Feb 27, 2016 | Focolare Worldwide
Después de la primera noche del cese al fuego, recibimos este mensaje de esperanza de la comunidad de los Focolares en Siria. «Con el cese al fuego, una noche de calma envuelve toda la ciudad de Aleppo». Escribe Pascal Bedros, focolarino de Aleppo. «Hasta el último momento nadie esperaba que se lograra. Es el primer ladrillo para construir la paz con el diálogo. Gracias a Dios y a los hombres de buena voluntad por este regalo. Un regalo para todos los niños que han dormido una noche tranquila entre los brazos de sus padres. Este fin de semana nos reuniremos en Aleppo, después de mucho tiempo en el que ha sido imposible hacerlo, para un congreso de profundización en la espiritualidad de la unidad de los Focolares, que nos ha mantenido vivos en estos largos años y que ilumina también nuestro compromiso social». El cese al fuego en Siria, el primero desde el inicio del conflicto en el 2011, negociado por Rusia y Estados Unidos, entró en vigor el 26 de febrero a medianoche. Las negociaciones de paz se podrían retomar el 7 de marzo, si la tregua se mantiene, como anunció el enviado especial de las Naciones Unidas Staffan De Mistura. Testimonio de la comunidad de los Focolares en Siria (mayo 2015). https://vimeo.com/127010123
Feb 26, 2016 | Focolare Worldwide
«Soy un funcionario público y vivo en Catanzaro. Participando en un encuentro de amigos que trabajan en el ámbito social, conocí algunos jóvenes extranjeros que viven en un centro de refugiados, que necesitaban bicicletas para ir al trabajo. Me acordé que en el garaje tengo dos bicicletas de montaña en buen estado, que yo aprecio mucho, pues me traen buenos recuerdos por las largas excursiones en la montaña que hice junto con mi hijo. Sin dudar levanté la mano para ofrecerlas. Era necesario, sin embargo, superar las dificultades para que llegaran a su destino. Poco tiempo después me enteré de que estos amigos organizaban, para fines de enero, un congreso de tres días en un pueblo turístico cercano de la vivienda de los refugiados. Me invitaron a participar en el congreso. No se pueden imaginar lo grande que fue mi alegría cuando recibí esta invitación. Yo mismo podía transportar las bicis – ahorraba tiempo y costo- y además podría entregarlas personalmente a los interesados teniendo así la oportunidad de conocerlos. Existía sin embargo otra dificultad: las bicis eran demasiado grandes y no lograba que entraran en el portaequipajes de mi auto. No sabiendo cómo resolver esto, le pedí ayuda a un vecino que es comerciante de objetos usados. Le pregunté si podía ayudarme a encontrar una solución. Cuando supo que quería dar las bicis a unos refugiados comenzó a decir que era mejor que se las diera a él, que de ese modo podría ganar algo y que no le parecía “que había que ayudar a estas personas desconocidas que llegan a nuestro país a sacarnos el poco trabajo que existe y que crean muchos problemas y tensiones sociales”. Dándose cuenta de que yo permanecía firme en mi decisión me dijo que un amigo nuestro tenía dos porta bicicletas que me iban a venir muy bien. Fui a ver a este amigo, que se mostró en cambio disponible enseguida, muy contento de prestar sus porta bicicletas. Todo estaba saliendo bien. El día establecido, 4 jóvenes refugiados llegaron al lugar donde se desarrollaba nuestro congreso a retirar las bicis. Apenas las vieron, todavía cargadas en el techo del auto me di cuenta que les brillaban los ojos. Tal vez pensaban que iban a encontrar viejas bicis herrumbradas, en cambio eran lindas, nuevas y marchaban bien. Me quedé muy contento de verdad y lleno de alegría; luego tímidamente y con gran dignidad agradecieron diciendo que ellos eran pobres y no tenían nada para darme, pero que esa misma noche iban a volver para cantarnos sus canciones al compás de los tambores, durante la celebración eucarística. Estoy convencido que la relación de amistad que nació, permanecerá…» (Domenico, Italia)
