Movimiento de los Focolares
La liturgia del hermano

La liturgia del hermano

«Desde pequeño – cuenta fray Tarcisio Centis – pude nutrirme en mi familia de los valores cristianos según la perspectiva franciscana. Precisamente por esto, cuando sentí el llamado a vida religiosa entre los franciscanos, respondí con entusiasmo. Hice el noviciado y los estudios teológicos en Asís», las raíces de la vida de San Francisco, «me enriquecieron con una ulterior luz y conciencia con respecto a los puntos fundamentales de la vida cristiana encarnados por Francisco. Durante los estudios teológicos me sentí atraído a profundizar, especialmente, el aspecto litúrgico como valor fundamental de la vida cristiana: la Eucaristía.  La celebración eucarística para mí era realmente el ápice y la fuente de la vida. Conociendo la espiritualidad de Chiara [Lubich] – prosigue – se reforzó en mí la dimensión contemplativa, indicándome nuevas posibilidades de vivir la unión con Dios. Además me hizo descubrir el valor del hermano como un “don” (precisamente como dice San Francisco) visto en su singularidad, y en su globalidad y unidad. Y esto me ayudó a sentirme más Iglesia, en la fraternidad conventual y en el aspecto misionero ».

«Después de 12 años de servicio en  misión en Indonesia, regresé con la exigencia de descansar y de recargarme espiritualmente. Transcurrí un período en la Claritas de Loppiano», el centro de espiritualidad en donde los religiosos provenientes de distintas congregaciones experimentan la unidad en la diversidad de los carismas. «Recuerdo que una noche durante la cena se produjo una discusión muy fuerte con otro misionero precisamente sobre el valor de la liturgia. Salí del comedor con el corazón agitado, y no lograba tranquilizarme: sentía a ese hermano cada vez más lejano. Después me empezó a aflorar este concepto: «¿Cómo puedes decir que amas a Dios que no ves, si no amas al prójimo que ves?». ¿Entonces el hermano está antes que la liturgia? Si, primero el hermano. Antes de irme a dormir, lo busqué, logré pedirles disculpas, y volví a encontrar la paz; nuestra relación se reforzó. Entendí, en esa circunstancia, que la “liturgia del hermano” debe preceder la liturgia Eucarística».

En junio de 2012 después de vivir otros tres años en Indonesia, fray Tarcisio regresa por segunda vez a pasar un período en la Cláritas, debido a su precaria condición de salud.  «En el clima de la ciudadela – cuenta – poco a poco recuperaba la fuerza física y espiritual. A pesar del clima sereno que respiraba, a menudo pensaba en las dificultades vividas en Indonesia con algunos hermanos».

«El Padre Provincial me había dicho que perdonara, y yo pensaba que lo había hecho, pero la raíz de ese sufrimiento seguía allí, y hacía florecer algún pensamiento negativo… A veces sentía fuerte la tentación de escapar, por el contraste que sentía entre el ambiente en el que vivía y estos sentimientos. Empecé a vivir concretamente las Palabras del Evangelio sobre la caridad, a esforzarme en amar a Jesús en cada hermano, hasta sentir una unión con Dios especial. Con el pasar de los días se fueron desvaneciendo en mí el rencor y la rabia. Entró en cambio una paz nueva, una relación con Dios más auténtica y más profunda, llena de alegría. Ahora, pensando en ese hermano, no sólo siento que lo perdoné, sino que siento que, si la voluntad de Dios me conduce a encontrarlo, podré agradecerle por haberme “obligado” a recorrer un nuevo camino para llegar a Dios. Por esto siempre voy a agradecer a Chiara por haber abierto hoy este camino, que es además el camino que propone la Iglesia del Vaticano II, un nuevo camino que es posible recorrer».

Fuente: Unità e Carismi, 1-2/2013.

Trento ciudad de la paz

Video – Vimeo

Hace 10 años los niños de una clase de primaria empezaron con su maestra a lanzar “el dado del amor”. Hoy, la iniciativa se ha extendido a los niños de todas las clases de las escuelas de Trento. Sus “actos de amor” se publican en el periódico del Ayuntamiento y llegan a las casas de las familias de la ciudad. También este año para todos, la cita era en la plaza de la Catedral.

