celeste, docente: “Conocí a los Focolares durante la dictadura militar en mi país: mi hermano de veinticuatro años había sido secuestrado y asesinado y mi familia estaba destruida por el dolor. Fue entonces cuando me encontré con un grupo de jóvenes del Movimiento que me hablaron del grito de dolor de Jesús en la cruz al que podía unir el mío. Encontré la fuerza de perdonar a los asesinos de mi hermano y opté por adherir al llamado de amar a todos, así como había hecho Jesús. Profesionalmente me dediqué
a la enseñanza de jóvenes de escasos recursos, no sólo para ofrecerles bases culturales, sino también para devolverles su diginidad y respeto. Hoy ya no me siento sólo argentina o latinoamericana, sino que pertenezco a una nueva cultura, que ve al otro, al diferente, como a un hermano, que lee la historia como un camino hacia la realización de la fraternidad universal. Arthur, médico: “Acababa de perder a algunos amigos a raíz de un accidente, en el que yo también había estado involucrado. Estaba muy deprimido, y fue en ese período que oí hablar de Chiara, que ella había descubierto el amor de Dios justamente durante la absurda situación de la segunda guerra mundial, y entendí que quería que mi vida estuviese guiada por el Evangelio. Así, elegí no creer en los chantajes de la corrupción, tan común en mi país, y vivir mi profesión de médico poniendo como primera cosa el bien de los pacientes. En 2007 experimenté uno de los momentos más difíciles de mi vida: mi hijo mayor murió en un accidente. Un epidodio que, en la cultura africana, es interpretado de muchas maneras; algunos me aconsejaron que me divorciara, o que abandonara mi trabajo o el país… sólo la certeza de que lo que Chiara me había enseñado, o sea seguir amando, me ayudó a superar esta prueba y pude volver a llevar la paz a mi familia. Quiero agradecerle a Chiara por haber traído la espiritualidad de la unidad también al continente africano.
Stefania Tanesini