Ya pasaron tres años desde aquel 25 de septiembre de 2010 en el que Chiara Luce Badano fue proclamada beata en el Santuario del Divino Amor de Roma. Parece que fue ayer. Están tan vivos los recuerdos de aquel extraordinario evento que parecía la realización de la carta escrita por Chiara Luce a sus amigos: «Me alejé de la vida de ustedes en un instante. Oh, ¡cómo hubiera querido frenar ese tren que corría disparado, que me alejaba cada vez más! (…) Pero ahora me siento envuelta en un espléndido designio que poco a poco se me va revelando»
Quisiéramos recordar la realización del “espléndido designio” que Chiara Luce ha realizado en su vida, con algunas palabras de sus padres, María Teresa y Ruggero, tomadas del libro“In viaggio con i Badano”, de Franz Coriasco.
«¿Ustedes habían pensado, en sus últimos meses, que estaban tratando con una santa? »
María Teresa: «No, no lo pensamos nunca, ni siquiera lejanamente. Se vivía en una constante “extraordinaria normalidad”, aunque ya Chiara había perdido el uso de las piernas y estaba obligada a estar en la cama. Existía una gracia, evidentemente, que tal vez en ese momento no teníamos el tiempo de darnos cuenta plenamente, pero que la vivíamos cada día. Una gracia que continuó también después, y que continúa aún ahora. Era, si se puede decir así, la “especialidad” de Chiara : no haberse hecho santa entre atroces sufrimientos (que también los hubo), sino haberse hecho santa en la alegría de amar a Dios».
Ruggero: «Resumiendo, volviendo a pensar en el período de la enfermedad de Chiara, debemos repetir que de verdad fueron los dos años de nuestra vida más bendecidos por Dios».
(Extraído de F. Coriasco, In viaggio con i Badano. Chiara Luce y su familia: los secretos de un secreto, Città Nuova, Roma, 2011).
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