Movimiento de los Focolares
En viaje: Singapur, Indonesia, Malasia.

En viaje: Singapur, Indonesia, Malasia.

El viaje de María Voce a Johor para encontrar la comunidad de los Focolares es la ocasión para conocer mejor algunos Países de Asia: en particular Indonesia, Singapur y Malasia. El lema de Indonesia, Unidad en la diversidad, expresa la gran variedad étnico-lingüística del mayor estado-archipiélago del mundo, con sus 17.508 islas. En todas estas naciones los cristianos (de varias iglesias) representan menos del 10% de la población, que en su mayoría es musulmana tanto en Indonesia como en Malasia, y budista y taoísta en Singapur. Alrededor de los años ’60 la semilla de la espiritualidad de la unidad comienza a difundirse en estas naciones a través de religiosos como el Padre Tarcisio Centis, en Medan (Indonesia) y sacerdotes como Don José Lai (Singapur), actual obispo de Macau. También a través de la revista New City y la hoja de la Palabra de Vida. En 1991 se abren dos centros de los Focolares en Singapur (ahora transferidos a Yogyakarta, en Indonesia) y en el 2004 en Medan. Hacia fines de los años ’80 los Focolares llegan a Malasia, a través del Padre Raphael Kang; en los años ’90 se realizan las Mariápolis en Johor y Penang, y el Familyfest (encuentro para las familias) en Penang. Algunos miembros participan en las escuelas de formación en Loppiano y en las manifestaciones internacionales como el Genfest En Malasia (Johor) hay una “familia focolar”  y distintos miembros del Movimiento esparcidos en muchas localidades del país. La semilla de la espiritualidad de la unidad ha germinado, creándose así muchas comunidades, pequeñas pero con mucha actividad, que llevan adelante iniciativas también junto con personas de otras confesiones religiosas. Hoy, el centro de la vida de los Focolares de estos países se encuentra en Yogyakarta, en la isla de Java.

Los jóvenes de Penang

Vanna Lai y Caloi Adan, responsables de los Focolares,  nos refieren algunas características de la zona: “Cada isla aquí en Indonesia tiene su mentalidad y su forma de vivir. Nos asombra- explica Caloi- ver tanta variedad y riqueza de culturas dentro del mismo país: los dos focolarinos de Indonesia que están en Yogyakarta, provenientes de la isla Sumatra, dicen que tienen en común con los habitantes de Java casi solamente el idioma oficial” “Entre los meses de junio y septiembre- continúan- se desarrollaron tres Mariápolis en Penang y Johor (Malasia) y en Medan (Indonesia), que reunieron casi 400 personas”. ¿Dónde está más activo el Movimiento? “Sobretodo en la Iglesia local, como lo atestiguan los numerosos encuentros para los religiosos, la escuela para los catequistas en Yogyakarta, donde recientemente P. Salvo d’ Orto (OMI) habló de la Eucaristía en su relación con la espiritualidad de la unidad; e invitó a algunos gen de Singapur para que dieran su testimonio y también invitó a un grupo de jóvenes que asistían a un campamento organizado por una parroquia. El encuentro deportivo de los chicos Run4unity se realizó en Bantul (cerca de Yogyakarta) con la participación de un centenar de personas, muchachos y mayores, casi todos musulmanes. Además 31 jóvenes asistieron al Genfest 2012 en Budapest” “Es digno de notar –continúa Vanna- nuestra participación en una fiesta donde estaban reunidos varios pueblos musulmanes  el día en el que, en la historia de Indonesia, se conmemora el momento en que los jóvenes hicieron la promesa de vivir por la unidad de la Nación” Estos  pueblos son los que el Movimiento de los Focolares ayudó  en la reconstrucción de diversos pabellones después del terremoto del 2004. Desde la página de focolare.org y desde nuestro social network podrán conocer noticias del viaje.

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Centro Internacional Giorgio La Pira

Un soporte fundamental para los jóvenes que vienen de Asia, de Medio Oriente, de África, de Sudamérica y del Este de Europa proviene de estructuras como las del Centro internacional de estudiantil «Giorgio La Pira». ¿Cómo se concreta este compromiso?

«En marzo de 1978 –recuerda Maurizio Certini, director del Centro – ante la desorientación y la soledad vividas por muchos estudiantes extranjeros, la Iglesia florentina quiso ofrecer a estos jóvenes un lugar de las diferencias culturales o religiosas; un lugar abierto al diálogo, donde ayudarse recíprocamente a superar momentos difíciles y reunirse, como diría más tarde el Papa Juan Pablo II, el impulso «hacia una sociedad culturalmente más rica, más fraterna en su diversidad».