Servicio con imágenes de Paolo Holneider y Donato Chiampi.

La liturgia del hermano

Desde Holanda, la importancia de escuchar

El 14 y 15 de junio pasado un grupo de 48 focolarinos de siete Iglesias cristianas estuvieron profundizando algunos puntos importantes de la espiritualidad de la unidad en su dimensión ecuménica. En esta ocasión conocimos la historia de Hanneke, holandesa, de la Iglesia reformada.

«Crecí en una familia reformada. A los  13 años, cuando murió mi mamá, comencé a vivir un período difícil. Nadie de mi familia iba a la iglesia. Yo no quería dejar a Dios y por eso trataba siempre de estar en contacto con la comunidad de la iglesia local. A los 21 años hice la ‘profesión de fe’, un momento importante de la iglesia reformada. Allí me comprometí a dar todo para construir el Reino de Dios en la iglesia y en la humanidad. También ese día, igual que cuando era pequeña, sentí que Dios quería  algo más de mí.

En mi búsqueda encontré la comunidad de Taizé, donde vi un cristianismo distinto del que ya conocía, una vida cristiana que podíamos vivir juntos. Poco después, a través de una colega de trabajo, conocí la espiritualidad de los Focolares. No me habló directamente, pero yo viendo su vida comprendí que se trataba de una dimensión espiritual muy fuerte.

Comencé a visitar el focolar de Ámsterdam.  Una vez estuve en una fiesta de cumpleaños, algo muy sencillo. Pero allí por primera vez experimenté esa presencia espiritual de Jesús, y comprendí mejor el sentido de la frase “donde hay dos o tres reunidos en mi nombre, yo estoy en medio de ellos” (Mt 18, 20). Veía el amor mutuo vivido concretamente y me dije: también yo quiero vivir así.

Al principio no sentía la diferencia entre mí misma que era reformada, y la mayoría de los otros que eran católicos. Sólo después de algunos años me di cuenta que éramos distintos en la forma de profesar nuestra fe, y me surgieron muchas preguntas; a veces no me sentía comprendida. La llave para continuar en este camino la encontré en Jesús Abandonado, reconocer su rostro en la llaga de la división entre las iglesias, en nuestros pensamientos distintos, me ayudó a ir adelante.

Me trasladé a Eindhoven en el sur de Holanda, donde la mayoría es católica. Sentí una gran apertura, aprendí a expresar mi perplejidad o dificultades cada vez que veía algo con lo cual, por mi  sensibilidad de reformada no estaba de acuerdo; esto me ayudó a construir relaciones más verdaderas.

También dentro del Movimiento de los Focolares somos muchos los que pertenecemos a la Iglesia reformada, de distintas vocaciones. Hicimos juntos lindas experiencias de conocimiento mutuo, por ejemplo, algunos viajes a Roma, y creció la conciencia de que el ecumenismo es un camino común, sea para los protestantes como para los católicos. Desde hace algunos años los responsables de varias iglesias y movimientos se preguntaron cómo hacer para darle a Holanda un testimonio de unidad, en vez de división. Se creó el comité “nosotros elegimos la unidad”. Este comité propuso una jornada de reconciliación entre todas las iglesias en la que participaron 4.000 personas. Este trabajo continúa hoy en el Global Christian Forum holandés.

Algo que me parece muy importante para la unidad de los cristianos es saber escuchar al otro hasta el fondo. Debes estar completamente vacío de ti mismo para escuchar; a veces puedes pensar que sabes lo que el otro quiere decir, pero antes debes escuchar bien. Hay que vivir la enseñanza de San Pablo, que dice que hay que entrar en la piel del otro para acelerar el camino de unidad».

La liturgia del hermano

Brasil, exposición itinerante sobre Chiara Lubich

Se inauguró la exposición itinerante “Chiara Lubich: protagonista de un nuevo tiempo”, para conmemorar la figura de la fundadora del Movimiento de los Focolares, cinco años después de su desaparición.

El Aeropuerto, el Mercado Público, el Concejo Municipal, la Asamblea Legislativa, asociaciones solidaristas, son algunas de las etapas previstas.  También hay gran expectativa por la exposición en el Parque de la Redención, la semana anterior a la Jornada Mundial de la Juventud.