Feb 24, 2016 | Focolare Worldwide
Después de 5 años de guerra, el anuncio de un posible acuerdo de “cese al fuego” en Siria, no alimenta muchas esperanzas en la población que, día a día, sigue viendo cómo se precipita la situación. Los autobombas siguen sembrando muertes entre los civiles, los raid aéreos cada vez más a menudo ponen en la mira estructuras humanitarias; mientras que en los campos de batalla se sigue muriendo. Para no hablar de las pérdidas de trabajo, de la casa y de las continuas e insoportables interrupciones de electricidad y agua, mientras que la vida debe seguir adelante, a la fuerza. En una cultura donde la familia es el centro, es un motivo de sufrimiento ver partir a los propios parientes hacia destinos inciertos en el extranjero, sin esperanzas de que algún día puedan volverse a ver. Y para quien se queda, es angustiante el dilema si está haciendo bien quedándose en esta tierra en donde la vida corre peligro y no hay perspectivas de futuro. Sin embargo es precisamente allí a donde Maria Grazia Brusadelli, focolarina italiana, se prepara para ir. ¿Qué te empuja –preguntamos- a dejar una rivera segura en Italia e ir hacia tal lugar desconocido? «Es una urgencia que siento dentro desde hace meses, la advertí casi como un segundo llamado de Dios, a prodigarme por quien sufre, por quien está más en peligro. Y quiere ser mi respuesta personal al cuestionamiento que nos hicimos en el Movimiento de cómo responder al llamado del Papa Francisco de “salir” hacia la periferia del mundo. Entonces le dije a Jesús: “mándame a mí”. Me pareció que Él acogía mi disponibilidad. Lo hablamos entre nosotros y me propusieron ir a reforzar el Focolar de Damasco».
Una “periferia” más extrema por el momento no hay. Ahora María Grazia está preparando los documentos para dejar el país. Mientras tanto fue a comunicar su decisión a los parientes y está entregando el cargo a quien la sustituirá en su actual función. Todavía está a tiempo de cambiar de idea, dado el persistir de las hostilidades. Hace sólo algunos días dieron la noticia de una bomba que explotó en la estructura hospitalaria de Médicos Sin Fronteras de Marat al Numan, que dejó 8 víctimas, y una población de 40.000 personas sin servicios de salud en una zona en pleno conflicto. Y también la del asesinato, en Aleppo, de un joven voluntario de Cáritas. María Grazia, ¿qué efecto te provocan estas noticias? ¿Tienes alguna duda? «Absolutamente no. Es verdad que cada noticia trágica que llega es como un flechazo en el corazón. Pero no tengo miedo. Aunque estoy consciente de los riesgos, no me da miedo por mí. Pienso en cuantos están allí y quisiera estar ya con ellos para compartir estos sufrimientos y llevar, con mi presencia –porque lamentablemente no conozco el árabe- un poco de esperanza. Quisiera estar ya allí para hacer sentir la solidaridad y la cercanía de los miembros de los Focolares que, en todo el mundo, todos los días rezan para que la paz vuelva a Siria. Los sirios con los que estamos en contacto están muy agradecidos por esta comunión mundial y por todo lo que se hace en el lugar para aliviar sus necesidades. Quisiera estar ya allí también para llevar el afecto y la esperanza de la Iglesia. Antes de viajar tendré un encuentro con el Santo Padre, y llegando allí podré transmitir su mensaje. En Damasco me esperan tres focolarinas y en Alepo también los focolarinos. En ambas ciudades hay una estrecha comunión con las personas que han hecho propia la espiritualidad de la unidad en Siria, también hay un vivo diálogo ecuménico e interreligioso con la gente del lugar. Porque en todas partes del mundo el Focolar es espíritu de familia, entre nosotros y con todos».