«La Diócesis y la ciudad respondieron con entusiasmo a la propuesta del Cardenal Giovanni Benelli, quien pidió una primera ayuda a Chiara Lubich y al Movimiento de los Focolares: varias familias florentinas, por ejemplo, ofrecen hospedaje en sus casas a los estudiantes que no tienen donde alojarse, como si fueran sus hijos. Era la posibilidad para los primeros voluntarios del Centro de amar con el mismo corazón universal de Dios, con la sensibilidad del hombre contemporáneo y la fuerza del Evangelio».

A lo largo de los años la estructura ha ido creciendo. Y hoy representa –como dijo recientemente el presidente de la CET, el Cardenal Giuseppe Betori – «la auténtica casa del pueblo». Es una Red moderna de relaciones personales, asociativas, institucionales. Aquí, de hecho tuvieron su sede las primeras asociaciones de estudiantes extranjeros, que fueron la base para la constitución de las Comunidades de inmigrantes, que en el futuro es auspiciable que puedan surgir –si bien con una dimensión más reducida- también en Pisa, Siena y Arezzo.

«Pero el auténtico sentido – subraya Certini – se expresa en los miles de rostros que se han encontrado y se encuentran, a menudo son jóvenes provenientes de naciones en conflicto entre ellas, que han hecho del “Centro La Pira” un laboratorio permanente de educación a la paz. Jóvenes que regresando a sus países –algunas veces gobernados por régimenes dictatoriales- pueden presentarse como auténticos recursos a la democracia y aspirar a ser una futura clase dirigente ».

Fuente: “Toscana Oggi”

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Chicos por la Unidad: Proyecto Hombre-Mundo

El taller internacional de los Chicos por la Unidad por primera vez saldrá de Italia y se realizará en Argentina, en julio del 2014.

Los motivos de esta elección son muchos, el primero es presentar cuánto puede dar al mundo el continente latinoamericano, compuesto por pueblos de culturas muy diferentes. Además, durante el último taller que tuvo lugar en Italia, en la ciudadela de Loppiano (en julio de 2012), los chicos participantes expresaron el deseo de repetir cada dos años esta experiencia siempre en un continente distinto.

La idea de empezar en Argentina la primera etapa del proyecto nació por la nutrida presencia de jóvenes que caracteriza a la Mariápolis Lia, que la lleva a ser especialmente acogedora con las nuevas generaciones.

El proyecto “Hombre-Mundo” se compone de dos fases. La primera, tendrá lugar en la Mariápolis Lía donde, durante 4 días, los chicos, provenientes de varias partes del mundo, construirán el taller con un programa dinámico, con el objetivo de aprender a entrar en ‘relación’ con todos, superando las diversidades culturales, compartiendo las propias experiencias y enriqueciéndose con las de los demás; en un clima de amor recíproco que permita a cada uno, y a todos juntos, forjarse como ‘hombres-mundo’.

La segunda semana, en cambio, el taller se trasladará a varias ciudades del continente Latinoamericano donde existen obras sociales animadas por la espiritualidad de la unidad (escuelas, dispensarios, maternales, ancianatos…).

Esta experiencia servirá para “dar testimonio” – como dijo la presidente de los Focolares, Maria Voce, en su visita a Hispanoamérica en la primavera del 2012- de que no hay fronteras, no hay diferencia de etnia que no sea superable. No hay nada, ni siquiera los Andes que nos dividen, ni siquiera el océano, nada, nada. Podemos ir más allá de todas estas cosas por nuestro amor recíproco”.

Llegando al lugar los chicos tendrán la posibilidad de entrar en las realidades locales, acogiendo los desafíos, las riquezas y las raíces de cada pueblo. Y en este clima, junto a los chicos que viven en estas ciudades, también los participantes de los otros continentes podrán involucrarse en acciones sociales con las personas del lugar a favor de iniciativas concretas, por ejemplo sobre la cultura del dar, el deporte, el arte, etc. En fin el proyecto nace de la exigencia –después de algunos años de compromiso con el Proyecto en curso ‘ColoreEMOS la ciudad’ -, de tener una mirada más amplia sobre el mundo, porque, como decía Chiara Lubich, “una ciudad es demasiado poco: mira más lejos, a tu patria, a la patria de todos, al mundo”.

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Un puente con el Congo

Kinshasa, Centro médico “Moyi Mwa Ntongo(en el idioma local “Alba de la mañana”), una de las obras sociales del Movimiento de los Focolares en la capital de la República Demócrata del Congo. Este es el destino de una interesante iniciativa promovida por una óptica local en colaboración con AMU: “Haz un gesto por ellos”,

Iniciada por los ciudadanos de Grottaferrata (RM). Objetivo: recolectar los lentes que no usamos  (a menudo abandonados en el fondo de algún cajón), que  la óptica de Grottaferrata se ofreció a pulir y desinfectar,  clasificar y embalar, para luego expedirlos a Kinshasa.

