Para Chiara Lubich (1920-2008) la actualidad es el camino por excelencia para leer los “signos de los tiempos”, desde la apertura a la eternidad y la atención a cada individuo, pequeño o grande protagonista de la Historia.
Son un testimonio también las numerosas entrevistas y artículos escritos en la Revista «Città Nuova» desde 1956, año de su fundación y de sus primeros artículos, hasta el 2005, fecha de su último aporte. Entre éstos se eligieron unos treinta, a partir de los cuales emerge claramente la intuición inicial que nunca abandonó a Chiara: seguir la actualidad quiere decir descubrir en la Historia la mano de Dios.
Un texto que nos ofrece un método de interpretación de los hechos y de las noticias para dar, como ella, el propio aporte a la sociedad.
Leemos en el prefacio firmado por el curador, Michele Zanzucchi, director de Cittá Nuova:
«Chiara Lubich nutría tal atención y respeto por la verdad que no toleraba nada que la ofuscara o tergiversara la realidad. De este modo leía “los signos de los tiempos” –una expresión muy amada por ella-, dando espacio a su espíritu profético, para encontrar enseñanzas en el presente. No por casualidad en sus textos usaba a menudo palabras como ‘hoy’, ‘presente’, ‘actualidad’, (…) lugar por excelencia de la manifestación de Dios en la Historia. Al leer, por ejemplo, los artículos escritos después del ataque a las Torres Gemelas se entiende cuán profética y contracorriente es su punto de vista.
Pero no dejaba de lado el pasado, las enseñanzas de la historia. Cuando hablaba de actualidad se percibía en ella la profundidad de todo el acontecimiento humano: el patrimonio histórico del pensamiento y de los acontecimientos alegres o trágicos de la humanidad era esencial para ella para entender bien la novedad que se manifestaba, y como consecuencia también la novedad que llevaba el carisma que a ella le había confiado el Espíritu. Su visión, además, nunca olvidaba el amor por la persona […] No escribía para comentar la actualidad, sino para construir la convivencia social. Para edificar, como ella decía, “un mundo más unido”».
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