Feb 16, 2016 | Focolare Worldwide
Miles de estudiantes universitarios han denunciado el imperante sistema de corrupción de la universidad estatal más grande del país, la Universidad Nacional de Asunción (UNA). Una larga primavera austral que se concluyó con la renuncia en cadena de las autoridades académicas y la negociación de la reforma del estatuto concebido en los tiempos de la dictadura. Los jóvenes universitarios sorprendieron a todos por su seriedad y organización. Durante más o menos un mes ocuparon el edificio de la Universidad y crearon un auténtico “Estado alternativo”. Turnos de guardia en las puertas, control de mochilas y maletines para que no introdujeran alcohol, eficientes equipos que se ocupaban de la alimentación y los servicios esenciales, la organización de un calendario de lecciones de reposición, con la ayuda de profesores y estudiantes de los últimos años; y ahora, con un calendario de exámenes para que nadie pierda el semestre. Además demostraron tener la inteligencia para no dejarse instrumentalizar por nadie. Muchos indicaron como figura inspiradora al Papa Francisco, quien se encontró con miles de jóvenes durante su visita al Paraguay. Su llamamiento a “hacer lío y después organizarlo”, fue acogido plenamente. Entre los animadores de la rebelión pacífica #UNAnotecalles, estaban los jóvenes de los Focolares. La palabra a Alejandra y Cecilia, estudiantes de Medicina e Ingeniería respectivamente: «Todo empezó con el sit-in delante del Rectorado, para demostrar nuestra indignación por las recientes denuncias de corrupción. Todos los días se hacía una manifestación pacífica con el micrófono abierto a los estudiantes, profesores y funcionarios. Después empezó una vigilia permanente alrededor del edificio, la huelga estudiantil y la petitoria de la renuncia del rector y sus colaboradores. El apoyo de la ciudadanía, que enviaba alimentos y otros insumos, nos dio la fuerza para no ceder en la lucha, haciéndonos entender que era una batalla de todos. Después de 40 días obtuvimos la renuncia del rector, de otros 5 funcionarios y la imputación de otros 38 y después, la renuncia de todos los decanos de las facultades. Para nosotros ha sido fundamental vivir esta etapa junto con los otros gen que estudian en la UNA, y también con otros, que nos hacían sentir su apoyo en distintas formas. Seguros de la promesa de Jesús que si nos unimos en Su nombre Él está con nosotros, tratamos de que fuera así. Él nos ha dado la luz para defender los valores evangélicos del amor, verdad y justicia y para superar los momentos difíciles que no han faltado. A veces no era fácil contener a la multitud que parecía dejarse llevar por las emociones. En esos momentos, cuando no era claro lo que era más justo hacer, tratábamos de entender juntos cómo comportarnos y qué moción promover.
Leticia, estudiante de Trabajo Social, cuenta: «Al principio me sentía un poco confundida. Personalmente nunca había vivido una experiencia así, con tantos jóvenes, gritando consignas, reclamando derechos y ocupando la Universidad. Me preguntaba el porqué de estas injusticias, y qué podía hacer yo como cristiana. Entendí que tenía que estar con los estudiantes, al servicio, tratando de comprender las motivaciones de todos, también de los jóvenes llenos de resentimiento; y trabajar con todos y dar ánimo en los momentos de desaliento». Una intervención suya en la que invitaba a los estudiantes a “no tener miedo” de eventuales represiones, o de perder el año “porque aquí nos jugamos el todo por el todo”, fue difundida en las redes sociales. Para José, estudiante de Física, «ir contra la corriente era una cosa de todos los días. Pero se sentía un gran amor concreto entre todos los jóvenes presentes en la Universidad. Creo que la rebelión que se vivía y se vive es sinónimo de juventud, y, para un cristiano, significa imitar a uno de los “rebeldes” más grandes de la Historia: Jesús de Nazaret. Era y es el momento de imitarlo, no sólo en la Universidad, sino también en otros ámbitos de la vida, para ser una generación fiel a Sus ideales». https://www.youtube.com/watch?v=gBju-wqGOnU&feature=youtu.be