En el centro de salud del Congo, efectivamente, además de los servicios de medicina general e interna, ginecología, pediatría y dermatología, funciona un centro oftalmológico, con un programa de prevención de la ceguera, además de la normal atención y diagnóstico en este campo, gracias a un equipamiento de primera línea fruto de anteriores donaciones. Los principales beneficiados de estas atenciones son más de 1200 niños que son atendidos por el programa de asistencia escolar y nutricionista “Petite Flamme”, que habitan en  Kinshasa o  en otras ciudades del País.

Los que trabajan en este centro sanitario fueron formados para realizar texts oculares en los niños y ofrecer formación para la prevención a sus familiares y a los educadores; los niños que necesitan atención, lentes, o intervenciones quirúrgicas son presentados en el Centro y si es necesario, son atendidos gratuitamente. La colaboración entre los pueblos del Norte y del  Sur de nuestro planeta tendría que formar parte de una cultura de la reciprocidad que expresa también en los pequeños gestos cotidianos, la fraternidad.

La campaña “Haz un gesto por ellos” fue recibida por la población con entusiasmo, tanto que  numerosos lugares esparcidos en la pequeña ciudad de Castelli Romani, escuelas, iglesias, oficinas, etc….,  llenaron enseguida los recipientes de recolección. Se puede afirmar que el éxito fue muy superior al esperado: la noche del 5 de diciembre, en la sala de la Biblioteca Comunal de Grottaferrata, había decenas de cajas que contenían lentes y estuches, bien embalados y etiquetados, prontos para ser enviados a destino. Se habló sobre el resultado de esta campaña y algunos amigos del Congo presentaron a su País y también explicaron   las actividades desarrolladas en el Centro de Salud. En su ingreso a Kinshasa, el equipaje superaba el peso y ahora se está organizando una expedición para enviar el resto del abundante material.

Por Stefano Comazzi                                                                                                                                                                          Sector proyectos – AMU

Extraído de Newsletter Amu – Formación                                                                                                                            Enero  2013 – Año 4 ° N. 5

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Comprometerse en primera persona

«Desde hace 4 años estoy inscrita en la Academia de Bellas Artes. Es un ambiente de poco más de 200 estudiantes, que se ha caracterizado en los últimos años por una constante dificultad económica: por lo tanto iniciaron las protestas y el clima se volvió difícil y precario. Además de llevar adelante con seriedad mis estudios, traté de querer a quién –como yo- estaba viviendo ese momento de dificultad.

Me propusieron que fuera candidata en la Asamblea Estudiantil. Por un lado quería seguir dando una mano, pero por otro me asustaba asumir un compromiso. De hecho se trataba de trabajar duro, ¡de lo contrario no iba a funcionar! Al final… terminé siendo Presidente de la Asamblea.

Convocar a reuniones y asambleas, redactar oficios, preparar el reglamento, estar presente en el consejo administrativo: todo era nuevo para mí. Pero entendí que la única cosa verdaderamente importante era ponerme al servicio de todos.

Es una experiencia bellísima, un compromiso cotidiano, que da resultados positivos cada vez que logro ir más allá de las dificultades, tratando de vivir el Evangelio.

Un ejemplo: entre los profesores no había siempre una buena relación y los estudiantes sufrían las consecuencias. A petición de ellos escribí una carta a los docentes en donde exponía claramente nuestra posición. Muchos me dijeron que me estaba arriesgando… En cambio, después de la primera reacción, los profesores empezaron a comportarse en forma diferente y el resultado en mis exámenes no se vio condicionado.

Desde hace un año cambió el Director, el Presidente y el Director Administrativo: construir relaciones nuevas con personas más grandes y con cargos así no fue sencillo. No faltaron las discusiones que sin embargo llevaron a una mayor colaboración y a un intercambio más fructífero. De mi parte: traté de ser sincera, precisa y de escuchar profundamente. Y la confianza recíproca creció a pesar de las dificultades.

A principios del verano tenían la intención de aumentar nuevamente la matrícula y obviamente nosotros estudiantes no estábamos de acuerdo. Entendía que la situación económica era difícil, pero era claro que esta medida iba a poner en problemas a muchos. Gracias a la confianza instaurada, me llamaron para hablar al respecto y, después de muchas horas pasadas evaluando todas las posibilidades, ¡ellos propusieron disminuir 200€ la inscripción por los dos años!