La primera etapa tuvo lugar del 13 al 25 de mayo en el Salón Central de la Pontificia Universidad Católica de Río Grande del Sur. La vida y la obra de Chiara fueron presentadas a través de siete banner que narran  los orígenes del Movimiento, sus primeros pasos y la evolución de una vida evangélica que hoy ha penetrado en distintas realidades sociales.

Se pasa de la dimensión ecuménica del Movimiento, con la profunda relación de amor recíproco con iglesias cristianas y no cristianas, a aquella con personas de convicciones distintas.

Otro banner presenta la realidad de los jóvenes. Pone en evidencia una  nueva generación que conlleva propuestas concretas de renovación de la sociedad, convencida de que la fraternidad universal, vivida y construida día tras día, conduce a la auténtica realización humana tan frenéticamente buscada por los jóvenes en formas diversas.

La familia es otro aspecto fundamental para la transformación de la sociedad, para mantener los valores más genuinos que aseguran el sentido de la vida y de las relaciones sociales.

En la expo vemos que se pone en evidencia un proyecto que se refiere a la Economía de Comunión, lanzada precisamente en Brasil en 1991, en una de las visitas de Chiara Lubich. La propuesta: administrar empresas que sean económicamente sanas y que, al mismo tiempo, traten de actuar para combatir las desigualdades sociales y favorecer la formación de una nueva mentalidad empresarial.

De la economía a la política. En este campo el Movimiento de los Focolares se compromete a trabajar por el bien común, teniendo como base la categoría política de la fraternidad. En suma, la política vivida como servicio, “Amor de los amores” según la definición de Chiara Lubich.

En lo social, el proyecto Asociación Familias solidarias, que ayuda a decenas de niños en un barrio de la periferia de la ciudad. Proyectos similares están esparcidos en el mundo y son una fuente de esperanza para tantas familias que sufren de privaciones materiales y espirituales.

En una gran pantalla, un vídeo cuenta la historia del Movimiento. Y todavía, hay espacios para compartir iniciativas individuales y colectivas que tienen como base la regla de oro (hacer al otro lo que quisieras que te hicieran a ti), presente en casi todas las religiones.

La exposición prosigue en otros lugares relevantes a nivel cultural en la ciudad de Porto Alegre, para dar a conocer la figura de Chiara, como “protagonista de un nuevo tiempo”; y las implicaciones que el carisma de la unidad ha tenido y tiene en varios ámbitos de la iglesia y de la sociedad.

La liturgia del hermano

Giuseppe Maschi, testimonio de amor concreto

La zona de Verona (Italia) fue azotada por temporales. El fenómeno provocó el peligro de que los ríos se salieran de su cauce. El 17 de mayo, Giuseppe estaba en el sótano de su casa cuando fue arrastrado por una crecida de agua y barro del río Mezzane que se desbordó. Junto con los voluntarios de la protección civil y la policía se dedicaron buscarlo, se sumaron desde el primer momento muchísimos conocidos y miembros del Movimiento de los Focolares, amigos desde hace años de  Giuseppe y de su esposa María Grazia.

Esta inmediata y  espontánea búsqueda, fue un  vivo testimonio de amor concreto. El remover la tierra con las palas, sacar escombros, limpiar el lugar arrancando la maleza, todo, fue una expresión de gratitud hacia la vida de Giuseppe, prodigada en el amor y en la donación hacia su esposa y sus dos hijas, hacia otras familias, en el ámbito profesional y en la parroquia.

«Su vida fue una vida (…) donada en el amor. Quisiéramos vivir este momento en compañía de Dios, Misterio de Amor trinitario. Y dejarnos confortar por su Palabra de verdad» Así se expresó Mons. Giuseppe Zenti, obispo de Verona, en la homilía de la misa que se celebró en su funeral el 21 de mayo pasado.

Ese día todo el pueblo de Lavagno se reunió alrededor de Giuseppe y de sus familiares. Mons. Zenti viajó expresamente desde Roma, donde estaba trabajando en asuntos de la Conferencia Episcopal Italiana, y quiso presidir él mismo la ceremonia concelebrando junto con 14 sacerdotes, en presencia del Prefecto de Verona, del Presidente de la Provincia, del Intendente del Pueblo y de numerosos representantes del Ministerio del Interior.