Feb 15, 2016 | Focolare Worldwide
12 de febrero de 2016. El aeropuerto de la Habana (Cuba) es el lugar que hospeda el primer encuentro en la historia entre el Obispo de Roma y el Patriarca de Moscú. Un encuentro fraterno, “entre obispos”, que ha permitido tener «la posibilidad de escuchar y entender las posiciones el uno del otro», como dijo el patriarca Kirill al final del encuentro. Entre las preocupaciones comunes se encuentran el anhelo de paz y la defensa de los cristianos perseguidos en el mundo. «He sentido el consuelo del Espíritu Santo en este diálogo», afirmó el papa Francisco, por la perspectiva de «una serie de iniciativas» para realizar juntos. «No somos competencia, sino hermanos, y este concepto es el que debe guiar nuestras acciones recíprocas hacia el mundo externo», se lee en el corazón de la Declaración conjunta firmada por el Papa y el Patriarca. En ella se invoca la necesidad de un trabajo común entre católicos y ortodoxos, y se auspicia la superación de las divergencias históricas heredadas, respondiendo juntos a los desafíos del mundo contemporáneo. Se trata de los cristianos víctimas de la persecución, de la violencia en Siria, en Irak y otros países de Medio Oriente, de la lucha contra el terrorismo, del diálogo interreligioso, del proceso de integración europea en el respeto de las identidades religiosas. Pero también se tocaron temas sociales y éticos, con preocupación “pastoral”, como subrayó el Papa Francisco a los periodistas en el vuelo entre Cuba y México: pobreza, crisis de la familia, derecho a la vida (aborto, eutanasia y procreación asistida), los jóvenes, la paz en Ucrania. «De nuestra capacidad de dar juntos un testimonio del Espíritu de la verdad en estos tiempos difíciles –se lee en la Declaración- depende en gran parte el futuro de la humanidad».
«También aquí en Moscú se siente que ha sido un encuentro histórico –escribe Anna Gloria, focolarina italiana actualmente radicada en Moscú-. Los medios de comunicación han hablado mucho. La noche anterior al encuentro, en la Catedral católica de la Inmaculada Concepción el obispo Paolo Pezzi nos invitó a todos a rezar por la unidad. Fue muy bello. Éramos católicos y ortodoxos de varios Movimientos y comunidades. Se advierte que se ha dado un paso importante en la unidad». La Iglesia ortodoxo rusa –a pesar de la reciente tensión entre Moscú y Roma- tiene una larga historia de búsqueda de la reconciliación entre las iglesias cristianas divididas. Lo dijo, en una entrevista para Radio Vaticana el padre Hyacinthe Destivelle – encargado de las relaciones con las Iglesias ortodoxas eslavas ante el Consejo Pontificio para la Unidad de los Cristianos-, quien estaba presente en Cuba para el encuentro. En la entrevista el Padre Destivelle explicó además que «la Iglesia ortodoxa rusa es la quinta en orden tradicional de autoridad entre las 14 Iglesias ortodoxas autocéfalas. En primer lugar, con un primado de honor, está el Patriarcado Ecuménico de Constantinopla, que tiene una relación especial con la Santa Sede». «El significado del encuentro entre el Papa Francisco y el Patriarca Kirill puede ser visto a la luz de la historia de las relaciones con la Iglesia ortodoxa rusa», donde ella «puede ser un puente entre el Este y el Oeste». El Padre Destivelle además citó otros ejemplos de cómo la Iglesia ortodoxa rusa ha sido activamente pionera en las relaciones ecuménicas, por ejemplo, fue la primera Iglesia que envió observadores durante el Concilio Vaticano II. Entre los temas tratados en forma privada en las dos horas de coloquio entre Francisco y Kirill estuvo también el Sínodo Panortodoxo, previsto para junio del 2016 (por primera vez después del realizado en el 787), en Creta. Reunirá a todas las iglesias ortodoxas. «Para la Ortodoxia el Sínodo –había explicado recientemente el Prof. Dimitrios Keramidas en el contexto de una escuela ecuménica de los Focolares– no es un evento que se inserta desde afuera en la vida eclesial, sino más bien la manifestación oficial del ser comunión de la Iglesia, del continuo e ininterrumpido camino del pueblo de Dios». Un camino hacia la unidad.
