«Auméntanos la fe» (Lc 17, 5).

«Cualquiera de ustedes que no renuncia a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo» (Lc 14, 33).

«Traten de entrar por la puerta estrecha, porque les aseguro que muchos querrán entrar y no lo conseguirán» (Lc13, 24).

«Señor, enséñanos a orar» (Lc 11, 1).

«El que ha puesto la mano en el arado y mira hacia atrás, no sirve para el Reino de Dios» (Lc 9, 62).

«Si ustedes me aman, cumplirán mis mandamientos» (Jn 14, 15).

«El que es más grande, que se comporte como el menor, y el que gobierna, como un servidor» (Lc 22, 26).

«No se acuerden de las cosas pasadas, no piensen en las cosas antiguas: yo estoy por hacer algo nuevo» (Is 43, 28-18).

«¡Aquí estoy: envíame!» (Is 6,8).

«Les doy mi paz» (Jn 14, 27).

«El que tenga dos túnicas, dé una al que no tiene; y el que tenga qué comer, haga otro tanto» (Lc 3,11).

«Y ahora, Israel, escucha los preceptos y las leyes que yo les enseño para que las pongan en práctica» (Deut 4,1)