Junto a la relación con la institución está aquella con los estudiantes, que cada vez presentan solicitudes nuevas. Especialmente los estudiantes de mi curso tenían algunas dificultades debidas al cambio de un profesor. De hecho, tanto por su carácter, como para hacernos mejorar, cada vez que nos confrontábamos con él salíamos destruidos y desanimados. Tratar de escucharlo profundamente ha sido un ejercicio continuo, y, aunque parecía imposible construir una relación con él, al final nuestro esfuerzo fue fecundo. En octubre algunos estudiantes, sabiendo que tenía que ordenar algunas cosas en la oficina en vista de un examen, vinieron a darme una mano.  Parecían los preparativos para una fiesta: uno ayudaba con las cosas pesadas, otro arrastraba las pizarras, otro preparaba las etiquetas, otro pintaba la pared…

Cuando llegó el profesor estaba todo listo: ¡no sólo el trabajo sino muchos pequeños detalles que no habíamos pensado pero que embellecieron todo!  Antes de empezar el examen, nos agradeció por el año transcurrido juntos y nos dijo confidencialmente que llegando se había sentido en casa.

¡Para mí fue la respuesta al esfuerzo de vivir la espiritualidad de la unidad de Chiara Lubich, durante todo el año!»

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Jolanta y su Navidad

«Hola, soy Jolanta, una gen ortodoxa de Lituania. Participo en el Movimiento de los Focolares desde hace poco, pero siempre creí en Dios y desde pequeña he siempre vivido con la comunidad de mi Iglesia. Fue así por lo menos hasta el período “tempestuoso” de mi adolescencia, cuando, también por el hecho de que no había otros jóvenes en el grupo, me desanimé, dejé de tener actividades en la Iglesia y me alejé.

En Lituania la mayoría de la población es católica, mientras que yo soy ortodoxa y rusa. Un amigo, sabiendo que quería donarme a los otros por Dios, me invitó a conocer a algunos de “sus amigos católicos que me iban a gustar”. Con ellos me sentí inmediatamente en familia y esta sensación creció cuando asistí a la Mariápolis, un convenio de varios días con personas de diversas edades, donde encontré un ambiente especial de unidad y amor recíproco. Comunicando esta alegría que tuve, hubo alguien que me dijo: “Esta realidad tendrías que vivirla también en tu iglesia”. Sonreí, pero me parecía imposible.

Con otras chicas que compartían la espiritualidad de la unidad, las gen, organizamos el “Café de los jóvenes”, un lugar donde se organizan tertulias con algún tema, proyectos y actividades de distracciones alternativas, donde se promueve la ocupación, la creatividad y la sociabilidad de los jóvenes. En una de estas tertulias invitamos a los jóvenes de la Comunidad Ortodoxa y así comencé a recuperar la relación con ellos y todo salió tan bien que algunos de ellos participaron también en el Run4Unity. Más adelante recibí una carta del responsable de la Comunidad Ortodoxa en la cual me invitaba a participar en sus actividades y a compartir con ellos la experiencia hecha con los jóvenes del Movimiento de los Focolares, porque este tipo de experiencia le faltaba. Esta carta me conmovió profundamente y enseguida acepté.

Comencé a asistir a los encuentros de los jóvenes y me pidieron que diera una mano en el campamento de verano de los niños. Para poder aceptar tuve que abandonar la búsqueda de trabajo, es más, tuve que rechazar algunos ofrecimientos de trabajo que me habían hecho. Fui al campamento con algunos temores, porque no tenía experiencia de organización, pero me resultaba claro el objetivo: construir puentes de unidad. Ahora solo puedo agradecer a Dios porque con los otros organizadores al final éramos una verdadera familia. En este momento tengo francamente tres “familias”: mi familia natural, mi Iglesia y el Movimiento de los Focolares. Soy hija única y me sentí siempre un poco sola, mientras que ahora tengo muchísimos verdaderos hermanos y hermanas.

Después del campamento penetré más en la vida de la Comunidad Ortodoxa, ahora asisto a muchas actividades, que yo misma ayudo a organizar. Les cuento un secreto: tenemos pensado organizar una fiesta de Navidad, que se tendría que realizar a mediados de enero (porque nosotros los ortodoxos festejamos la Navidad el 7 de enero). Esta será una linda oportunidad para los jóvenes ortodoxos y para los del Movimiento de los Focolares de unir nuestras fuerzas y realizar una hermosa fiesta todos juntos.

El haber conocido esta espiritualidad me dio la confianza en la Voluntad de Dios y cuando tienes esta confianza, los milagros ocurren de verdad, cada día. Chiara Lubich decía: “La vida está hecha de momentos presentes, y solo estos tienen valor para el que quiere realizar algo” ».