En esta Navidad, Señor, te encomendamos a los “lejanos”: a muchos que estaban “cerca” y ahora no están más porque están mal, los numerosos males del mundo los alejaron de Ti; aquéllos que no te conocen, pero que te buscan con corazón puro y sincero, y que no saben todavía que un día, un dulcísimo día, Tú te apareciste niño en la Tierra. En esta Navidad, Señor, te encomendamos sobre todo a aquéllos que no tienen fe. Te los encomendamos para que, por la buena voluntad que muchos tienen se abra camino un rayo de tu luz y brille por un momento la estrella que guía hacia Ti, y puedan experimentar, al menos por algún momento, la plenitud y la alegría de quien te reconoce y te ama. Te encomendamos a los “que están lejos”, Señor, porque sabemos que es sobre todo por ellos que un día te hiciste niño. Chiara Lubich, E torna Natale…, Ed. Città Nuova, Roma 2007, XI edición, pág. 59-60.
Ser “prójimos”
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