«Giuseppe era un hombre generoso, lleno de amor – afirmó Mons. Zenti en la homilía-; lo puede testimoniar su familia, la parroquia donde él colaboraba, sobre todo en su tarea de catequesis que ejercía junto con su esposa. También el ámbito civil testimonia su bondad. Confirma toda la multitud, ustedes mismos, que hoy nos acompañan. Formaba parte de la familia de los Focolares, por eso su vida estaba inspirada por el amor, su carisma era la realización concreta, en lo cotidiano, del mandato del Señor: ‘Ámense unos a otros como Yo los he amado’» «Estoy aquí con ustedes – prosiguió el obispo- también yo, envuelto en el silencio misterioso del alma, como el que probó Jesús en la cruz: “Se hizo oscuridad en toda la tierra…Dios mío, Dios mío, por qué me has abandonado?”. Sobre este silencio hacemos que resuene la Palabra de Dios que, como lámpara, ilumina nuestros pasos titubeantes frente al misterio del hombre, especialmente frente al misterio de la muerte»

Y el presidente de la República Giorgio Napolitano, en una carta leída por el prefecto, expresó su «cercanía y afecto a la familia Maschi en este grave momento en el que perdieron uno de sus seres más queridos.  Estoy con ella y con todos los ciudadanos de Lavagno que sufrieron daños por el aluvión que inundó el pueblo» Estos son los conceptos que también Enrico Letta,  presidente del Consejo de Ministros, repitió en su telegrama de condolencias.

La liturgia del hermano

Corea, un taller entre los obispos

De acuerdo a la constante invitación del Papa Francisco de dejarnos asombrar por el amor siempre nuevo de Dios, treinta y dos obispos amigos de los Focolares, provenientes de Corea, Mongolia, Filipinas, Tailandia, Myanmar, India, Pakistán, Japón, Taiwán y Sri Lanka, se reunieron en Seúl (Corea) desde el 22 al 25 de mayo para compartir experiencias y ahondar la realidad viva de la “Iglesia- comunión”

Las naciones que componen el continente asiático son distintas entre sí por su idioma, etnia, religión, tradiciones, y también las situaciones que la misma Iglesia vive son muy diferentes. Los obispos encontraron en esta variedad una oportunidad de enriquecimiento recíproco: “Hemos dado amplio espacio a la comunión espiritual y al conocimiento recíproco –escriben- Así llegamos a descubrir una enorme riqueza de vida, traducida en muchas experiencias muy concretas surgidas del Evangelio vivido en los diversos ambientes: en los seminarios, parroquias, lugares de personas marginadas por su discapacidad o pobreza material. El amor a Jesús en el hermano ha sido el incentivo que nos ha empujado a acercarnos a nuestros prójimos y a tratar de aliviar, dentro de lo posible, sus llagas”.

También la Nueva Evangelización fue tema de reflexión: ella exige una conversión personal y un nuevo anuncio del amor de Dios a la población asiática a través del diálogo con las múltiples tradiciones religiosas y la apertura radical hacia aquellos que sufren.

La misa final concelebrada, concluyó con un solemne pacto de amor recíproco; y el compromiso  de amar la diócesis del otro como la propia. Este pacto selló la experiencia de vida compartida. Para mantener vivos y multiplicar las relaciones construidas, muchos de los presentes se comprometieron a utilizar lo mejor posible los medios más rápidos de comunicación como  el skype o las video conferencias.

El arzobispo de Bangkok Francis Xavier Kriengsak Kovithavanij, moderador de los encuentros de los obispos amigos de los Focolares, explicó que el haber podido compartir las diversas experiencias realizadas en los resultados positivos y en las dificultades de la vida, creó relaciones fraternas de comunión profunda entre los participantes logrando que se experimentara entre todos la presencia de Cristo Resucitado. Esta presencia ha dado nueva fuerza y alegría para retomar el servicio en las respectivas diócesis, con el amor de pastores cercanos al propio rebaño, según el ejemplo indicado por el Papa Francisco.