Feb 15, 2016 | Focolare Worldwide
«Hace 21 años, el 3 de mayo, al salir de casa para llegar al banco donde trabajaba, no pensaba que a la noche no habría vuelto. Un fuerte dolor de cabeza obligó a mis colegas a llevarme a urgencias de un hospital. Tenía 49 años, una vida profesional bien encaminada, un ascenso inminente, una hermosa familia con tres hijas, desde los 18 a los 14 años. Imprevistamente me encontré en una silla de ruedas que ni siquiera lograba manejar, porque había perdido el uso de la pierna y también el del brazo. Me había convertido en una nada: me tenían que ayudar a comer, a lavarme, a vestirme… dependía de los demás en todo. Sentía dentro desesperación y angustia, sentimientos que trataba de apartar porque sabía que no eran la solución. Desde que había abrazado la espiritualidad de los Focolares, había aprendido a aceptar la voluntad de Dios, y aunque no entendía el porqué de esta ruina, con mi esposa Pina, queríamos creer que también esto era amor de Dios para mí, para nosotros. También nuestras hijas se involucraron en esta elección y desde los primeros días me encontré con una fuerza y una paciencia que nunca habría imaginado tener. En pocos meses recuperé el uso de la pierna y con gran esfuerzo y con el apoyo de un colega que me acompañaba, logré volver al trabajo por otros 7 años. Después no pude más.
Mi discapacidad no me permitía caminar más que por breves tramos. No podía manejar el auto, bañarme solo, abrocharme la ropa, cortar la comida en el plato, preparar una cafetera, abrazar a mi esposa y a mis hijas. En síntesis, no podía hacer todos aquellos gestos en los que se precisa el uso de las dos manos. A veces, el miedo me resultaba aún más amargo que todo. Miedo a no poder ir adelante como pareja, miedo a la soledad, a mi fragilidad frente a las distintas situaciones, dudaba si sabía desarrollar el rol de padre y otras cosas. Después comenzaron otras etapas en mi salud: internamientos en el hospital, un tumor que fue frenado a tiempo, caídas con fracturas de huesos, etc. Hoy con tenacidad, sigo haciendo la fisioterapia, aunque sé que no existen perspectivas de curación. Pero por lo menos ayudan a enlentecer el proceso de invalidez. Más fuerte que todo sin embargo, es la gracia de la ceranía de Dios en cada momento que advierto dentro de mí. En estos 21 años la refinada fidelidad de Dios me ha acompañado siempre, con la delicadeza y la ternura que sólo Él sabe dar. Con Pina aprendimos a dejarnos llevar por El y a dejarnos sorprender por su amor. Y cuando todo parecía derrumbarse, o se volvía precario o confuso, en el fondo del corazón percibíamos que este modo de participar –en alguna medida- en el misterio de Jesús en la cruz, era para nosotros un privilegio. Como Él también yo, también nosotros tratábamos de superar el dolor amando a todos los que estaban a nuestro alrededor, experimentando, eso que podríamos llamar ‘alquimia divina’, es decir, que el dolor es un talento que se puede convertir en amor.
Dios me/nos tomó de la mano y fue revelando poco a poco su proyecto sobre nosotros, nos hizo el don de entrar en profunda intimidad con Él y entre nosotros, haciéndonos comprender – en la luz- también el misterioso significado del dolor. Y aquello que podía parecer un límite se transformó en riqueza, aquello que podía frenarnos se transformó en una carrera, gracias a la fuerte experiencia compartida con muchos otros. Dios nos ha hecho más sensibles y misericordiosos hacia todos aquellos que con tanta fantasía nos pone al lado. Nos hace experimentar que ni siquiera una enfermedad invalidante puede quitar la posibilidad de ser instrumentos en las manos de Dios para el prójimo» Giulio Ciarrocchi